Damo Suzuki: más que música, una conexión psíquica con el sonido
El cantante de la mítica banda alemana CAN y creador no intencional del krautrock, una corriente de música que influyó al rock global de las últimas décadas, tocará en Buenos Aires y Córdoba
Invocando a sus antepasados japoneses en un lenguaje que sólo él entiende, pero en el que nos incluye de manera sistemática desde 1970, Damo Suzuki viene a Buenos Aires por tercera vez, el miércoles próximo, para ayudarnos a resolver mentalmente ese misterio musical entrañable, único y personal.
Responsable de los patrones vocales de la seminal banda alemana CAN entre los años 1970 y 1973, junto a la cual ensambló y defendió discos de la talla de Tago Mago (1971), Ege Bamyasi (1972) y finalmente Future days (1973), el bueno de Damo abandonó el navío en busca de expandir su esquema musical/visual sin presiones, quizás sabiendo de antemano que formando parte del mascarón de proa del movimiento musical denominado krautrock por los medios especializados no había nada más que hacer o expresar. Se cierra así el capítulo que lo incluye de manera casual y natural, cuando los otros miembros de la banda lo encuentran deambulando por las calles de la ciudad de Munich, buscando un reemplazante para el cantante original de la formación, el (también) inmigrante Malcolm Mooney, que tuvo que alejarse de los viajes cósmico-musicales de sus compañeros en el año 1969, tras la grabación de un primer disco, el mecánico Monster Movie, y un colapso nervioso, prueba y rúbrica palpable y cruenta que un cambio personal estaba a la orden del día.
La entrada de Damo Suzuki en la banda trae una dinámica que, si bien contrastaba con el chasis musical teutónico, ayudó a balancear los climas y, de paso, dejó claro que en un lenguaje universal las barreras idiomáticas eran sólo una teoría abstracta y cuasi obsoleta.
En ese aspecto, su aporte e influencia en las generaciones musicales posteriores es invaluable. Su uso de la voz y diferentes lenguajes creó un espacio en el cual las posibilidades de expresión eran infinitas. Tras abandonar la banda, empieza un largo período de introspección y evaluación personal. Años después, en 1983, expande su abanico experimental y da a conocer su proyecto conocido como Sound Carriers, en el que bajo coordenadas de experimentación como norte busca en sus diferentes viajes expandir el mensaje, relacionándose directamente con músicos locales y formar una coalición mutante, móvil y dinámica. En este marco, llega a nuestro país a expandir su mensaje global, presentándose no sólo en Buenos Aires el 13 próximo, arropado con un equipo de experimentados músicos de la talla de Fernando Kabusacki, Mariano Domínguez, Fernando Samalea y Matías Mango, sino que propone empezar el viaje en la ciudad de Córdoba un día antes, el martes, fecha en la que estará acompañado por un séquito encabezado por miembros de la banda platense Él Mató a un Policía Motorizado, sino que además contará con la presencia de la banda Cordobesa de pop experimental Fonez y un colectivo musical llamado Combo Puporá.
Ahora ya se conocen las coordenadas para entablar una conexión psíquica con uno de los músicos más fascinantes de los últimos 40 años.
En Córdoba
Martes 12 de diciembre, Club Paraguay, Pje. Agustín Pérez 99
En Buenos Aires
Miércoles 13 de diciembre,ND Teatro, Paraguay 918