Pasaron siete años desde el último disco solista de Dante Spinetta , Pyramide (2010). En el ínterin, sucedieron cosas como la muerte de su padre Luis Alberto, una separación, la reunión de IKV (que dio por resultado dos discos de estudio y uno en vivo), y el encuentro con su nueva pareja, Cala Zavaleta, que aparece recitando la intro del tema que da nombre al álbum. Obviamente, éste es otro Dante y, a juzgar por lo que se escucha en Puñal, uno mejor. Como músico, cantante y compositor.
Este es su disco más personal hasta la fecha, en todos los sentidos. En su realización, Puñal es prácticamente un trabajo unipersonal. Spinetta escribió y produjo todos los temas (con excepción de “Laberinto”, coproducido por Rafa Arcaute) y se ocupó de las voces, guitarras, sintetizadores y programación de beats, con sólo unos pocos invitados, como el propio Arcaute en teclados y Mariano Domínguez en el bajo. Pero, además, las letras exponen a un Dante íntimo, mostrando las llagas del amor y transformándolas en canción, de una manera tan personal que no podría haberlo hecho con IKV. El disco tiene un aura oscura, y relata la travesía de alguien empeñado en una búsqueda donde lo carnal y lo espiritual corren entrelazados, casi una obra conceptual. Si bien no tienen una hilación en el sentido convencional, las canciones están recorridos por una temática que las unifica, con una variedad rítmica y melódica que convierte la escucha en un viaje lleno de sorpresas.
Puñal comenzó como un proyecto orquestal y, aunque evolucionó en una dirección más incluyente, su núcleo son tres canciones acústicas ubicadas en el centro del disco, que cuentan con el sonido de la Orquesta Filarmónica de Praga, con arreglos de Leo Sujatovich. Allí se resume el viaje, desde la oscuridad del “Eclipse”, pasando por “Soltar” (“Entender que la distancia es parte de crecer”, canta Dante), hasta la salida del “Laberinto”, sabiendo que “Sale el sol y, después, las cosas se acomodan otra vez”.
El mundo urbano de IKV y sus primeros discos como solista aparece con cuentagotas, en algunos momentos de “Pesadilla” y “La verdad”. Pero el mejor Dante está en los tres temas antes mencionados, y en “Puñal”, donde después de exponer sus heridas (“Bendita sea la vida, pero yo estoy maldito”), deslumbra con un solo de guitarra.
Otros highlights también pertenecen al mundo de lo acústico: “Toma mi fe”, donde la infecciosa melodía contrasta con la desesperanza de la letra, y las dos gemas que Dante elige para coronar el disco, en las que aparecen influencias del rock argentino (especialmente Fito Páez y Spinetta padre): “Te pido”, con cierto aire folclórico, y la estupenda balada “Así será”.
Puñal es una obra oscura de neo soul alternativo con intención trap, a la manera de artistas como Kanye West o The Weeknd, probando la viabilidad del género en castellano, como alguna vez lo hiciera con el hip hop al frente de IKV en Chaco (1995), el disco que instaló a Dante como una fuerza creativa con personalidad propia.
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