Coronavirus: Córdoba ya no baila al ritmo del cuarteto y teme por una de sus actividades más fructíferas
CORDOBA.- La cifra de dinero que mueve el cuarteto por fin de semana en Córdoba es una suerte de secreto de Estado. Hay quienes arriesgan unos cinco millones de pesos entre venta de entradas y gastronomía. No hay ningún segmento del espectáculo que impacte de jueves a domingos a más gente que la música popular cordobesa: los shows convocan unas 5000 personas los jueves, 15.000 los viernes, más de 25.000 los sábados y 5000 los domingos; unas 50.000 en total. La pandemia del Covid-19 abre interrogantes sobre quiénes seguirán y quiénes quedarán en el camino.
Hay unas 20 bandas de primera línea, aunque cada barrio tiene un grupo aunque sea amateur. Por supuesto, la suspensión de toda actividad desde el 16 de marzo, por el coronavirus, se siente. Hace unos días la empresa de Carlos "la Mona" Jiménez anunció que desvincula a todos los empleados que tiene e intenta acuerdos individuales con el compromiso de reincorporarlos cuando vuelva la actividad.
Rubén Bravi, abogado de la empresa, explicó que son 29 los despidos: "No queda nadie. Se disuelve la empresa. Cuando esto se reactive y se pueda, indudablemente Carlos citará a quienes fueron sus músicos toda la vida". La decisión abrió una polémica entre quienes le pedían al músico que fuera "solidario" y sus fanáticos que salieron a defenderlo.
Lo que más preocupa a los empresarios del sector y a todos los que viven de ese movimiento es la incertidumbre de cuándo podrán retornar. Los más optimistas vislumbran que hacia fines de octubre, pero lo mayoría ve más probabilidades hacia fin de año. Se trata de una actividad con contacto permanente en la pista donde, en los clubes más grandes, hay miles de personas en su interior.
Marcos Farías, uno de los productores más importantes –tiene a Ulises Bueno, líder de convocatoria- describe la situación como "desesperanzadora" y señala que es muy complejo armar un plan de acción para reorganizar los recursos afectados que van desde músicos, técnicos, seguridad, encargados de logística, además de quienes trabajan en los locales, en el área de gastronomía y hasta los que cuidan los autos.
Farías advierte que hay grupos que tienen tercerizada la parte técnica y otros no; reconoce que la mayoría de la gente en el sector es monotributista, salvo los técnicos que en general suelen tener exclusividad. "Sabemos que vamos a ser los últimos en regresar; igual estamos trabajando en cabinas de desinfección en las entradas, el regresar primero al aire libre y en reducir capacidades de salas", agrega.
Uno de los pocos cuarteteros que se refirió a la situación fue "La Pepa" Brizuela, líder del grupo La Barra: "La situación es desesperante. La gente piensa que somos millonarios, pero no entiende que no hay plata, no hay efectivo, no hay billetes". La banda Q’ Lokura -con seguidores predominantemente jóvenes- realizó tres shows virtuales para juntar fondos para el staff; fijó la entrada en 100 pesos para un show de dos horas con luces, pantallas, como si fuera un baile tradicional.
En promedio, por show, trabajan con la banda entre 20 y 30 personas. Farías sostiene que los grupos más grandes, con estructura empresaria, son los que más costos fijos tienen y duda acerca de cuántos podrán soportar el freno a la actividad. La forma de gestión del negocio es muy heterogénea, hay productores que incluso manejan algunos de los clubes o boliches donde se presentan. En la dinámica no sólo pesan las entradas vendidas, sino el consumo de bebidas.
Hay conversaciones entre productores y el sitio ArtistasEnVivo -plataforma de streaming de video para que músicos, actores, humoristas y artistas en general tengan un espacio en la actual coyuntura para llegar a su gente- para diseñar una suerte de gran show. "Todavía no hay nada definido; está en análisis", afirma Farías.
En los últimos días hubo reuniones online de los productores para estudiar algunas alternativas, entre las que se cuentan propuestas elevadas al Estado y protocolos de bioseguridad de cara a los próximos meses.
Farías insiste en que el cuarteto tiene "seguidores" y no espectadores, en referencia a que quienes van a ver a su banda el jueves, repiten el sábado y el domingo. En general, los músicos se quedan con la recaudación de entradas y los clubes o locales con el buffet.. Sólo algunos reciben un porcentaje por esos consumos.
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