Coronavirus: cuatro grandes festivales de cine en la encrucijada
Ya sabemos que además de forzar el cierre de los cines y paralizar la producción de películas y de series en todo el planeta, el coronavirus puso patas para arriba todo el calendario de los grandes festivales internacionales. La cancelación de Cannes 2020 abrió una multitud de interrogantes, puso en alerta a los responsables de las otras grandes muestras internacionales y dejó en claro más que con cualquier otra señal que este es un año completamente distinto a los demás.
El otro punto de inflexión es la postergación de la ceremonia del Oscar, que finalmente se hará el 25 de abril de 2021, dos meses después de la fecha original. A la decisión de la Academia de Hollywood le siguieron anuncios similares para los Bafta y los Globo de Oro y ese efecto dominó nos dice que la gran temporada de premios en el hemisferio norte será otra cosa.
Estas cruciales demoras van a alterar todavía más el mapa de los grandes festivales que se concentran en septiembre. Como ninguna de las muestras de esta lista (Venecia, Toronto, Telluride y San Sebastián) modificarán sus respectivos calendarios, la distancia entre ellas y la temporada de premios será esta vez muy considerable ¿Podrán en 2020 ocupar su habitual puesto como primeros indicadores de la temporada de premios y anticipar cuáles serán los grandes títulos protagonistas de esa carrera? Quienes llevan adelante esos festivales confían en que la tradición no se modificará este año, pero en el caso de Venecia ya se especula con una presencia menor de títulos estadounidenses por esta razón.
Otro factor condicionante es el de los vuelos. El espacio aéreo entre Europa y los Estados Unidos está cerrado y en las últimas horas el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, dijo que su país está trabajando con la Unión Europea para reanudar "cuanto antes" los vuelos "y de manera segura". Pero al mismo tiempo crece la posibilidad de que Europa, cuyas fronteras internas ya volvieron a abrirse para el tráfico aéreo, decida restricciones para los viajeros procedentes de Estados Unidos, donde el registro de nuevos contagios de Covid-19 sigue elevado. ¿Qué panorama enfrenta cada una de estas grandes muestras? Veamos.
Venecia (del 2 al 12 de septiembre). El Palacio del Cine y las oficinas de la organización del festival están abiertas desde hace varias semanas, y las solicitudes de acreditación para los representantes de la industria y la prensa ya comenzaron a ser tramitadas. La decisión de los organizadores es llevar adelante sí o sí un festival de características tradicionales, descartándose por completo una opción virtual. "Todavía no sabemos exactamente qué es lo que podremos hacer, pero mientras tanto seguimos con la selección de las películas y la puesta a punto de un plan que pueda garantizar a todos los participantes la máxima seguridad", adelantó el director de la muestra, Alberto Barbera, desde su cuenta de Instagram, con un mensaje acompañado por la imagen del Palacio del Cine tomada desde el agua.
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Los organizadores confían en que habrá figuras suficientes como para cumplir con el rito de las alfombras rojas (donde deberá respetarse al máximo la distancia social), a lo que se sumará la anunciada reapertura en julio de los principales hoteles. Una fuente de la Bienal de Venecia le dijo a Variety que habrá este año menos películas de lo habitual. La "nueva normalidad" establece en Italia un máximo de 200 espectadores por función de cine, pero en el festival confían en que podrá autorizarse un número mayor para las funciones de gala en la Sala Grande del festival, con capacidad para 1100 espectadores. También se piensa aprovechar una serie de espacios al aire libre como escenario de funciones y otras actividades. Los títulos de la competencia oficial se anunciarán el 28 de julio.
San Sebastián(del 18 al 26 de septiembre). El festival de cine más importante del mundo realizado en una ciudad del mundo hispano acaba de dar la nota al anunciar que la última película de Woody Allen, Rifkin’s Festival (filmada justamente en la capital donostiarra) inaugurará el festival sin participar de la competencia oficial. Hace unos días también se había avanzado en la ratificación del estilo tradicional de la muestra al anunciarse que Viggo Mortensen recibirá este año el tradicional premio Donostia a la trayectoria. Más allá del indiscutible merecimiento, la decisión seguramente también tiene que ver con el hecho de que Mortensen vive desde hace más de una década en España junto a su pareja,la actriz Ariadna Gil, y no necesita desplazarse hasta desde Hollywood como la inmensa mayoría de sus colegas destinatarios del premio en el pasado. Basta con un corto trayecto desde Madrid. De paso, el debut como director de Mortensen, Falling, que además protagoniza junto a Lance Henriksen, Laura Linney y David Cronenberg, forma parte de la lista de películas que recibieron este año el sello de "selección oficial" otorgado por el Festival de Cannes.
El director de la muestra de San Sebastián, José Luis Rebordinos, tiene decidido al igual que su par veneciano Barbera llevar adelante un festival con las características habituales. No hacerlo, admite junto con las autoridades municipales, provocaría un quebranto económico muy considerable en la economía de San Sebastián y del País Vasco. Admitió que habrá restricciones en la capacidad de las salas y que muy probablemente el público deba asistir a las funciones con el barbijo puesto. "Y aunque es probable que tengamos que recudir algo la programación no habrá grandes cambios en las secciones", agregó. Las principales secciones, dijo también Rebordinos, serán presenciales porque al tratarse de estrenos mundiales, esas películas primero deben proyectarse en pantalla grande.
Toronto (10 al 19 de septiembre). El "festival de festivales", tradicional plataforma de largada para las películas que competirán por el Oscar, tendrá por primera vez este año características híbridas. Su 45ª. edición, adaptada por sus organizadores a la emergencia del coronavirus, contará en sus cinco primeros días con estrenos mundiales proyectados en salas respetando la distancia social entre los espectadores. También se anuncian actividades al aire libre y en autocines. Al mismo tiempo, el TIFF 2020 contará con una plataforma digital que se usará para las proyecciones, conferencias y otras iniciativas. La pandemia obligó a una drástica reducción de los títulos programados. Frente a los más de 300 que hubo el año pasado, este año Toronto contará con no más de 50 largometrajes, a las que se sumarán cinco programas diferentes de cortos y varias conferencias, encuentros y presentaciones interactivas.
El festival, que salvo por una sección pequeña carece de secciones competitivas, ya anunció sus primeros títulos: Ammonite (Reino Unido), de Francis Lee; Another Round (Dinamarca), de Thomas Vinterberg; Bruised (EE. UU.), de Halle Berry; Concrete Cowboy (EE. UU.), de Ricky Staub; Fauna (México-Canadá), de Nicolás Pereda; Good Joe Bell (EE. UU.), de Reinaldo Marcus Green; Spring Blossom (Francia), de Suzanne Lindon, y True Mothers (Japón), de Naomi Kawase. El festival, sensiblemente afectado por la pandemia en términos económicos, también confirmó que hará por segunda vez una entrega de reconocimientos a la trayectoria, pero de manera virtual.
Telluride (30 de agosto al 2 de septiembre). Esta diminuta localidad montañosa ubicada en Colorado (EE. UU.) se convierte por algunos días cada año en la Meca para la industria cinematográfica porque su pequeño y relajado festival, sin alfombras rojas ni ruido mediático alrededor de las presentaciones, arma su programación con algunos de los títulos que luego se convierten en grandes protagonistas de la competencia por los premios más importantes de la industria. Hace un año tuvo lugar en esa ciudad el estreno mundial de Judy, la pelicula que luego le daría el Oscar a la mejor actriz a Renée Zellweger.
Según Variety, las autoridades de la muestra confirmaron que este año mantienen lo planes de continuar con el formato tradicional, aunque adaptado a las medidas sanitarias impuestas por la emergencia. Las normas de distanciamiento social en las funciones seguramente restringirá el peregrinaje de visitantes y cinéfilos, que en ediciones anteriores llegaron hasta los 5000. La población estable de Telluride no supera las 2500 personas. A modo de prevención, los organizadores este año agregaron un día más para permitir un mayor número de funciones y facilitar así la concurrencia. En este festival se programan unos 20 títulos por año.
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