El mundo sigue quedando a la vuelta de la esquina
Propuestas en danza para asomarnos hoy a los escenarios del mundo mientras los nuestros están cerrados; producciones a lo grande y más austeras, bailarines consagrados y coreógrafos emergentes, todo para ver
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Después de algunos saludables coqueteos con la presencialidad en la temporada primavera-verano, el otoño de la pandemia, parte 2, volvió a imponernos una prudente dieta de cuidados y restricciones que dejaron otra vez a los espectadores fuera de las salas. “Es temporario”, esperan todos, y con esa confianza es que la cartelera no volvió a volcarse al streaming en su fase salvavidas. Sin embargo, estos días pueden ser una buena oportunidad para hacer memoria y recordar que -sin reemplazar, por supuesto, los atributos justamente insustituibles de una función en la sala de teatro- si algo nos dio la experiencia de 2020 como público fue la innegable posibilidad de acceder a producciones que, de otro modo, no sólo son geográficamente lejanas sino prácticamente imposibles. En particular hablando de la danza -que en su universalidad aventaja al teatro, por ejemplo, en que no debe sortear la cuestión idiomática-, el mundo sigue vertiendo en las redes una buena cantidad de material de calidad, realizado por las principales compañías de ballet de los cinco continentes.
A este “vaso medio lleno” nos referíamos cuando a fin de año decíamos que “el mundo nos queda a la vuelta de la esquina” y que la tendencia “llegó para quedarse”. Ahora, con las herramientas más naturalizadas y el ejercicio de estos nuevos hábitos aceitado tenemos a diario la oportunidad de acceder a obras grabadas especialmente para las pantallas, backstages, conversaciones imperdibles, documentales reveladores. A esta altura, claro, ya no todo es gratis ni para siempre, pero por fuera de quien no quiera o pueda pagar una abono a un servicio premium para balletómanos como el de Marquee.tv (9 dólares por mes y una semana de prueba gratis), un ticket virtual del Royal Ballet de Londres para ver, por ejemplo, Symphonic Variations del repertorio Ashton cuesta tres libras (4,10 dólares). Para seguir en el Reino Unido, el menú a la carta del English National Ballet ofrece en “alquiler virtual” títulos entre alrededor de tres y ocho libras (de 5 a 11 dólares), que incluyen desde una novedad creada en cuarentena, como Senseless Kindness (de Yuri Yuri Possokhov con Isaac Hernández) hasta la versión de Derek Deane del clásico Lago de los cisnes grabada en el Liverpool Empire en 2018.
Las propuestas de contenidos digitales se van renovando en los sitos de las mismas compañías y también a través de los husos horarios. Hay para todos los gustos, estilos y registros. Suscribirse a los canales, cuentas y redes sociales de los elencos favoritos es la mejor vía para no perderse oportunidades únicas. En este sentido, es casi imprescindible estar suscripto a las alertas del Baryshnikov Arts Center (BAC) de Nueva York, donde la semana pasada compartieron una belleza, Verklärte Nacht (Noche transfigurada), de Anne Teresa De Keersmaeker. Ahora mismo, por ejemplo, el Staatsballett Berlin avisa en su cuenta de Instagram que este viernes (desde las 13 en Buenos Aires) pondrá en línea por 24 horas, sin cargo, Distant Matter, una obra de Anouk van Dijk realizada en 2019 para el team cosmopolita donde se enrolan la ucraniana Iana Salenko, el ruso ex ABT Daniil Simkin, la mexicana Elisa Carrillo Cabrera y el argentino Lucio Vidal, por nombrar algunos de los bailarines más conocidos en nuestro país.
Con variedad y sentido de la oportunidad -en algunos casos cabe llamarlo urgencia-, a continuación van cinco propuestas disponibles de forma gratuita para acercarnos a los escenarios del mundo mientras los nuestros están cerrados. El ejercicio de esta práctica (salir a ver, nutrirse del arte de la danza), como cualquier gimnasia, seguramente nos hará sentir más reconfortados, vivos y saludables.
1. No es Carmen, es The Car Man
Hoy es el último día para ver el espectáculo de New Adventures, la reconocida compañía de Matthew Bourne que en 2000 estrenó esta trama que a cada minuto suma fuerza, ritmo, sensualidad, violencia y suspenso. En un taller mecánico del oeste de los Estados Unidos, además de camisetas sudadas, peleas y exceso de testosterona hay un jefe que acabará bailando un tango como zombie en el momento menos pensado, un grupo de mujeres lindas que amasan sus conquistas en el bar de al lado y un hombre extraño que llega al lugar y cambia todas las fichas de lugar. Inspirada en Carmen, la partitura de la ópera de Bizet se remixa desde la Habanera y el preludio hasta sus arias más famosas para formar el score que es motor de un ballet narrativamente perfecto. El combustible es, sin dudas, la gama de personajes prototípicos que encarna este elenco de bailarines con carácter, dirigidos en un registro actoral que está a la vera del teatro musical. Grabado en el escenario de Sadler’s Wells entre autos y neumáticos, las funciones de este año de The Car Man se reprogramaron por el rebrote de coronavirus y finalmente se realizarán en junio para el 150 aniversario del Royal Albert Hall en Londres. Calor y deseo, codicia y lujuria, traición y venganza, confluyen en la producción de Bourne, a quien el gran público seguirá reconociendo aún a esta altura por aquel Lago de los cisnes completamente masculino que creó en los 90 y saltó al cine en la escena final de Billy Elliot, aunque su frondosa carrera se haya dedicado a reinterpretar más clásicos. Las publicidades del canal de YouTube The Shows Must go on que interrumpen al final de cada acto se pueden cancelar en cinco segundos y no empañan la inusual experiencia de tener un show así en la pantalla de la tele de casa.
2. A simple piece, de Demis Volpi
Obra de ballet para dieciséis bailarines y una cámara, A simple piece es la última creación del argentino radicado en Alemania Demis Volpi (ex coreógrafo residente en Stuttgart) y la primera que hace para la compañía que lo tiene como nuevo director esta temporada, el Ballet de Rhein, en Dusseldorf. La lente, que circula entre estas criaturas en movimiento -vestidos con sus anchos pantalones cargos, sueltan a cada paso un reguero en la escena-, es la verdadera protagonista, la que decide qué mostrar y qué no, la que multiplica solos para rápidamente convertirlos en grupos que luego recorta y divide y vuelve a unir. Es, la cámara, los ojos de un espectador que no está allí sentado en la sala como antes -no ahora, no todavía-, pero que está en todas partes, y construye ese contrapunto de ilusión y realidad. La música, Partita for 8 voices, corresponde a la compositora ganadora del premio Pulitzer Caroline Shaw. Filmada por el cineasta Ralph Goertz en una sola toma, en enero pasado, la pieza puede verse hasta el 5 de junio en cualquier momento en la web de la compañía.
3. Escenario privado: egos, miedos, recuerdos
Marcia Haydée y Luis Ortigoza se encuentran por última vez en el escenario del Teatro Municipal de Santiago para tener una charla. La célebre estrella internacional de la danza está dejando la compañía oficial chilena, después de 17 años en su dirección, en manos del bailarín argentino, que además de su fiel colaborador y heredero artístico es como su hijo. Así lo dice ella en un pasaje de esta encantadora conversación que grabaron en enero de este año. En la sala vacía, los egos, los miedos y recuerdos de ambos meten la cola y sirven para retratar un mundo (el del ballet) y también para que uno se mire en el espejo del otro. La distancia, los dos metros que impone la pandemia, a esta altura ya se transformó en los miles de kilómetros que separan la cordillera de los Andes y Alemania, adonde volvió a radicarse la legendaria bailarina brasileña, musa de John Cranko. No obstante, a las tres de la mañana, Marcia puede levantar el teléfono y en el silencio de la madrugada continuar con total naturalidad la conversación con su “alma gemela”. El registro, disponible en el canal de YouTube del Municipal de Santiago, dura poco más de media hora, pero ese tiempo sobrevuela vida, obra y emociones de una personalidad irrepetible, “la Callas de la danza”, que merece un extenso capítulo de la historia.
4. A propósito de Stuttgart: Noverre, jóvenes coreógrafos
También hoy es el último día para dejarse seducir por el trabajo de una nueva camada de creadores seleccionados para el programa Noverre: Young choreographers de este año. La iniciativa, que asocia a la Noverre Society con el Ballet de Stuttgart que dirige Tamas Detrich, continúa con una tradición o historial de trabajo que a través de las décadas y desde Cranko a esta parte caracterizó al elenco germánico: detectar y dar oportunidades a los nuevos talentos para la composición coreográfica, y abrirles camino poniendo todos los recursos profesionales con lo que cuenta una gran compañía al alcance de la mano. Tras una descripción de esta idea que sostiene al proyecto, el video on demand, que se extiende unas dos horas, expone el resultado de los trabajos realizados por siete jóvenes bailarines que debutan como coreógrafos: Jessica Fyfe, Aurora De Mori, Vittoria Girelli, Timoor Afshar, Shaked Heller, David Moore y Adrian Oldenburger. Los teatros en Alemania seguirán cerrados hasta el 31 de mayo por pandemia. Además de en el sitio web, estas piezas pueden verse de a una en la cuenta de Instagram de Stuttgart Ballet.
5. La “incubadora” de talentos del ABT
También desde el 29 de marzo el American Ballet Theatre presenta las obras resultantes de la incubadora ABT 2021, con estrenos semanales de nuevas coreografías creadas durante el año pasado por artistas de ABT. Ellos son Zhong-Jing Fang, Joseph Markey, Sung Woo Han, Luigi Crispino, Sung Woo Han, Melvin Lawovi y Luciana Paris. La bailarina argentina, solista del ABT, hace su aporte a la cantera coreográfica con un dúo titulado Nunanu, que bailan Isadora Loyola y Michael de la Nuez, se desarrolla sobre las guitarras de raíces folklóricas del músico y compositor argentino Rodrigo Aranjuelo y apoya su idea romántica sobre un soneto enamorado de Pablo Neruda (ese que dice ”Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde). Los trabajos se pueden ver en el canal de YouTube del American Ballet, a través de su web.
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