Coronavirus: también el ballet vuelve a la escena de Uruguay bajo la mirada de toda la región
No solo por la proximidad y complicidad del Río de la Plata desde esta orilla se mira con atención y entusiasmo la recuperación de la vida artística en Uruguay. También los países vecinos están viendo cómo el teatro (desde la Comedia Nacional en el Solís hasta la escena independiente en El Galpón), los conciertos (la Filarmónica y la Sinfónica, otras orquestas y el coro) y la danza en Montevideovuelven a abrir el telón. Así, esta noche, el Ballet Nacional del Sodre (BNS) se convierte en la primera compañía oficial en la región en recuperar funciones con público. El coronavirus hizo larga y difícil la espera y aún se seguirá buscando abrir paso hacia esa "nueva normalidad" con protocolos sanitarios estrictos.
La noticia del regreso a escena del BNS, hasta el domingo y con entradas agotadas, en el auditorio Nelly Goitiño (que tiene habilitadas 103 de sus 503 butacas) es para celebrar y acompañar. Apenas habían hecho una función de Un tranvía llamado deseo, de Mauricio Wainrot, cuando la cuarentena levantó en marzo la temporada 2020, que se retoma ahora con un programa a la medida del distanciamiento social.
Lo primero que se ve en el espectáculo Volvemos con vos después de comprobar que las nuevas formas alcanzaron, más allá del barbijo, hasta el programa de mano (que ahora es digital y para leer en móviles), es la suite de La Bella Durmiente, con vestuario de Ágatha Ruiz de la Prada y coreografía de otro argentino, Mario Galizzi. En este contexto, las burbujas coloridas de los trajes parecieran querer venir a exorcizar estos meses transcurridos en escala de grises. Pero únicamente las hadas y algún que otro personaje, con variaciones a reglamentarios dos metros entre bailarines, salen en puntas de pie a la "gala del reencuentro". Luego, entre tangos y Zitarrosa, es el turno de Raíces, de Marina Sánchez.
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Y, finalmente, una serie de obras breves –mayormente solos– creadas por los propios bailarines en el período "en casa", que son el saldo de una de las iniciativas que tomó el director Igor Yebra para mantener a su ballet motivado y en movimiento. Hoy, esas piezas inicialmente compartidas en redes sociales cobran sustancia para saltar al escenario: va por el aire Ciro Tamayo con la danza rusa Gopak, a la medida de su virtuosismo; Díptico, de Ignacio Lombardo, con música de Schubert, pone en relación el montaje en vivo con uno de los más bellos e interesantes videos producidos durante este tiempo; Trilúdico encuentra al público local con Nadia Mara, uruguaya que regresa tras hacer carrera en Atlanta, Estados Unidos, como primera bailarina del ballet nacional; y otras valiosas apuestas.
Yebra no disimula el orgullo que siente por este espectáculo que cosecha los frutos de un trabajo sostenido realizado durante la cuarentena, pero fiel a su temperamento tampoco se detiene aquí. Espera volver pronto con la obra de Wainrot a la sala mayor y, a fines de noviembre, podría estrenar el trabajo de largo aliento que vienen preparando por el centenario de Mario Benedetti con un equipo de talentos locales: coreografía de Sánchez, escenografía y vestuario de Hugo Millán, música de Luciano Supervielle y adaptación de Gabriel Calderón, con el apoyo de José Miguel Onaindia, primero desde el INAE, y ahora en la propia casa, en calidad de director artístico de los Auditorios del Sodre. Es Onaindia quien, como una primicia, confirmaba esta tarde a LA NACION: "Acaba de aprobarse el protocolo que permite la cercanía en el trabajo artístico, por lo cual se podrá reestrenar en septiembre Un tranvía llamado deseo, que ya tiene 8 mil entradas vendidas, y luego, si no hay modificaciones sanitarias, La tregua". Un título que, ojalá, pueda otorgar también ese sentido de "interrupción de una lucha" a este año que sacudió el mundo con una pandemia.
Recuperar la vida artística
Con su mirada entrenada y amplio conocimiento de la escena, Onaindia aporta un panorama completo sobre cómo ha sido la vuelta de los espectáculos en Uruguay, desde que el 28 de julio se aprobó el protocolo para la habilitación de salas. "El 6 de agosto hicimos el primer concierto en vivo de la región en la sala Eduardo Fabini del Auditorio con una función del Coro Nacional; solo 20 coreutas de los 60 que tiene el elenco, acompañados por piano. En la sala están habilitadas 411 localidades de las 1800 que tiene el aforo completo", detalla el gestor cultural argentino.
Luego de esa fecha, vinieron los conciertos del Conjunto de Música de Cámara en la sala Hugo Balzo, con 55 localidades; de las orquestas Sinfónica y otro de la Juvenil con músicos de folklore del interior. Pero esta semana se producen dos hechos especiales: vuelven las artes escénicas –miércoles y jueves estuvo Marx in Soho, monólogo de Howard Zinn interpretado por el actor César Troncoso– y el ballet, quedando abiertos así al público los dos auditorios que integran el Sodre.
Además, con 14 funciones agotadas se estrenará Ana contra la muerte, del dramaturgo y director Gabriel Calderón, cuya "inspiradora lucidez" señalaba hace unos días el músico Jorge Drexler desde su cuenta de Twitter.
"Tanto el BNS como el estreno de Calderón serán hechos únicos en la región, porque es la primer compañía de ballet que vuelve a escena y el primer autor latinoamericano contemporáneo que estrena un espectáculo presencial", enfatiza Onaindia, quien agrega además que la cinemateca tiene habilitadas sus funciones.
También en el plano oficial, el jueves 13 había reabierto el emblemático Teatro Solís con una ópera uruguaya, San Francisco de Asís. Los músicos de la Sinfónica de Montevideo se instalaron en los palcos, el público se ubicó en la platea y el coro, en la galería alta, mientras que los solistas y el director lo hicieron en el proscenio. A esa función le siguieron un concierto de la Orquesta Filarmónica y el debut de la Comedia Nacional.
Y ya desde el primer fin de semana del mes está abierto el Teatro El Galpón, donde se hizo la primera función de teatro independiente de la pandemia, con un aforo de 212 localidades sobre un total de 920. El Galpón y El Teatro Circular continúan con funciones con capacidad limitada.
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