Cuatro voces para un reencuentro
Los Arroyeños: con un nuevo disco ("Pasaje al siglo XXI") vuelve un grupo que dejó su huella en el folklore.
Alboreaban los años sesenta y en esos estudiantes de tercer y cuarto año de la secundaria de San Nicolás ya afloraban las voces de la tierra.
Eran los hermanos Inchausti -Chany y Eugenio- quienes lideraban ese alumbramiento telúrico en la época dorada del folklore.
Treinta y siete años nos separan de aquel tiempo glorioso, irrepetible, en el que resonaban por todo el país las voces de Los Hermanos Abalos, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Los Quilla Huasi, tras el furtivo paso de las exquisiteces madrigalistas del cuarteto de Gómez Carrillo.
Chany Inchausti -pianista y vocero del grupo (ahora un cuarteto)- lo recuerda muy bien.
- Nuestra propuesta implicaba una concepción camarística a partir del piano y las tres voces, más la guitarra, el bombo, la quena... Buscábamos rescatar la fuerza y la gracia del ritmo (al profundizar en el encanto de la síncopa), respetando la melodía y enriqueciendo la armonía con nuevos arreglos y nuevo sonido.
- Apuntábamos -rubrica Araujo- un poco al corazón y otro poco a la cabeza...
- ¿Cuál fue el repertorio inicial?
- "Algarrobo, algarrobal", la zamba "Agüita del amanecer", la chacarera de Spinazzi "La del viento", "Vidala de la copla", "Milonga triste", la canción de Yupanqui "El niño duerme sonriendo" (al que Manuel Benítez Carrasco agregó otros bellísimos versos). Me acuerdo -prosigue Chany- que al tema le dimos el tratamiento de canon y que el día que nos juntamos con don Ata, él cantaba una de las voces.
- Lo cantábamos en las radios de aquí (El Mundo), Rosario o Mar del Plata. Hasta que en 1963 editamos nuestro primer disco.
Santa Soloma, Collados, Araujo e Inchausti recuerdan que los estudios universitarios los trajeron a Buenos Aires. Y que el verdadero desafío par el grupo, hasta lo años 70, fue la carencia de pianos, con lo que la estética del grupo debió centrarse en las voces, en ese caso cinco, con la incorporación de Luis María Bragato.
El cancionero que no muere
Hoy el nacimiento del disco "Pasaje al siglo XII" ha reunido de nuevo a Miguel Angel "Chany" Inchausti, Gustavo Santa Coloma, Fernando Collados y Luis Araujo.
El renacimiento de "Los arroyenos" tuvo por ángel tutelar a Hilde Fischer de Merellano, quien a fines de 1995 les propuso grabar un disco, para lo cual les consiguió estudio de grabación y técnico.
La grabación quedó concluida en seguida. Pero fue la elección de integrantes para la Asamblea Constituyente la que habiendo designado como primer convencional por la UCR a Inchausti, lo que demoró la publicación del registro.
- ¿Con qué criterio integraron el repertorio del disco?
- (Inchausti se entusiasma y su verba se enciende con la elocuencia de hombre de la cultura) Quisimos rescatar obras representativas de la Argentina, de la creatividad de sus músicos y poetas, de nuestra personalidad como pueblo. Y elegimos clásicos que nos identifican, que trascienden toda la globalización y deshumanización de nuestros días, como "La Añera", de Yupanqui, "La Pomeña", de Leguizamón, la "Canción del jangadero", de Dávalos, la "Zamba del Chaguanco", de Herrera-Nella Casto. Y también "Merceditas", "La López Pereyra", "Carnavalito quebredeño", "Remolinos"...
- Aquí están -prosigue Inchausti- el hombre, la naturaleza, el paisaje, los trabajos, el amor, la alegría de la fiesta autóctona. Es una síntesis de nuestra idiosincrasia.
Los chicos, un recuerdo
Los Arroyeños dejaron atrás su blanca, indeleble estela: la del cancionero para los niños.
"Que se vengan los chicos" fue su marca en el orillo, sobre todo a partir de sus programas de televisión (cinco años consecutivos que los hizo acreedores a codiciados premios, como el Santa Clara de Asís) y los discos que le siguieron.
La canción fue escrita en 1967 por Eugenio Inchausti en un momento de necesidad económica.
La repercusión fue explosiva, extraordinaria. En 1968 fueron contratados por la compañía discográfica RCA Víctor, que a lo largo de los años lanzó una decena de ediciones.
Entre los hitos de su carrera de esta canción figura el Festival en River, donde coparon el estadio. Fue entonces que decidieron montarlo como espectáculo con canciones de Eugenio, de los Hermanos Abalos, de Eduardo Lagos. En ellos incluían, además del tema "Que se vengan..." canciones que los identificaban ante los pequeños, como "La banda dominguera" y "El burrito cordobés".
De esta movida quedaron veinticuatro canciones "para que se vayan a dormir los chicos", con diferentes ritmos folklóricos, correspondientes a cada provincia argentina.
Los Arroyeños están de vuelta con este disco. Muchos podrán redescubrir en el registro el sello distintivo de un grupo musical nacido para enriquecer las voces de la tierra.
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