Confesiones de una mujer casada
La actriz establece una gran interrelación con el público
MAR DEL PLATA.- Alguien dijo alguna vez que cada obra necesita su propio espacio, premisa que se cumple en el caso de "No seré feliz... pero tengo marido", espectáculo que gana en intimidad en la salita del Corrientes. Porque las confesiones de la protagonista, una mujer a punto de cumplir 27 años de casada, adquieren un tono confidencial más efectivo y la posibilidad de interrelacionarse naturalmente con un público más cercano. Y Linda Peretz establece con acierto esa comunicación que pone de relieve la complicidad de los espectadores con esta esposa, cuyo drama matrimonial encuentra eco en la platea.
Con el texto de Viviana Gómez Thorpe, donde la ironía, el humor y la mordacidad están en primer lugar, esta mujer desgrana una a una las frustraciones que la llevan a desencanto conyugal. Lo hace a partir de los pequeños detalles que desgastan la relación cotidiana: el fanatismo por el fútbol televisado, la falta de diálogo, la rutina masculina de llegar a la casa para ser servido, las pequeñas mezquindades, la falta de atención amorosa a la esposa. En fin, miles de pequeños gestos, que no son insignificantes, que llevan a la protagonista a afirmar que "No seré feliz... pero tengo marido".
Claro que no está tan sola en esta apreciación, porque se percibe que el personaje, ya sea con risita como con la carcajada, encuentra la solidaridad de una gran parte de la audiencia femenina y la comprensión de la masculina.
Con sobriedad para evitar el melodrama y con la simpatía para involucrar a los espectadores, Linda Peretz se ve cómoda en este papel, que interpreta con fluidez y sin perderlo de vista cuando quiebra la convención teatral para dialogar con algunos espectadores. Tan valiosa como su interpretación resulta la respuesta del público, un participante activo que devuelve con aplausos y risas las ocurrencias de esta esposa que ya no puede soñar con la felicidad, pero prefiere seguir casada.