A los 101 años, murió María Fux, pionera de la danza moderna y creadora de la Danzaterapia
Comenzó a bailar a los cinco y ya nunca dejó de hacerlo; maestra de artistas, estudió en la escuela de Martha Graham en Nueva York y desarrolló su método pedagógico, centrado en hacer aflorar el impulso expresivo dentro de todo tipo de cuerpos
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María Fux se pasó toda su larga vida invitando a bailar a los demás. Aunque en los últimos años su cuerpo ya no podía seguirle el paso a su espíritu juvenil, la creadora de la más grande red de Danzaterapia del mundo se apagó como una velita hoy, a las 15, según informó su nieta y directora general del estudio, Irene Aschero, en un posteo de Instagram. Desde ese espacio convocan a despedirla este domingo, a las 11.30, con un “adiós danzado” en el Rosedal.
María Fux había nacido el 2 de enero de 1922. Empezó a bailar a los cinco años y nunca dejó de expresarse corporalmente. Considerada una de las pioneras de la danza moderna en Argentina, influenciada por sus lecturas sobre Isadora Duncan y su formación en la escuela de Martha Graham de Nueva York, al regresar a Buenos Aires comenzó a desarrollar la danzaterapia para personas con diversidad funcional.
En la década de 1960 dirigió el seminario de esta técnica en la Universidad de Buenos Aires, pero la Noche de los bastones largos puso punto final a la propuesta. Ni esa prohibición ni ninguna otra detuvieron sus ganas de bailar en todos los espacios. Y aunque su nombre apareció en las listas negras de la última dictadura, decidió no exiliarse y continuar con sus ideas. Por eso también su nombre se encuentra en los programas de Danza Abierta, el ciclo con el que la comunidad de la danza independiente desafió el estado de sitio en 1981 y 1982.
Fux escribió siete libros sobre Danzaterapia, algunos de ellos reeditados recientemente. Tal vez inspirada por haber crecido junto a una madre fuertemente limitada en el movimiento, nunca dejó de alentar la potencialidad de todos los cuerpos a encontrar su propio ritmo. En 1971 realizó por primera vez un espectáculo con bailarines no oyentes y su libro Fragmentos de vida fue traducido al braile.
En las últimas décadas se convirtió en una de las fuentes más consultadas por periodistas, cuando el tema era la vitalidad de los adultos mayores. Y siguió maravillando al público que seguía incondicionalmente sus presentaciones. En 1999 creó Después de mis 70, comienzo. Y en 2004 una biografía danzada Después de los 80, qué? En marzo del 2010 repuso en Centro Cultural de la Cooperación Diálogo con imágenes. Allí se despidió de los escenarios como solista.
Desde 2017 fue delegando las clases en persona y la dirección del estudio quedó en manos de Irene Aschero, su nieta. Pero como la escuela quedaba adentro de su casa, nunca se desconectó del todo. “María se asomaba de a ratitos a ver las clases”, contaba Andrea Russin, alumna del estudio y docente de la Escuela Aída Mastrazzi, en 2019. El año pasado Fux había cumplido un siglo de vida.
Entre muchísimas personas que la han reconocido como su maestra en todo el mundo se puede contar a Jorge Donn, Juan Falzone, Cecilia Bullaude y Ana Kamien, la regisseur Ana D’ Anna y mucha gente de teatro como Marilú Marini, Norman Briski, Julieta Otero, Débora Warren y Patricia Viggiano.
Fux se casó tres veces y otras tantas se separó. Su hijo Sergio Aschero, Doctor en Musicología, fue investigador de nuevos métodos de escritura musical. Él es el padre de Irene, cantante de tango y directora del Estudio María Fux, la nieta con quien convivió en sus últimos años.
Entre los muchos premios y distinciones que recibió a lo largo de su vida, se encuentran la ciudadanía ilustre de Buenos Aires en 2002, la Medalla del Bicentenario en 2010 y la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento en 2017. Allí Marilú Marini realizó una performance de homenaje como exalumna. “Para mí fue una partera, me dio la comprensión de que el cuerpo es una vía de transmisión directa, primitiva y contundente”, sostenía Marini en una entrevista de 2016.
Pero además de los diplomas y estatuillas, recibió valiosos homenajes en vida como María Fux, espejo interior, un mediometraje de Pablo Tesoriere creado para el Festival de Danza Contemporánea de 2008 y el documental Danzar con María, de Ivan Gergolet, que siguió a la maestra durante cuatro años dando clases y recordando los inicios de la Danzaterapia.
El legado de María Fux como bailarina puede disfrutarse a través de un copioso archivo de videos online donde se la ve bailando las más complejas sinestesias. Danza los cuadros de Pérez Celis, una improvisacón de jazz de Dizzy Gillespie, un poema sobre el monte chaqueño, se vuelve gotas de lluvia. Y en una charla TED, a los 92 años, lleva al asombro a los millenials asistentes.
En todos los registros audiovisuales disponibles en las redes pueden verse unos patrones de movimiento muy personales. Desde esa semilla germinó la obra María sobre María de la coreógrafa Lucía Llopis en 2016, montando esos movimientos circulares y fluidos tan característicos de Fux en el cuerpo de María Kuhmichel. “Hicimos una pasada en privado, fue una experiencia muy fuerte – recordaba Kuhmichel-. Ella me dio su devolución como bailarina y terminamos bailando juntas, cada una en su espacio”.
Pero la huella más fuerte sobre el planeta la hizo a través de la multiplicación de su mirada: hace muchos años que funcionan tres escuelas oficiales de Argentina, España e Italia. Por ellas también pasaron alumnos de otros países, de modo que la Danzaterapia es infinita y el método oficial de María Fux, de inclusión a través del arte, muy extendido. Según él, los límites que todas las personas tenemos, se vuelven potencia para la creación.
Todos los comentarios de quienes pasaron por sus clases siempre han sido amorosos. Hablan de experiencias que les cambiaron la vida, les llenaron de amor a la danza y mencionan a María como un ser luminoso. Se va a extrañar ese fuego eterno.
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