Las cosas que le pasan a un grupo de "perfobailadores"
El talentoso coreógrafo (¿y "bailactor"?) Luis Biasotto estrena esta noche en el Cultural San Martín Cosas que pasan
Escribe Luis Biasotto sobre Cosas que pasan, su nueva "cosa" que pasa en el Cultural San Martín: "Es una pieza dislocada, maleducada, criminal, rota, iconográfica, artesanal, implosiva, resentida, equívoca... Este experimento parte de lo más profundo de la sesera. Habla con un lenguaje tan irracional que se entiende. Hay una idea de nube tóxica en escena, donde los personajes, en vez de morirse envenenados, se transforman bajo los efectos de la máquina escénica".
Ahora, ante la nacion y en medio de un ensayo de esta obra "maleducada", le toca responder.
-A esta altura de las cosas, ¿te sentís más bailarín que actor y más coreógrafo que puestista? ¿O todas esas preguntas referidas a categoría sentís que realmente caducaron, que vencen como vencen los yogures?
-La pregunta es buena y, en verdad, no tengo la más puta idea de qué me siento. No me gusta que me digan bailarín, tampoco actor, porque no me siento actor, no lo soy. Acá, todos asumimos roles, somos nosotros mismos en escena y somos los utileros. Yo, en verdad, me siento más en el campo de la dirección, pero no sé... ¿Un "bailactor"?
-Que este espectáculo sea Krapp, grupo del cual sos uno de los fundadores, y no Krapp, porque no lo firman como tal, ¿forma parte de tu mismo recorrido?
-En muchas formas, sí. En este montaje estoy con Luciana Acuña, otra marca Krapp, pero sin el resto del equipo. Es como lo del nombre, como esa reflexión de qué te considerás hoy en día. ¿Un "perforbailador"? Es el mismo punto. Krapp es un lugar de pertenencia que tuvimos y tenemos, pero cuando estamos todos, no sólo cuando estamos algunos de nosotros.
En este "nosotros" de Cosas que pasan en escena están ellos dos, Biasoto y Acuña, junto al compositor Gabriel Chowjnik y a los "bailactores"Gabriela Gobbi, Agustina Sario y Matthieu Perpoint. Todos ellos ahora están ensayando en la Sala B del Cultural San Martín, tan sucia ella y atravesada por cierto aire de abandono que son esas cosas que no deberían pasar.
Pero cuando todo este andamiaje tomaba cuerpo solamente en la cabeza de Biasotto, talentoso creador de tantos otros espectáculos, él sentía que había una demanda excesiva de conceptualismo, que ese formato ya lo había transitado y que debía pasar a otra instancia. "El arte tiene algo que está bueno y es su misterio, yo tengo la sensación de que algo de eso se perdió. Esta obra es como recuperar algo del camino transitado sin volver atrás", apunta quien, junto a Krapp, realizó hace unos años una "retrocedida" de ese colectivo en plan de revisionismo histórico anclado en el hoy.
En estado de work in progress, Cosas que pasan ya se tuteó con la mirada del otro. En noviembre del año pasado realizó unas funciones en el Théâtre La Villete, de París. "Ahí me vinieron los comentarios típicos de curadores que imaginan el rumbo que tomará el trabajo. Escuché más propuestas que lecturas sobre la intencionalidad del trabajo", apunta.
-¿Salió fácil el título?
-No. Estuvo más relacionado con la vida que con la obra, aunque terminó hablando de la obra. Recuerdo que yo me peleaba con alguien y mi vieja siempre me decía: "Bueno, Luisito..., son cosas que pasan". Y me pasaron un montón de cosas, me pasan un montón de cosas y pasan en la obra.
La expresión tiene un efecto tranquilizador, de intentar justificar algo que no tiene explicación.
-Tranquiliza, cierto. Vas a un velatorio y tirás algo de ese tipo porque no hay mucho para decir...
Desde esta noche, entra en su juego el entramado de cuerpos, objetos y palabras que no se explican del todo.
Cosas que pasan
De Luis Biasotto
Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Viernes y sábados, a las 22.
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