De poner el cuerpo a poner la voz: una transformación en medio del tsunami de la cuarentena
Por necesidades y urgencias, desde el inicio de la cuarentena los artistas escénicos trasladaron su campo de acción a Internet. En medio de este panorama algunos creadores de la danza contemporánea independiente fueron un paso más allá de la pulsión de subir obras disponibles en streaming: apostaron a crear contenidos propios apelando a la voz, al sonido como herramienta fundante de la acción. Es el caso de los bailarines y coreógrafos Josefina Gorostiza y Juan Onofri Barbato. Ella, junto con el actor Eddy García, hacen un programa de radio. Él, con la actriz Elisa Carricajo, crearon un ciclo de audioguías.
Josefina Gorostiza y Eddy Garcia: "Encerradas, sí; quietas, ni lo sueñes"
Josefina Gorostiza es una de las bailarinas y coreógrafas más destacadas de su generación. Está acostumbrada a poner a su cuerpo al límite, ya sea en trabajos que llevan la firma de Pablo Rotemberg como en obras de su propia autoría. Pero en estos tiempos de pandemia dio un giro radical. Junto a Eddy García, otro fantástico performer, hacen Pandemonium para la cultura, ciclo radial que se puede escuchar en la plataforma de La Vaca. Decidir hacer este programa no se dio de un día para el otro.
"Yo voy pasando por muchas etapas... Al principio de todo esto fue una sensación y después vinieron otras y otras, y todas, reconozco, son complejas de procesar. Las primeras semanas hubo una explosión de ponernos a laburar dando clases on line o subir obras a la Red. En ese momento inicial de la cuarentena sentí que era momento de esperar, que era momento de hacer la plancha mientras pensaba, y pienso, cómo vivir, cómo ganar un dinero. Hacer el programa fue como una especie de salvataje y una forma de entrar en conexión con el otro. Respondió a la necesidad y ganas de hacer algo y se está dando de manera de hermosa con charlas en las que pimponeamos entre los real y lo fantástico", apunta, lógicamente, desde su casa.
Antes de hacer la plancha obligada ella venía como subida a un moto. Tenia tres montajes en cartel: Coreomanía, no puedo parar, en el Metropolitan Sura; Precarizada, en El Extranjero; y Fervor. Hacer de la danza un acto de ardor, trabajo para el Ballet Contemporáneo del San Martín que se presentaba en el Hall del Teatro. Pero, claro, vino el 20 de marzo y tuvo que parar. "Precarizada ponía en jaque mi hiperproductividad. También era una reflexión sobre el tiempo, sobre el hacer. Y en medio de todo eso, de golpe, frenar", apunta. Había cobrado su sueldo por el trabajo para el Complejo Teatral, pero nada alcanza (se sabe). Para el Carlow Arts Festival, en Irlanda, revisitó junto a Nicolas Goldschmidt un escena de Precarizada. "Estoy bailando sin parar hace casi 70 días, desde que en mi país se estableció la cuarentena obligatoria y me quedé sin ningún tipo de ingresos, pero estoy subiendo a Instagram un video por día", decía.
Ella no es de compartir un video por día a las redes, aunque no critica esa práctica. "Cada uno tuvo que salir a hacer lo que necesitó y está todo bien. El coronavirus evidencia todo, es un buen momento para que aparezca lo que no veíamos. Por ejemplo, la situación de los bailarines y coreógrafos independientes. Nosotros, en comparación con la gente del teatro, somos como las heroínas de la resolución. En un punto, eso es hermoso; pero es una mochila pesada. Es un buen momento para plantarnos, para ver de qué manera trabajamos, de reivindicar lo hacemos y reflexionar sobre nuestras prácticas".
En el programa esa reflexión se da naturalmente. En la apertura, se presentan así: "No somos ETER ni Radio Nacional. Somos voces no dotadas, angeladas. Somos brotes del cultivo de la tecnociencia. Somos una copia más. Encerradas, sí; quietas, ni lo sueñes". Cada semana tienen un invitado distinto, debaten sobre la situación cultural, con columnas de opinión, recomendaciones de libros y música electrónica para mover el esqueleto confinado. Ya pasaron la actriz y directora Maruja Bustamente, el coreógrafo Pablo Rotemberg, la cantante Paula Maffia y la actriz Pilar Gamboa quien confesaba: "A mí esto de la cuarentena me pega mal, pero estoy en una situación particular porque fui madre. O sea que tengo un bebé de dos meses que es más joven que la pandemia". El jueves pasado, el invitado fue Pablo Messiez, director argentino radicado en España.
Josefina Gorostiza también vive la situación con rareza. Cuando lee sobre los protocolos para las artes escénicas, sus preguntas no se detienen. "Es muy complicado todo eso del distanciamiento para las artes del movimiento. Los fluidos, la transpiración, la carne puesta en el asador pasaron a ser la escena de lo prohibido", apunta sin encontrar vueltas algunas a la situación. En este nuevo orden de las cosas, Pandemonium para la cultura es parte de su momento actual. ¿Cuál sería su tránsito escénico luego de la pandemia? "Me da terror que seamos literales con todo lo que estamos viviendo, eso seguro que no –apunta rápido marcando su propio terreno–. Yo había pensado que el ciclo de Coreomanía se había cerrado, pero me parece que seria hermoso tomar la calle. Y Precarizada creo que cada vez tiene más sentido. Es todo muy minuto a minuto. Sí reconozco que en medio del paréntesis sentí las ganas de trabajar con lo sonoro, algo así como pensar una herramienta de otro orden. Así nació Pandemonium de la cultura y, en tren de casi ciencia ficción, quizás aparezca algo de eso en mi próximo trabajo en vivo".
Elisa Carricajo y Juan Onofri Barbato: "¡Salud audionautas!"
En el marco de esta situación la actriz y directora Elisa Carricajo(como Pilar Gamboa, también integrante del grupo Piel de Lava) y el bailarín y coreógrafo Juan Onofri Barbato, gestores de la sala Planta, dieron un vuelco a sus prácticas creativas habituales diseñando una serie de prácticas guiadas por voces de artistas e investigadores ligados a la sala que tienen en Parque Patricios con la idea de seguir construyendo comunidad aún en un contexto de aislamiento. Lo llamaron Viajes de escucha. "Dentro de la gran ola virtual que nos arrastra como principal medio para comunicarnos y ante la saturación de información visual que proponen estos tiempos, nos preguntamos cómo concebir acciones que promuevan una interioridad a través del sentido de la escucha", presentan al proyecto.
"Con Elisa estábamos muy atentos a ver lo que sucedía con el aislamiento, cómo respondía la comunidad artística, qué proponía. En ese acto de observar, inevitablemente pensamos qué nos pasaba a nosotros y a las personas que habitan Planta. Desde que abrimos la sala nos planteamos el tema de la salud porque nuestras prácticas responden a una reflexión sobre el cuerpo, sobre la salud en sí misma desde la práctica escénica. Esa reflexión, analizada en el contexto actual, tiene algo de un gesto anticipatorio. Como respuesta a eso nacieron las audioguías como una forma de concebir acciones que promuevan una interioridad a través del sentido de la escucha", apunta el creador de obras como Los posibles , Tualet, Duramadre.
La acción en sí misma es, también, un modo de dar un paso al costado del tsunami de streaming o "turismo virtual", como lo llama, con la infinidad de obras que están disponibles en Internet. Así fue como diseñaron una serie de prácticas guiadas únicamente por las voces de artistas e investigadores que forman el equipo de Planta, que busca activar estados de imaginación y "propiocepción" (como se llama al sentido que permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las partes del cuerpo) a través de sesiones que se transmiten desde de una audiollamada. Dos jueves atrás quien guió la práctica fue el mismo Onofri Barbato, cuya película Los posibles, que dirigió junto con Santiago Mitre , está disponible en la Red. Su tránsito comenzaba en la casa de cada participante con indicaciones muy precisas hasta que se salía a la calle para continuar secuencias de movimiento en el espacio urbano. "A partir de ahora entramos en un territorio un tanto extraño. Yo no sé si están en los países en donde dicen estar y ustedes tampoco saben si realmente estoy en Planta, en donde digo estar; y hasta probablemente esto que están escuchando esté grabado. Nunca vamos a saberlo exáctamente", se presentaba el coreógafo remarcando la delicada y mágica línea entre ficción y realidad que propone cada tránsito. La duración de Viajes de escucha no supera los 60 minutos. Del otro lado del teléfono ha habido hasta 270 participante de distintas regiones del país y del mundo que están en diversas etapas de confinamiento. Durante mayo y junio pasaron la kinesióloga y entrenadora de prácticas escénicas físicas Andrea Manso, los directores e investigadores Silvio Lang y María Landeta, los coreógrafos y bailarines Onofri Barbato y Melina Seledes; y la nutricionista y bailarina Gisela Baiardo.
"Lo fundamental es buscar la simultaneidad, buscar el hecho en común y percibir cómo empieza a enrarecerse el cuerpo en una caminata que va de lo individual a lo social probando situaciones internas. En verdad nos quedamos muy entusiasmados por esto tenemos la idea de volver a hacerlo", apunta el creador. El entusiasmo es al que Viajes de escucha tendrá una nueva versión a partir del lunes próximo. La inscripción ya se puede realizar por la página Alternativa Teatral Las audio guías son gratuitas y dejan un opción de contribución voluntaria. En Instagram y en FB el equipo de la sala Planta actualizan las novedades.
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