Isabella Boylston: "Paloma fue una razón por la quise unirme al American Ballet Theater"
Quién es la joven bailarina estadounidense que, como invitada, se pondrá esta noche el traje de Sylvia para debutar en el Teatro Colón
El visitante que golpea la puerta del camarín del Colón en busca de la bailarina invitada se lleva una sorpresa. Abre es una teenager en short y zapatillas de lona, con una sonrisa y mirada chispeante, que iluminan un rostro escandinavo fresco, casi infantil. Pero es solamente la apariencia: quien recibe es, en realidad, una muchacha de 30 años, de prestigio internacional, que viene a sumarse a las huestes del Ballet del Colón en la función de Sylvia que se verificará esta noche. Se llama Isabella Boylston, vive en Nueva York (aunque nació en Sun Valley, Idaho, Estados Unidos) y baila habitualmente con el American Ballet Theater. El apellido de su madre sueca, Hildur (que ella usa en su dirección de correo electrónico), explica el marcado matiz nórdico de sus rasgos.
La primera vez que ganó un premio fue con la variación de La Bella durmiente, a una edad casi coincidente con la de la princesa Aurora: "Tenía apenas 14 años -recuerda- y fue un llamado de atención para mis padres y para mi pueblo de Idaho. Ese triunfo dio lugar a que me mandaran al instituto en el que yo quería estudiar."
-Te incorporaste al cuerpo de baile del ABT en 2007, en 2011 fuiste promovida a solista y en 2014, a principal. ¿Integrás regularmente la compañía?
No siempre, pero soy muy afortunada en bailar un repertorio versátil en el ABT. Hice Tema y variaciones de Balanchine cuando todavía estaba en el Studio Company [hoy, ABT II], y tal vez todavía no tenía la técnica para hacerlo, pero al bailar eso y, después, El lago de los cisnes, me di cuenta de que no tenía elección, así que incorporé la técnica mientras bailaba.
-En 2010 fuiste finalista (o "nominada") en el premio Benois de la Danse, en Moscú. ¿Te dio prestigio en el ámbito de la danza neoyorquina?
-Fue un shock. Era muy joven, 21 años. Las bailarinas saben que tienen que trabajar siempre, y esa nominación me afirmó en el punto de la carrera en el que estaba.
-Hiciste un vestuario para 3 Movements, una pieza de Benjamin Millepied con música de Steve Reich. ¿Es que, más allá de tu oficio de bailarina, te atraen otros aspectos de la producción?
-Sí, aunque el margen es estrecho; el ballet exige mucha energía, pero si queda algún resquicio me gusta probar en otras áreas, otros rubros. A principios de este año hice un film con Jennifer Lawrence, y no cuento más porque la película aun no se estrenó, pero se titula Red Sparrow.
Antes de asistir a su debut de esta noche en el Colón, el balletómano curioso tal vez ya conocía a Isabella por haberla visto en una performance de riesgo de la que quedó un registro: su composición del rol de Gamzatti en La Bayadera. Lo cual, para una bailarina de sus quilates no tendría nada de riesgoso, si no fuera porque el escenario fue el del Teatro Mariinsky, cuna del más refinado ballet ruso. Y, sorprendente también, es ver allí a la pequeña Boylston ovacionada por el exigente público de San Petersburgo. "Oh, sí, estaba aterrada -reconoce-. Creo que nunca estuve tan nerviosa porque fue un gran reto en mi carrera. Y también experimenté el honor de comprobar que a ese público le gustaba mi desempeño."
-¿Estás cómoda alternando el repertorio clásico con el neoclásico y el contemporáneo?
En el ABT se ensayan siete u ocho ballets al mismo tiempo y es difícil para tu cuerpo pasar de la técnica clásica a las exigencias de lo actual, pero al mismo tiempo no me sentiría "completa" si no bailara alternativamente las dos cosas.
-¿La viste a Paloma en el rol de Sylvia cuando lo hizo, con mucho éxito, en Nueva York?
Sí, Paloma fue una de las razones por las que me quería unir al ABT: tenía un video de ella haciendo Don Quijote y la admiraba.
-¿Bailaste con ella en alguna producción?
¡Durante casi toda mi carrera! Cuando ingresé al American Ballet Paloma hacía roles principales y yo estaba en el cuerpo de baile. Ahora es increíble estar aquí y bailar con la compañía que ella dirige.
Reprogramación
Suspendida la función de anoche por el paro general, el público con localidades para esa función podrá optar entre la devolución del dinero de los tickets o el acceso a nuevas entradas para la próxima función de Sylvia con capacidad y ubicación disponible.
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