De márgenes en diagonales
Dirigidos por Juan Onofri Barbato, cinco pibes de González Catán copan la escena
El coreógrafo Juan Onofri Barbato es neuquino. De chico vivió en barrios bravos de su ciudad natal. Al tiempo, se vino a Buenos Aires, donde cursó el taller de Danza del Teatro San Martín, viajó y siguió estudiando. Cuando en 2008 montó Taulet se terminó de posicionar como uno de los creadores más interesantes de la danza contemporánea local. Pero algo de la ruta establecida no le cerró del todo. Entonces, se fue al kilómetro 29 de la ruta, corazón de González Catán, partido de La Matanza, a dar un taller de movimiento para adolescentes cuyas vidas circulan por los límites de la marginalidad.
Así es que llegó a Casa Joven, en donde conoció a Alejandro Alvarenga, Daniel Leguizamón, Jonathan Carrasco, Jonathan Da Rosa y Lucas Araujo. El quinteto que -sumado a los bailarines profesionales Alfonso Barón y Pablo "Kun" Castro- estrenarán mañana, en el Tacec de La Plata, Los posibles , trabajo del grupo Km 29.
¿Qué pasa con esos cuerpos sin educación formal alguna? Contesta Juan: "En esa cuestión virginal aparece una inteligencia superior. Los cinco pibes están en potencia, son diamantes en bruto. Por otra parte, por cuestiones de clase, tienen muy poco acceso al consumo. Salvo por el celular, la gorra y las zapatillas no están pendientes de varias boludeces que definen a los pibes. Seguramente por ese motivo, tienen con sus cuerpos una relación más directa; y, por la forma que han tenido que pararse frente al mundo, los movimientos son más salvajes, más directos".
La carga masculina de esos cuerpos es otra de las cosas que a Juan lo subyugó. "El cuerpo del hombre en la danza es algo muy seductor para investigar, para probar. En la danza, hay mucha represión; por eso se apela a un lugar muy femenino con elementos muy estilizados como si fuera la única manera de relacionarse con el movimiento. La danza contemporánea ha desandado mucho ese camino aunque, de todos modos, esa forma de abordaje está presente".
Parado en ese aspecto, a lo largo de los ensayos encontró que tanto lo deportivo como la corta edad de los cinco pibes (no superan los 20 años), le aportaba un material muy rico a investigar. "Los ponés a improvisar y sale algo en una dirección más salvaje que trabajando con bailarines formados", apunta.
- Sin embargo, en un ensayo que presencié hace más de un mes prevalecía algo ligado a una fuerte densidad contenida.
-Tenés razón. La obra se nos fue yendo hacia un lugar muy dark, hacia algo más espeso con tiempos lentos y algo del orden de lo ritual. Pero es cierto lo que decís, a lo largo de todo este tiempo mis planes se fueron a la mierda.
Bajo esta realidad, el título del montaje, Los posibles , no parece ser más que una forma de legalizar un recorrido cargado de dificultades. "A lo largo de este tiempo el trabajo constantemente se nos fue yendo de las manos. Los conceptos de cómo crear una coreografía o cómo se la ordena en un espacio nunca pudimos ponerlos en práctica. Todo desbarrancó, todos nos desestabilizó. Los chicos toman decisiones en el escenario que no las tomaría nadie y que van en contra de cualquier planificación. Por lo cual, tuvimos que estar permeables a trabajar con un tipo de inteligencia emocional y física distinta. Ahí está el néctar de este laburo: estar abierto a lo que decide un adolescente. Eso nos hizo llegar a movimientos muy luminosos y, otros, muy oscuros", sostiene.
Puesto a explicar de qué se trata Los posibles , Juan se queda en silencio, toma aire, ordena lo que no puede y dice: "Ante el temor que tenemos de acercarnos a la pobreza, lo único que encontré fueron posibilidades, opciones. Yo te diría que el trabajo habla de eso".
- ¿Cuándo sentiste que los pibes se sintieron bailarines?
-La función que hicimos el año pasado en el Festival de Danza, en donde presentamos la obra como trabajo en proceso, fue definitoria, reveladora. Pensá que era la primera vez que ellos se subían a un escenario.
Desde mañana, tendrán su tiempo de revancha. Serán siete nuevas posibilidades para que los siete bailarines -junto al músico Ramiro Cairo y al escenógrafo e iluminador Matías Sendón- copen el maravilloso sótano del Teatro Argentino para desplegar una ruta llena de posibilidades.
PARA AGENDAR
Los posibles : por el grupo Km 29 Teatro: Tacec, de La Plata. Funciones: de mañana al domingo, y del martes al viernes de la semana próxima, a las 21. Entradas: 10 pesos.
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