Cuestión de piel
Carla Peterson y Juan Minujín suben a escena con Venus en piel; la atracción sexual, uno de sus condimentos
De ocasionales swingers a compulsivos amantes. Así podría resumirse el derrotero ficcional de Carla Peterson y Juan Minujín, que se cruzaron por primera vez en la película Dos más dos y que ahora volverán a trenzarse en un apasionado juego de poder y seducción en la obra Venus en piel. Escrita por el norteamericano David Ives e inspirada a su vez en la famosa novela homónima del austríaco Leopold von Sacher-Masoch (conocido como "el padre del masoquismo"), la pieza está lejos de ser una comedia. Aunque maneja, sí, el humor negro y crudo, relata la atormentada relación entre una actriz obsesionada con un papel y el director de esa puesta.
Si al comienzo el vínculo entre la actriz y el director es sólo profesional (ella altanera y algo vulgar, él escéptico y desconfiado), con el correr de los minutos ambos irán entrando en una irrefrenable espiral de emociones, donde entran a jugar el poder, el sexo y la dominación, borroneando todo límite entre realidad y ficción. Sentados frente al escenario, ambos actores demuestran que están firmes en la misma sintonía y que pueden bromear y chicanearse con total naturalidad. Carla toma la posta y asegura: "Sabía que necesitaba volver al teatro y esta obra era la indicada para eso".
-¿Por qué?
Carla Peterson: -Por todo. Por la historia, porque son dos actores que no se bajan jamás del escenario, por Javier (Daulte), a quien conocía como autor pero no como director. Me interesaba mucho además que se trate de una obra dentro de otra obra, me parece que nos obliga a jugar mucho con nuestros roles... Y porque iba a trabajar con Juan, por supuesto.
¿Lo sabías de entrada eso?
C.P.: -Sí. De hecho yo les decía todo el tiempo a (Pablo) Kompel y Adrián (Suar; los productores): "¿Estamos seguros de que viene Juan?"
Juan Minujín: -Ésta es una de esas obras en las que importa mucho quién es tu compañero. A mí también me pasó lo mismo; apenas me dijeron que era Carla me enganché mucho. La verdad es que si bien tenía ganas de hacer teatro, tampoco moría por ello. Pero esta obra cerraba por muchísimos lados. Por Carla, Javier, la historia, la sala...
-¿El dinero influye mucho?
J.M: -En el momento en que decido hacer teatro comercial, sí. En el teatro independiente, digamos que lo económico pasa a un segundo nivel. Es como que el tamaño de la producción es proporcional al tamaño de mi expectativa.
C.P.: -Igual, en esta obra hay como un germen del teatro independiente. Es más, primero se estrenó en el off y luego llegó a Broadway.
J.M.: - Sí, de las propuestas del teatro comercial ésta era, de lejos, una de las más interesantes. Para empezar, encierra misterio, sutilezas... Muchas veces me sucede que leo una obra comercial que, en principio, parece buena pero enseguida siento que de ahí no se despega nada. En este caso no es así.
C.P.: -Es que además trata un tema universal. Yo suelo preguntarme con muchas obras comerciales lo mismo: ¿por qué vamos a hacer esta historia acá si no tiene nada que ver con nosotros? La verdad es que el teatro adaptado y traducido pocas veces me termina gustando. Ésta también es una adaptación pero de una historia que realmente es universal.
-¿En sus vidas, alguna vez sintieron que se borroneaban los límites entre realidad y ficción? Pienso en vos, Carla, y en la época de Los Pells, de mucha exposición, viviendo un romance con tu pareja en la tira... (Mike Amigorena).
C.P.: -Mmm, por eso no, aunque sí es cierto que ahí yo hacía de una megaestrella y todos me trataban como tal (ríe). Volviendo a tu pregunta, siempre veo el límite, lo que pasa es que a la vez mis búsquedas, mi universo, mi vida se tiñe siempre de las cosas en las que trabajo. Como que cada texto, cada palabra que digo la tengo que llenar con cosas que sé y conozco. Cuando hablo de libertad, cuando hablo de la clase de persona que busco ser.... Si no me suena eso en lo más profundo, no tiene mucho sentido.
-Lo sexual tiene mucho peso en la obra, ¿cómo lo viven?
J.M.: -Es una obra con mucha piel, sí, pero el eje está puesto en la cabeza, en la mente de los protagonistas. Bueno, eso es el sexo en definitiva, ¿no?
-¿Hay pudores a estas alturas?
C.P.: -Los mínimos de coqueta, pero lo cierto es que ensayamos mucho para esta obra y en esos casos siempre te terminás curtiendo. No es que te estás tapando después de cada pausa. Ya está, somos nosotros, no hay espejos ni nadie más de por medio.
J.M.: -En ese sentido es muy distinto al cine, que cada vez que cortás con una escena jugada, enseguida te tapan porque hay muchísimas otras personas detrás.
-¿Se sienten actores populares?
C.P.: -Sí, no te digo superpopulares pero creo que tanto a Juan como a mí nos conocen mucho. Trabajamos en tele, en muy buenas producciones, con lindos personajes...
J.M.: -Igual vale aclarar que lo popular no siempre corta tickets. Son muchos los ejemplos que lo demuestran.
-Hablando de eso, ¿se pusieron a pensar en la cantidad de obras que se estrenan últimamente sobre la pareja y el sexo?
C.P.: -¿Será por el éxito de las Sombras de Grey? (ríe) Yo lo veo más bien desde un lado económico y de realización. Si bien tiene una producción muy importante, esta obra no es un megamusical imposible de hacer. Y además fue un éxito en muchas partes del mundo.
-Ustedes han trabajado en televisión, cine y teatro (tanto independiente como comercial). ¿Creen que el medio ahora está más abierto a esos cruces constantes?
C.P.: -Sí, quizá lo que pasaba antes era que los actores de teatro no eran muy conocidos para los productores de televisión, pero hoy son prácticamente los mismos los que producen televisión, cine y teatro.
J.M.: -Y no es extraño ver a alguno de ellos en una obra superindependiente, con veinte personas en el público.
C.P.: -Creo que el medio se abrió en todo sentido, hoy hay series que se producen directo para Internet, está Netflix...
J.M.: -Sí, o las mismas series producidas por el Incaa, que trajeron nuevas temáticas, nuevos directores y actores. Todo cambió, si bien siguen existiendo dos canales de aire muy competitivos y de mucha popularidad, los contenidos están por todos lados.
-Respecto a eso, ¿cómo ven el éxito de Las mil y una noches? Muchos actores y productores se han manifestado en contra.
C.P.: -A mí no me produce nada en especial. El año pasado, de hecho, pasó lo mismo con Avenida Brasil y, a su vez, también hay novelas nuestras con mucho éxito en el exterior. No me parece importante.
J.M.: -A mí, que todo el prime time esté copado por novelas extranjeras, no me parece algo bueno. Para nada. Pero bueno, entiendo también que son las leyes del mercado... Y que el rating, por supuesto, no necesariamente va de la mano de la calidad.
-¿En teatro esa ecuación es más "pura"? ¿Si una obra llena todas las funciones estamos ante una pieza de calidad?
J.M.: -No lo sé, a mí me interesan muchas cosas que son populares y masivas y otras que no. Lo que nos tiene que mover el alma es hacer una obra que esté buenísima Y que interpele a la gente. No que sea sólo para nosotros nomás. Que salga hacia afuera. Ése es el principal desafío.
Venus en piel
Con dirección de Javier Daulte
Sala Neruda del Paseo La Plaza, Corrientes 1660
Estreno, el miércoles
Juan por carla
"Es un actor muy estudioso. Recuerdo que en Dos más dos una vez miré su libreto y lo tenía lleno de anotaciones por todos lados. Y cuando salió a hacer esa escena, la hizo perfecta. Ahí me dije: «¡Ay! yo tengo que trabajar así.» [ríe]. Es muy creativo y, a la vez, es una persona liviana, con mucho humor. No tiene la típica intensidad del actor. O sí, pero la saca sólo cuando la tiene que sacar.
Carla por juan
"Es muy buena compañera, trabajadora e inteligente, sabe bien hacia dónde ir y cómo ir. Tiene una combinación de dulzura, elegancia y guarrez que no se ve muy a menudo y que para este personaje es ideal. Y algo muy importante: no es careta, uno puede trabajar a fondo con ella, sin paqueterías de por medio."
De Birdman a Relatos salvajes
La pregunta aparece por los diferentes puntos de contacto (una obra dentro de otra, el mundo de los actores, Broadway) entre la ganadora del Oscar, Birdman, y la pieza que están a punto de estrenar. Sin embargo, ambos confiesan que aún no pudieron ver la película del mexicano Alejandro González Iñárritu. "Es una gran cuenta pendiente -dice Carla-. Últimamente casi que no estoy viendo películas extranjeras ya que me concentro en las de acá y en las que trabaja gente que conozco. Esta la requiero ver por los guionistas (por los argentinos Marcelo Giacobone y Armando Bo). Ya llegará el momento, lo mismo que con Relatos salvajes. Vi el comienzo pero la tuve que parar porque justo se despertó mi hijo en la parte que Sbaraglia cae al río con su auto por el precipicio. Ahí nomás se largó a llorar y no me quedó más remedio que apagar todo. La vida de madre es así."
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