Cuando la cigüeña llega esponsoreada
Si bien el término “alquiler” fue sustituido por el de “subrogación”, pareciera que los vientres son lo único por lo que la farándula local está dispuesta a pagar. Hasta la llegada de Mirko, el hijo recién nacido de Marley , o el inminente nacimiento de Matilda, hija de Luciana Salazar , los famosos argentinos sólo desembolsaban su dinero para rentar casas en Punta del Este o en Miami. Todo lo demás lo obtenían a cambio del mero "estar allí": ropa, comida, cumpleaños infantiles, manicura y mucho más. Ahora pagan para poder cumplir sus deseos de realización personal y devenir adultos responsables con menores a cargo. Fin de una época. ¿O no?
No. No tanto. Marley registró cada instancia de ese proceso arrobando firmas comerciales “felices” con su paternidad –líneas aéreas incluidas–. Ahora, el conductor comparte en las redes fotos esponsoreadas por marcas que aseguran que él es un “superpapá”. Por su parte, Luli firmó contrato para protagonizar un reality show centrado en su vida como flamante madre: las cámaras de Kuarzo-Endemol registrarán para El Trece la vida junto a su golden baby, ya sin el economista Martín Redrado a su lado. La acción transcurrirá en una mansión de La Florida, con participación de la parentela incluida. Así, mal que le pese a su tía Evangelina, lo de Salazar también se parecerá a “la sonrisa de mamá”.
Imposible no sumar los muy anglo baby showers a esta tendencia mercantil prenatal ¿Estos festejos están destinados a los entusiasmados progenitores, a amigos íntimos, a los shoppings que venden las mercaderías que exhiben o a los vástagos por nacer? El de Luly Pop se realizó en un rosadísimo local de eventos. “Welcome Matilda” se leía por todas partes y la madre quebró la cadera para la foto, vestida de color nude y rodeada de colores pasteles. Hubo varias caras conocidas; Marcelo Polino le llevó un oso de peluche gigante envuelto en nylon; la abogada Ana Rosenfeld, un ciempiés a tono; su primo Martín Ortega, una bolsita de ropa y los bailarines Nancy Pazos y Jorgito Moliniers, nada. Detrás de cada imagen, el protagonista indiscutido: el banner del salón impreso en silicona. En ese marco, una firma de sábanas, siempre dispuesta a acompañar la inclaudicable producción de fotos titulada “Fulano prepara el cuarto de su bebé”, donó moisés y objetos alegóricos.
Es cierto que las mangas del body le quedaban un poco largas al pequeño Mirko. La foto lo revela y encubre una etiqueta de primera marca: opinarán más de 5000 usuarios de Instagram, en una eficaz pero encubierta estrategia publicitaria. “Y ya llegó ese momento que uno piensa que nunca llegará: festejar una caca como si fuera un premio Oscar” escribió también el flamante papá, beneficiado por una cuna que compró la madrina de Mirko, Susana Giménez. “Es de hierro, súper fuerte y tiene un diseño hermoso” destacó el viajero. La comparación con la estatuilla hollywoodense no hace sino sellar un destino de triunfos: los álbumes de hijos e hijas de la fama llegan a la palestra de la mano de esas empresas a las que les interesa el país.
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