El español Igor Yebra toma la posta de Julio Bocca en el Sodre
A fin de enero, el famoso bailarín de Bilbao asumirá en Uruguay
Pasada la sorpresa (a medias) de hace un par de meses, cuando saturado de los intrincados engranajes de la función pública Julio Bocca renunció a la dirección del Ballet Nacional del Sodre (BNS) en Uruguay, el nombre de un sucesor extranjero hizo todo el recorrido burocrático hasta llegar a la firma del contrato, esta semana. Ahora sí entonces, formalmente, se puede decir que el español Ygor Yebra (Bilbao, 1974) es el nuevo responsable artístico de la compañía de danza oficial, imponiéndose a dos damas locales que competían por el cargo en la terna que resolvió el ministerio de Cultura: la actual codirectora del elenco, Sofía Sajac, y la figura María Noel Riccetto.
Bocca había anticipado ya a LA NACION el nombre de su candidato, con quien trabajará de cerca, ya que mantendrá responsabilidades como maestro del BNS. Y más: el argentino le deja a Yebra una temporada y media ya programada (2018 y parte de 2019), suerte de garantía para mantener al ballet uruguayo en la senda del éxito que logró durante su gestión en los últimos ocho años. Popularidad y calidad, partes iguales de una misma fórmula, han hecho del Ballet del Sodre, que agota todas sus funciones y baila en el mundo, una marca país. A tal punto que hoy en redes sociales los uruguayos celebran que Riccetto, su bailarina estrella, sea la madrina de la selección charrúa en el mundial de fútbol de Rusia.
A pocos días de presentarse con la obra insignia de su carrera, Zorba, el griego, Yebra manifiesta el entusiasmo con el que asumirá este desafío a partir de enero, cuando fin de mes se instale en el Río de la Plata. En un alto de sus ensayos de Esto no es la Casa de Bernarda Alba en los Teatros del Canal de Madrid, comparte la "ilusión" y el "enorme sentido de la responsabilidad", que significa esta designación, y agradece asimismo al gobierno de Uruguay y a Bocca por sostener firme su candidatura.
La relación del vasco con este rincón del mundo se remonta a la primera década del nuevo siglo y sus colaboraciones con el Ballet Argentino de Julio Bocca; hizo Felicitas: amor, crimen y misterio, por ejemplo, el mismo año que Susana Giménez preguntaba sin disimulo por el visitante buenmozo, ex de una celebrity de la TVE. Con el Sodre tiene su primer antecente en 2012, cuando fue convocado para protagonizar La viuda alegre, título que tendrá en 2018 gran repercusión en la región por la coproducción que prepara Uruguay con el Teatro Colón y el Teatro Municipal de Río de Janeiro.
Desde 1996, Yebra desarrolló una carrera independiente que lo mantuvo de aquí para allá como primer bailarín invitado (con el Australian Ballet, el Ballet de la Ópera de Burdeos o el de la Ópera de Roma). La experiencia lo puso en la piel de los principales personajes del repertorio clásico, toda una novedad para un joven formado en la compañía madrileña de Víctor Ullate, en la que coincidió con otras figuras de su país como Tamara Rojo y Angel Corella. Con una escuela privada en Bilbao, ahora se lanza a la dirección de una compañía grande. Todo un reto.
–¿Por qué tomaste la decisión de venirte al sur del mundo para tomar entre manos una compañía grande y exitosa, pero también con los problemas derivados de la gestión pública?
–Es una gran oportunidad, un honor y un placer. Quizá para las personas que no me conocen sea difícil de entender, pero yo no vivo la danza como una profesión, sino como una vocación, y me apasiona que sea así. Por eso hice una carrera íntegramente como freelance, para estar siempre aprendiendo, creándome nuevos retos. El ser humano tiene que estar evolucionando.
–Tenés conocimiento directo del Sodre por tu experiencia hace unos años con La viuda Alegre.
–Me gustó mucho el ambiente que viví en 2012. Me parecía increíble lo que Julio estaba haciendo. “No puedes dejarlo”, le dije cuando me comentó hace un tiempo que podría irse; y lo mismo le dije esta vez. Pero insistió, lo pensé, recapacité y la verdad es que me parece un reto muy bonito. Artísticamente la compañía está muy bien, la gente y los bailarines trabajan a full. Y sabiendo que es una responsabilidad impresionante, y que es más fácil hacerlo mal que bien, he decidido igual que el trabajo que Julio hizo no se puede dejar ahí: voy a pelear por la herencia que nos deja.
–¿Te vas a radicar en Uruguay? ¿Cómo vas a manejar tu escuela en Bilbao a la distancia y tus compromisos artísticos?
–En principio iré a fines de enero y me quedaré allí, porque la idea es establecerme en Uruguay, con cierta libertad para moverme, principalmente por mi escuela. De mi agenda para el año próximo hubo cosas que pude mover y otras que me fueron imposible y tendré que mantenerlas.
–Bocca se va, pero se queda como maestro. ¿Es una garantía?
–Julio es un símbolo y los símbolos hay que mantenerlos. Lo que tenemos que intentar entre todos los que hacemos el Sodre es que todos los organismos crezcan de la misma manera. Julio tuvo que hacer un trabajo de reconstrucción de una compañía y eso solamente se podía lograr con un esfuerzo muy grande. Ahora nos toca hacerla crecer… Y limar asperezas con todos los problemas que ha habido con la orquesta, por ejemplo, porque es importante que lleguemos juntos a buen puerto. Respecto de su futuro, lo arreglará con el Sodre, pero ha dicho anteayer en conferencia que no se quedará como maestro residente, más bien para proyectos específicos.
–Es particular tu caso de flamante director: por un lado, todavía no te retiraste como bailarín y, por otro, no tenés experiencia previa al frente de una compañía grande. ¿Vas a bailar en el Sodre?
–(Se ríe). He tenido muy claro siempre que un director tiene que ser un director; ya es muy duro como para estar al mismo tiempo mezclándose con otras cosas. Luego, yo ya no hago roles clásicos, sino papeles muy puntuales, como Zorba, el Griego. Por eso también ahora me metí en el mundo del teatro y la interpretación. Respecto de la experiencia, es cierto que no es lo mismo, pero la dirección de una escuela que lleva 11 años me enseñó gestión, a otra escala.
–¿Compartís los criterios artísticos con los que Bocca confeccionó las próximas temporadas que tendrás a tu cargo?
–Julio y yo tenemos el mismo pensamiento y un mismo objetivo: ésta debe ser una compañía grande, de nivel internacional, con un repertorio total, pero con el ballet clásico como base de ese repertorio.
–¿Cómo es tu relación con los argentinos que serán tus vecinos: Paloma Herrera en el Colón, Luis Ortigoza en el Ballet de Santiago?
–Los conozco por situaciones profesionales, pero nada más. Hay que buscar relacionarse con todos los teatros cercanos, seguro, y propiciar así colaboraciones para que económicamente los proyectos sean viables. En todo momento voy a tender puentes, siempre que la calidad sea equitativa por ambas partes.
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