Las naderías de un creador clave de la danza independiente
En la conferencia performática “Pablo Rotemberg: lecture on nothing”, el bailarín y coreógrafo presenta un potente trabajo pensado para el streaming que está disponible hasta fin de año
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El bailarín, músico y coreógrafo Pablo Rotemberg es uno de los creadores más destacados de la danza alternativa porteña. Algunas de sus obras han logrado permanecer varias temporadas en cartel, toda una rareza en términos de audiencias; o han logrado el merecido lujo de formar parte de festivales internacionales. Su producción está íntimamente ligada a un tipo de coreografías en las que los cuerpos de sus intérpretes juegan todo el tiempo con el límite en climas de fuerte potencia visual, un erotismo siempre presente, el gesto irónico y un diseño sonoro en el que conviven elementos del pop, la música clásica o el cancionero latinoamericano (Luis Miguel, Raffaella Carrá o Wagner). Claro que, desde marzo del año pasado, su producción se detuvo producto de la pandemia. Pero aún encerrado en su casa, él no se detuvo.
Pablo Rotemberg: Conferencia de la nada, un trabajo pensando para el streaming disponible gratuitamente hasta fin de año, da cuenta de sus desplazamiento creativos en estos tiempos tan particulares. Como sostiene el mismo creador en los minutos iniciales de esta propuesta, se arriesga a plantear “una hipótesis sobre qué puede pasar después del monólogo del aislamiento, de la partitura del temor y de la coreografía del temblor entre las hojas”.
“Estoy aquí y no hay nada que decir”, comienza la conferencia performática de John Cage que planteaba un continuo de reflexiones y relatos sobre arte, música, sonido y silencio. Aquella experiencia escénica estrenada en 1950 y que ha tenido diversas versiones, en 2012 se presentó en Buenos Aires la que montó e interpretó Bob Wilson, oficia de cita obligada de esta propuesta en la que Rotemberg también expone situaciones de su propia historia reciente. Una de ellas refiere a un accidente doméstico ocurrido el 24 de diciembre horas antes de la cena de Navidad. Aquella tarde, terminó en un hospital con un importante tajo en el glúteo derecho a causa de un corte con el filo de la mampostería de un lavabo roto. “La destrucción total de un cuerpo está presente en todas mis obras”, asegura el creador en cuya producción los cuerpos de los bailarines están expuestos al mismo límite del dolor. Durante la conferencia performática, el artista comparte fotos de su propio glúteo tajeado recreando su tormento.
En la deriva de esta inquietante propuesta audiovisual se proyectan imágenes de tres obras suyas: La Wagner, Todos o Ninguno y La oscuridad cubrió la tierra. Las tres dan cuenta de algunas de sus obsesiones como creador. “Es momento de que te tomes un tiempo, que mires para atrás y reflexiones sobre lo que vas a hacer”, le increpan Ayelen Clavin, Carla Di Grazia; dos de esas bailarinas han trabajando en sus obras y, en esa escena, lo obligan pensarse, a reflexionarse, a cuestionarse. Durante los meses de asilamiento, su angustia fue desplegando las formas en su departamento de un piso 13, en el barrio de Palermo. A los 54 años, la cantante Dalida fue encontrada muerta en su domicilio de la calle D’Orchampt, de París. “La vida me es insoportable”, escribió ella una nota antes de suicidarse. En la performance, Pablo Rotemberg, luego de citar a la artista europea, toma el micrófono y canta “Morir cantando”, el tema en el que Dalida confiesa su deseo de su últimos minutos sean arriba de un escenario.
Antes del minuto 40, Pablo Rotemberg: Performance on nothing llega a su fin. En su tránsito, recorre sus propias ideas fijas en un marco matizado por elementos biodramáticos, la música electrónica y la clásica, las referencias a sus marcas coreográficas, lo testimonial, John Cage, las proyecciones de obras suyas, la canción de Dalida, le veta pop, la parodia, la construcción romántica de lo trágico, la precarización laboral, la muerte y su representación. En las primeras escenas, Rotemberg toca el piano. Es en la siguiente cuando aparece la historia del glúteo tajeado. En 2005. el creador montó y dirigió El lobo. En esa obra, había dos elementos constitutivos: un piano y un baño. En 2021, todo parece reprocesado en esta pieza audiovisual que tiene algo también de registro de una función en vivo, que nunca existió, filmada en el Teatro York, de Vicente López.
Los aliados de sus “naderías” son Ayelén Clavin y Carla Di Grazia (dos bailarinas de la factoría Rotemberg que fueron las que idearon esta experiencia que dirige Rotembeg), el perfomer Lucio Bazzalo (quien también se hace cargo de las visuales y de la iluminación) y el make up de Kalo. Para los que conocen a la producción de este creador, la conferencia performática oficia de una inquietante reflexión sobre sus propias búsquedas. Para los que no lo conocen, Performance on nothing es, en sí misma, una pieza visual sumamente cuidada, expansiva, desconcertante y paródica de entidad propia. Para acceder a ella la cosa es muy fácil: se entrar a la pagina de Luminton y se abre el telón virtual. La entrada es libre, gratuita y no hace falta tapabocas para mirarla desde casa. Estará disponible hasta fin de año. Advertencia; el próximo 24 de diciembre tenga cuidado con el filo del lavabo.
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