Constanza Macras: “El espacio privado fue muy invadido; no hubo silencio”
La coreógrafa argentina, figura internacional, pasó unos días por Buenos Aires
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Una breve visita a Buenos Aires marcó el regreso de la gran Constanza Macras, bailarina, coreógrafa y directora argentina, residente en Berlín, donde creó la prestigiosa compañía Doroky Park. Sus puestas en escena se pasean por el mundo, estrena en los escenarios más importantes, obtuvo los mejores premios y hoy es una gran figura de la cultura en Europa. Hacía cuatro años que no visitaba el país. En verdad, llegó al continente en estos tiempos pandémicos para participar en el festival internacional de teatro chileno Santiago a mil. Allí presentó un trabajo denominado Álbum/The Pose. Ambas creaciones fueron estrenadas con anterioridad en Alemania pero ahora las recuperó trabajando con bailarines formados en Chile.
La experiencia que ella denomina “épica” no resultó tan sencilla de concretar como esperaba. Fue invitada para realizar un montaje de teatro presencial. Algo que no resultaba sencillo en Santiago porque la ciudad está en Fase 2 y el gobierno no permite habilitar las salas teatrales. Macras no quería que su obra se mostrara por streaming.
“En Europa todos los estrenos se hacen por streaming –aclara–. Yo estoy completamente en contra de eso. Una obra vieja la muestro de esa forma. Pero una nueva, no. Tengo como una especie de activismo de salvar el teatro presencial porque es una disciplina milenaria que sobrevivió a pandemias y guerras. Por qué vamos a cambiar ese formato. Tal vez sería bueno que se junten grupos pequeños y concreten un acto ritual”.
Constanza Macras pudo ingresar a Chile con una carta de excepción otorgada por el gobierno. Antes de salir de Alemania se había hecho una PCR que había dado negativa. Al llegar a Santiago debió repetir la prueba. Comenzó a trabajar con diez bailarines que hacía un año que no trabajaban, cosa que la entusiasmó. A los pocos días le avisaron que una persona que viajaba en su avión había dado positivo con lo cual debió cumplir la obligada cuarentena.
“Yo había cruzado el mundo para dirigir una obra –manifiesta la creadora– y me tuve que meter de nuevo en la casa, dirigiendo por Zoom. Suspendieron el estreno. Hasta que finalmente logramos hacer el montaje y todo funcionó muy bien. Se programó en un espacio abierto y para una veintena de personas en cada función”.
Álbum/The Pose es una versión de The Past que en Buenos Aires se conoció en 2015 en el marco del FIBA. Trabaja sobre un tema recurrente en su creación: la memoria, pero además juega con la fotografía, el texto, la iluminación y la música. La intención: rescatar la idea de cómo uno captura una foto y lo que ella va a provocar en nuestra memoria pasado un tiempo. Qué es lo que vemos en esa fotografía en la que nos reflejamos como una construcción. Durante el espectáculo utiliza textos de Susan Sontag y Siegfried Krakauer.
“La primera parte de la obra muestra a gente explicando sus selfies –dice Macras–. Eso lo desarrollé por Zoom con los actores durante tres semanas. Con gente que no había visto nunca en mi vida, que se desnudó delante de mí. Uno cree que una selfie es algo superficial pero cuando empezás a profundizar en esa superficie comienzan a aparecer capas y capas y el proceso se torna muy hondo. Hay mucho de la autorepresentación en este proceso y aparecen cosas culturales, biográficas”.
En una segunda parte la coreógrafa y directora remontó de su obra original, una sección de movimiento más abstracta en la cual los intérpretes recrean fotos del americano Gregory Crewdson. Algo que genera una tensión particular respecto de algo que pasó o va a pasar.
Macras trabaja con un compositor alemán “magnífico”, aclara ella, Robert Lippok, muy conocido dentro de la escena electrónica alemana, muy vanguardista. En el espectáculo su trabajo ayuda a crear “una densidad sonora que fue increíble, se produjeron escenas muy hipnóticas”, cuenta.
Finalmente, en la tercera parte, todo se transforma en imágenes al estilo GIF. Y aquí los bailarines se exponen mostrando cuestiones que tienen que ver con lo que aprendieron al comienzo de sus carreras.
“Sucedió algo muy interesante con este proyecto en estos tiempos de cuarentena –explica Constanza Macras–. La obra adquirió una vigencia notable. Porque en el último año la gente miró mucho sus fotos antiguas. En las redes sociales hubo mucho movimiento al respecto. A través de Facebook e Instagram se divulgaron fotografías que no hacían más que demostrar como los usuarios había recuperado sus memorias haciendo introspección”.
Aunque 2020 fue para Macras un año complejo a nivel laboral ya que debió suspender muchos proyectos y giras que tenía programados, logró concretar un estreno en Berlín y otro en Düsseldorf. En ambos casos fueron pocas funciones porque la situación sanitaria provocó que los teatros volvieran a cerrar sus puertas. En lo económico su compañía Dorky Park tampoco sufrió la pausa laboral. Subvencionada por el estado logró que sus bailarines siguieran cobrando sus sueldos aunque la inactividad hizo que los ingresos por funciones no existieran.
“En Alemania hubo muchos subsidios destinados a los creadores y mucha gente tuvo más dinero que el que posee en tiempos normales”, comenta la coreógrafa.
Respecto de sus nuevas obras, El palacio y El oeste en ellas desarrolla temas opuestos aunque con algunos signos comunes. En el primero compartió la labor con un fotógrafo alemán que trabaja recreando pinturas clásicas y las reconstruye completándolas con fotografías. Esencialmente busca movilizar la memoria colectiva de la gente. En el espectáculo muestra ciertos cambios que se están dando en Berlín. “El fotógrafo –dice– creó fotos con mis bailarines en lugares que están cambiando radicalmente. Los edificios estilo monoblock se están volviendo super fashion. Están sacando a la gente que vivía en ellos y convirtiéndolos en lugares carísimos. Espacios en los que vivían kurdos y turcos, por ejemplo, están disponibles para otro tipo de habitantes. Están cambiando el funcionamiento social de un barrio. La ciudad está siendo comprada por grupos de inversores que no viven en ella. En esta obra trabajo sobre la memoria de ese barrio y la de una ciudad que ya no existe. El proceso de trabajo fue divertido porque se fueron colando cosas de mi pasado y de mi trabajo.”
El oeste, en cambio, juega con referencias más personales, como la dolarización en la Argentina desde tiempos de Martínez de Hoz. Los intérpretes cantan temas del rock nacional. “La gente en Alemania no tiene idea de estas cosas – cuenta la artista- pero logré una obra muy dinámica que tiene mucho humor y a la vez es muy fuerte:”
En estos pocos días en Buenos Aires Constanza Macras grabó una conferencia que será divulgada en marzo dentro del ciclo Hop! Arte, cultura y entretenimiento que desarrollan de manera conjunta la Untref, el Institut Français y la Embajada de Canadá y que está destinado a artistas, agentes culturas y colectivos relacionados con las artes del circo.
En dicha conferencia Macras dio cuenta de una experiencia que realizó en 2015, en China, con acróbatas locales denominada Los fantasmas. Allí los artistas trabajaban sobre tela y elásticos. Recurrió a la memoria de los integrantes del equipo para dar forma a una dramaturgia particular que conmovió notablemente al público. Su punto de partida fueron las numerosas narraciones sobre fantasmas que existen en la cultura china, aunque las realidades personales de cada acróbata hicieron que se detuviera en ellas y descubriera que debía mostrar otro tipo de fantasmas.
“Son tiempos en los que estoy navegando –cuenta Macras–. Aún la situación que se iba dando en Alemania estuve activa. Me hubiera gustado relajarme pero no lo logré. He intentado leer pero no ha sido imposible. No me puedo concentrar. Algo similar le pasó a mucha gente. La incertidumbre y el miedo no permitían concentrarse. También tiene que ver con la digitalización. La computadora, el teléfono, fueron bombardeados al mismo tiempo con múltiples mensajes. El espacio privado fue muy invadido. No hubo silencio. Como si un montón de gente ingresara a tu cuarto. Cuando empecé a trabajar para Chile todo se modificó.”
Estos pocos días en Buenos Aires le permitieron a Constanza Macras descubrir que tiene cierta necesidad de volver pronto y presentar algunas de sus obras en nuestros escenarios. Su trabajo siempre es esperado entre sus seguidores por lo que si se aventura a regresar encontrará un buen campo de experimentación.
Subsidios
Los artistas alemanes durante 2020 recibieron de parte del estado muchos beneficios económicos, lo que les permitió sobrellevar la pandemia de manera más tranquila. “La gente no sufre –cuenta Constanza Macras–. Se otorgaron muchos subsidios y hubo gente que terminó teniendo más dinero que el que tiene normalmente.”
Según relata, cuando comenzó la cuarentena el gobierno le dio 5000 euros a cada artista y a lo largo del año otorgaron otros estipendios. “Hubo un montón de programas a los que se podía aplicar. Nunca vi tanta plata volando como el año pasado”, afirma la coreógrafa. “Nuestra compañía recibe un subsidio cada cuatro años y tenemos cuatro bailarines contratados. Hay un sistema que se denomina horas cortas y si ellos trabajan menos tiempo del habitual por la situación sanitaria el fondo de desempleo ayuda a completar sus sueldos”.
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