Del ámbito oficial al independiente y de lo más clásico a lo contemporáneo y experimental, en el último semestre se recuperó el movimiento; en el balance del año, la revancha de la pandemia sigue quedando para 2022
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Exhaustos, pero en movimiento. Así llegan a diciembre artistas y público tras una temporada que volvió a estar marcada en gran parte por la pandemia –primero por las restricciones, el streaming, los protocolos y los aforos, y luego por una nueva normalidad tomada con pinzas– y que desencadenó en el último semestre, con una intensidad creciente, una oleada de novedades que llevaban meses y meses queriendo (y no pudiendo) salir a escena.
Es por la liberación de ese impulso contenido y en el afán de cumplir las metas que hasta estos días siguen estrenándose espectáculos de danza, algunos con más de un año de trabajo detrás para, al fin y al cabo, hacer una única función. Y esto ocurrió más allá de los circuitos; pasó en salas grandes y chicas, comerciales e independientes. Tres ejemplos ilustran el caso: la superproducción Piazzolla Futuro en el Teatro Coliseo, cuya alma máter fue Julio Bocca y contó con un dream team de coreógrafos, puesta multimedia y orquesta de Lito Vitale en vivo; el décimo aniversario del Grupo Cadabra en el Maipo, que dio un prometedor avance de lo que será su nueva obra, ¡Coraje!; y la presentación en sociedad de la Compañía Argentina de Danza, de Analía Domizzi, con Rizoma, encantador cruce de folklore y tango con danza contemporánea, en Hasta Trilce. Es decir: producciones, presupuestos y estéticas muy diversas llegaron por una sola vez al filo del año a la cartelera. Ojalá tengan nueva vida en 2022.
De la escena oficial a la independiente y de la más clásica a la contemporánea y experimental, en 2021 la danza recuperó el movimiento en escena y tuvo con qué salir de la caja digital ni bien las condiciones sanitarias bajaron un poco la guardia.
El Ballet Estable del Teatro Colón volvió a bailar en septiembre, 613 días después de la última vez, limitado por el protocolo y con restricciones de distancia social que se trasladaban todavía en primavera a las plateas, con butacas canceladas. Fue tal la consistencia de los dos títulos estreno de ese primer programa mixto que el resultado artístico no expuso esos condicionamientos a la vista del espectador. Un joven primer bailarín de la casa, Maximiliano Iglesias, debutó en la creación con Vendaval, obra abstracta y emocional que tiene a Tchaikovsky como aliado infalible, y dio una muestra de cómo puede aggiornarse el ballet clásico en el siglo XXI. Por otro lado, Itinerario Piazzolla, de Alejandro Cervera, confirmó el feeling de la compañía que dirige Paloma Herrera con este experimentado coreógrafo que volverá en 2022 a trabajar con ellos para concebir una nueva Carmen.
Para cuando el segundo y último programa del Ballet del Colón subió a escena, la dinámica realidad pandémica produjo un desfasaje: los recaudos de un lado del mostrador (montaron un espectáculo de fragmentos de obras de repertorio, corto y sin intervalos, con música grabada y mínima escenografía) no congeniaron con un aforo ya liberado al cien por ciento y, con ello, la expectativa del público de pasar a mayores. El desempeño de la compañía estuvo a su acostumbrado nivel, pero la propuesta dejó con gusto a poco a una platea que había pagado hasta seis mil pesos por verlos (el precio de las entradas será un tema a resolver si el Colón quiere sostener el éxito de taquilla y la accesibilidad a más audiencias).
Es para destacar cómo a pesar de una larga lista de dificultades la danza clásica pudo romper con la idea de que el ballet es solo patrimonio de los grandes teatros. Por esa senda independiente viene trabajando, entre otros, el Buenos Aires Ballet (BAB), de Federico Fernández, que este año elevó la vara de su repertorio y desarrolló el ciclo de Galas en el Astral con gran convocatoria en la calle Corrientes. Y también los espectáculos de Arte y Cultura en el Konex, en el marco del tradicional ciclo Vamos al Ballet, sostuvieron en 2021 su férreo vínculo con el repertorio Tchaikovksy. A propósito de ambos: se acaba de anunciar una sociedad artística para la creación en 2022 de un BAB Juvenil.
Contemporánea
La otra gran compañía oficial de la ciudad, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, trabajó una temporada corta, con dos programas de reposiciones y varias despedidas: finalizada la seguidilla de funciones del tributo Piazzolla (Itelman + Wainrot), con el que en julio habían retomado la actividad, Sol Rourich saludó a la sala Martín Coronado que tanto la ha aplaudido. Y este último fin de semana se despidieron también Benjamín Parada y Melisa Buchelli (ambos seguirán detrás de escena trabajando con la compañía). Con la ductilidad como bandera y un nivel que no puede dejar de apreciarse cada vez, del conjunto se destacaron esta temporada Eva Prediger (imposible no ver recortada su figura), la pareja de Brenda Arana y Rodrigo Etelechea en los tangos y una magnífica Lucía Bargados, que en el solo “La elegida” de El porvenir (cuentos coreográficos de Eleonora Comelli, 2019) dejó a todos sencillamente sin palabras.
Gran incorporación al Ballet del San Martín para 2022 será Antonella Zanutto, otra bailarina que deslumbró a los espectadores en Vertical, la magistral propuesta que estrenó Oscar Araiz en octubre, en El Nacional –de la misma productora independiente, Karina Battilana, y en el mismo teatro, se vieron este año dos estimulantes reversiones de clásicos teñidas de esta época, Giselle y El lago de los Cisnes, de Jorge Amarante–. Araiz, el gran coreógrafo argentino, volverá en 2022 a la sala donde él mismo colocó la piedra fundacional el Ballet Contemporáneo: en la temporada que acaba de presentar el Complejo Teatral se anuncia la Boquitas Pintadas, sobre Manuel Puig, que en pandemia montaron por Zoom.
Es otra seña particular de 2021 que el modo híbrido se instaló como forma de consumo cultural; inclusive, siguieron llegando interesantes trabajos exclusivamente para streaming, como la conferencia Lecture on Nothing, de Pablo Rotemberg, disponible aún en www.lumiton.com.ar (el coreógrafo también estará en 2022 en el San Martín con La luz mala). Más sobre danza y pantallas: sigue hasta fin de año el Festival de Videodanza.
Lo performático
A propósito de conferencias performáticas –y más allá de la Bienal de Performance, muy afín a las artes del movimiento–, este formato y la danza continúan estrechando lazos. Por ejemplo, en Macho varón masculino, de Edgardo Mercado, que hasta hace pocos días estuvo en el Cultural San Martín. De alguna manera es también en el cruce de la conferencia como obra de arte y el teatro de biodrama donde se paró Dos bailarines desnudos: primero en el marco del FIBA, se sostuvo sold out los lunes en el Teatro 25 de Mayo durante el tembladeral de la pandemia, con un nuevo capítulo de esa indagación que Florencia Werchorwsky hace sobre los estereotipos del ballet. En el mismo festival, hubo una perla preciosa que no debería quedar perdida: el recorrido performático El museo de lo efímero, de Andrea Castelli, por los jardines del Fernández Blanco.
La escena independiente, desde sus salas porteñas (El Galpón de Guevara sostiene aún esta semana en cartel Hoy bailamos para siempre) también salió a recuperarse de una pandemia que la puso en jaque. Sobre las más tristes consecuencias del covid es ineludible recordar la pérdida de Luis Biasotto, en mayo, que puso de luto no solo al Grupo Krapp –que le dedicó un concierto performático, un Réquiem, en el CCK–, sino a la comunidad de la danza.
Otros bailarines que iluminaron 2021 y no hay que perder de vista: Rodrigo Colomba, Jiva Velázquez, Macarena Giménez y Sofía Menteguiaga seguirán brillando en 2022.
TOP 7
Lo mejor del año para los críticos de LA NACION
Constanza Bertolini
- Piazzolla Futuro, con coreografías de A. M. Stekelman, A. González, L. Cuello y D. Poblete, y dirección de Julio Bocca y Victoria Balanza, en el Teatro Coliseo
- Vertical, de Oscar Araiz, con Antonella Zanutto y Yamil Ostrovsky, en el Teatro El Nacional.
- Vendaval + Itinerario Piazzolla, de Maximiliano Iglesias y Alejandro Cervera, por el Ballet Estable del Teatro Colón, en el Teatro Colón
- Giselle, de Jorge Amarante, por la Compañía de Jorge Amarante, en el Teatro El Nacional
- Galas de Ballet en el Astral, ciclo del Buenos Aires Ballet, con dirección de Federico Fernández y artistas invitados, en el Teatro Astral
- Dos Bailarines desnudos, de Florencia Werchowsky, en el FIBA, Teatro 25 de Mayo
- Cadabra: 10 años, por el Grupo Cadabra, con dirección de Anabella Tuliano, en el Maipo
Laura Chertkoff
- Piazzolla Futuro, con coreografías de A. M. Stekelman, A. González, L. Cuello y D. Poblete, y dirección de Julio Bocca y Victoria Balanza, en el Teatro Coliseo
- La sombra de una nube, Compañía de Danza David Señoran, en Aérea Teatro
- Así, de Andrea Castelli, en Castillo de Sandro
- Galas de Ballet en el Astral, ciclo del Buenos Aires Ballet, con dirección de Federico Fernández y artistas invitados, en el Teatro Astral
- Piazzolla, Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, con coreografías de Ana Itelman y Mauricio Wainrot, en el Teatro San Martín
- Giselle, de Jorge Amarante, por la Compañía de Jorge Amarante, en el Teatro El Nacional
- CTRL.Shift.C, de Mauro Cacciatore, en el Ciclo Tecnodanza, Festival de VideodanzaBA, Fundación Cazadores
Néstor Tirri
- Piazzolla Futuro, con coreografías de A. M. Stekelman, A. González, L. Cuello y D. Poblete, y dirección de Julio Bocca y Victoria Balanza, en el Teatro Coliseo
- Vendaval + Itinerario Piazzolla, de Maximiliano Iglesias y Alejandro Cervera, por el Ballet Estable del Teatro Colón, en el Teatro Colón
- Vertical, de Oscar Araiz, con Antonella Zanutto y Yamil Ostrovsky, en el Teatro El Nacional.
- Giselle, de Jorge Amarante, por la Compañía de Jorge Amarante, en el Teatro El Nacional
- El lago de los cisnes, coreografía de Jorge Amarante, por la Compañía Jorge Amarante, en el Teatro El Nacional
- Galas de Ballet en el Astral, ciclo del Buenos Aires Ballet, con dirección de Federico Fernández y artistas invitados, en el Teatro Astral
- Piazzolla, Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, con coreografías de Ana Itelman y Mauricio Wainrot, en el Teatro San Martín
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