Dante Spinetta: "Éste es el disco que soñaba hacer cuando era chiquito"
El socio de Emmanuel Horvilleur en IKV retoma la senda solista con Puñal; las influencias de papá Luis Alberto y Fito Páez, decisivas
El disco es intenso porque yo soy intenso y me pude amigar con eso. Me amigué con la oscuridad y comprendí también por qué me llamo Dante: hay algo infernal adentro mío y eso está muy presente en este disco". Hace poco más de media hora que Dante Spinetta está dando su primera entrevista en esta nueva etapa de su carrera, de vuelta como solista, y el músico está dispuesto a llevar la intimidad sonora de su nuevo álbum a la charla, buscando en su interior cada una de las respuestas como si se tratara de las canciones que grabó en Puñal, el disco que, asegura, es el más personal que haya grabado y el que soñó hacer desde que era chico.
El álbum que saldrá este viernes y que marcará el final momentáneo de la reunión que Illya Kuryaki & The Valderramas mantuvo durante los últimos siete años fue grabado casi exclusivamente por Dante en la soledad del estudio y resume en trece canciones su universo sonoro, yendo de las bases urbanas a la canción acústica y de los arreglos de cuerdas a la influencia genética del rock nacional. "Es una mezcla real de todo lo que soy, sin artilugios. Está todo mi ser urbano, pero también tiene toda esa cosa tan de piel que tiene un disco como Ciudad de pobres corazones, de Fito (Páez), que yo amaba cuando era chico. Y por ahí hay temas con notables influencias más spinetteanas, que me encantó que pasara eso, porque es mi sangre y no puedo negarlo".
-¿Desde el primer momento tuviste en claro que el disco iba en esa dirección?
-Primero tenía el proyecto de hacer un disco orquestal, todo acústico y orquestal, un disco más conceptual, explorando más esa faceta de cantautor. Pero finalmente hay solo cuatro temas con cuerdas, que grabó la Filarmónica de Praga. Esas canciones capaz que son las mejores que hice en mi vida, en donde exploré y dejé fluir también toda la influencia del rock de mi viejo, de Fito, del rock argentino y también de otras cosas que me gustan, como los soundtracks de Ryuchi Sakamoto o las cuerdas. Los arreglos los hizo Leo Sujatovich y son increíbles.
-¿Y por qué cambiaste de rumbo?
-Pasó que en la mitad del camino empecé a jugar con beats y me dije que no podía dejar eso de lado. Esto también soy yo. Entonces mezclé. Lo urbano es mi rock y por eso en vivo creo que la situación va a ser super pesada, con la intensidad de esos beats medio traperos junto a las guitarras distorsionadas y la lírica esa diciéndote todo de manera muy directa. Es fuerte. Me siento dónde quería estar. Este es el disco que soñaba hacer cuando era chiquito.
-¿De dónde vino el puñal?
-Cuando alguien te clava un puñal, de alguna manera se trata de una traición, porque es íntimo, es un contacto muy cercano, una cuchillada, es algo que no estabas esperando. Si alguien te da una puñalada es porque te jodió. Pero uno puede ser apuñalado o apuñalar. Por eso dicen que el puñal tiene dos caras, de un lado tiene tu nombre y del otro el mío. Porque todo vuelve. Cuando empecé a escribir el disco estaba muy roto del corazón, por momentos cercano a morir, así te lo digo, muy loco...
-¿Te traicionaron?
-No pasó nada de esa índole, más que nada fue la decepción. Cuando uno cae se juntan muchas cosas, porque cuando estás abajo encontrás todas las cosas que fueron cayendo al fondo. Cuando hablo de muerte también se entiende como una metáfora de cuando tenés que cambiar de piel, cuando perdés el corazón por un rato. La muerte que estuvo rondando cerca estos últimos años, con la pérdida de mi papá, de mis abuelas, de amigos, me hizo más fuerte. Uno empieza a tener un poco menos de miedo y a entender que hay un balance. Este disco habla de eso, de estar con el corazón negro y transformar esa situación en algo artístico, porque generar una canción con todo eso es no dejarse vencer.
-¿Para escribir con el corazón roto tuviste que cambiar el proceso de composición?
Hubo un proceso muy de meterme para adentro. Es un disco intenso porque soy intenso. Me amigué con la oscuridad y comprendí también por qué me pusieron Dante, hay algo infernal adentro mío y eso está en este disco. Si uno va a escribir sobre la oscuridad, tenés que saber de qué estás hablando. No tener miedo, por eso digo también que es mi disco más vulnerable, me muestra partido.
-¿Grabar todo solo fue una necesidad o un capricho?
-Estuve solo en el estudio básicamente por una necesidad de contar este relato tan personal. Todos los beats y las guitarras y las voces las hice yo. No podía meter a más gente porque era una cuestión muy personal. No estaba buscando el hit del verano, estaba buscando el hit interior.
-¿Cuánto creés que arriesgaste con este disco?
-Yo siempre arriesgo, porque capaz que si hubiera hecho un disco todo urbano, más bailable, hubiera sido más cómodo. Creo que algunas veces el desafío es cómo la gente puede entender a un cantante que de golpe hace canciones urbanas y después canta con orquesta. Me siento orgulloso porque sé que es un camino jugado. Por más que haya algunas canciones accesibles, tiene un lado redeforme que para alguna gente puede ser más difícil de entender. Pero si le tenemos miedo a las cosas, no hay arte. El arte no puede estar basado en lo que quiere la industria.
-¿La industria quería que siguieran con IKV?
-Cuando planteé que salía solista, se me vinieron todos, pero todos, en contra. Pero cuando escucharon lo que estaba haciendo, poco a poco fueron entendiendo por qué quería hacer este disco solo. Uno no puede hacer música con una concepción de industria siempre. Es malo para el arte la rutina y con Emma ( Emmanuel Horvilleur ) entendimos eso, que cada uno tenía sus necesidades y al mismo tiempo tuvimos la madurez de decir "no rompamos la banda, no hace falta, tocaremos cuando pinte y cuando querramos decir algo juntos, lo haremos".
-¿Recordás en qué momento de tu infancia decidiste dedicarte a la música?
-Cuando era chiquito mi viejo evidentemente me quería encajar la guitarra y una vez me trajo una chiquitita y grabé una canción cantando a los gritos, bien punk. Tendría seis o siete años y después esa guitarra la dejé tirada detrás de un árbol y se pudrió. Y recuerdo que me redolió ver la guitarra hinchada. Entendí que quería la situación, que todo eso era parte mío. No solamente por mi papá, mi abuelo agarraba la criolla y tocaba todo el tiempo tangos y era como que sentí que a partir de ese momento la iba a cuidar. No podía dejar que se llene de humedad.
-¿Y quién te marcó más en esos años: Michael Jackson o Jimi Hendrix?
-Primero fue Michael, porque me acuerdo de que cuando vi "Trhiller" me voló la cabeza. Y después, a los 15, descubrí de golpe que era fanático de Hendrix, porque antes lo negaba completamente. Mi viejo me hinchaba las pelotas con Hendrix y yo le decía "sacame a estos hippies". Y de golpe,un día lo escuché de otra manera y ahí me volví loco con la guitarra y empecé a tocar en serio. Me acuerdo que tocaba ocho horas por día y fue ahí que decidí dejar el colegio, porque quería otro colegio. Que era un poco el que venía tomando, el colegio del rock, no solo de ir a los ensayos de mi viejo o de Fito. Hay una letra en el disco que dice: "crecí entre humo y poesía, entre rock and roll y dinastías, fui la resistencia de familia". De chico sentía eso y lo sigo sintiendo, somos la resistencia, porque el mundo parece que está cada vez más plástico y hay que aportar alma, hay que poner corazón en las cosas. Yo voy por eso y aprendí de ellos. Hoy puedo mezclar mis influencias de una manera madura, que quizá en algún momento pensé que no lo iba a poder hacer. Bueno, acá lo hice y de alguna manera capaz que de una forma más radical que en IKV.
-¿A tus hijos también les inculcás esta "escuela del rock"?
-Mi hijo mayor, Brando, que tiene 15, es deportista, juega en Defensores de Belgrano y es deportista de verdad: se levanta a las seis de la mañana y va al colegio y entrena todos los días. Yo tuve un padre muy cariñoso y siempre cuando hay amor la cosa sale adelante, eso es lo que le transmito a mis hijos: amor por lo que quieran hacer. La nena, Vida, que tiene 11, sí es cantante. Es tremenda, tiene mucho talento. Creo que el año que viene le voy a hacer grabar unas canciones. Los dos me ponen muy orgullosos, básicamente porque son buenos pibes.
Revolución urbana
Hace un mes, la compañía Sony Music anunció que Dante oficiará como seleccionador de nuevos talentos de música urbana para un subsello dedicado al género. "Es grosso lo que está pasando con la música urbana y ya firmamos a un par de flacos que la rompen. Creo que está buenísimo que cuenten con la oportunidad de tener una exposición internacional y un soporte para profesionalizar la situación y que empiecen a vivir de su talento. Lo urbano es la próxima revolución, al menos acá en el Sur, tardó en llegar. Pasó con el reggae y ahora le toca a lo urbano, al trap y al hip hop."
Sebastían Ramos
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