Condujo un éxito de los 90, la dieron por muerta y hoy reúne miles de fanáticos en sus eventos
Gabriela Roife tenía 24 años cuando se convirtió en la conductora de “A jugar con Hugo”, el programa estrella que se transmitía en vivo por Magic Kids; en diálogo con LA NACION, habló de su repentina desaparición y de cómo es su vida hoy
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“Adelante, elegí. Estoy segura de que perderás”, eran las temerarias palabras que Hugo escuchaba de Scylla, la bruja malvada que lo esperaba en el castillo al que llegaba tras recorrer un arduo camino, al rescate de su familia. A casi 20 años de su estreno, A jugar con Hugo (Magic Kids) quedó en el recuerdo de miles de personas que se prendían a través de su teléfono de línea para divertirse con las aventuras del simpático duende. Pero no solo el dibujo animado logró llegar a los corazones de los televidentes, sino también Gabriela Roife, su enérgica conductora, de la que muy poco se supo después del 2005, año en el que el programa desapareció como por arte de magia.
Gaby era maestra jardinera, pero sentía que su vocación no solo debía estar destinada a las aulas, por lo que se presentó a un casting para hacer algo en televisión y este fue el comienzo del éxito. En 1993, tuvo su debut en la pantalla chica con Power Games, el primer ciclo dedicado exclusivamente a videojuegos de Nintendo. Después, pasó a hacer El club de los chicos de Cablevisión; hasta que a sus 24 años le llegó la propuesta que le cambiaría la vida: quedó seleccionada para estar al frente de A jugar con Hugo, un formato importado de Dinamarca, del que poco se sabía, pero que marcaría un antes y un después. “Fue todo una locura, sin saber cómo iba a andar. Era una apuesta grande para el canal porque fue el primer programa de producción propia”, confió en diálogo con LA NACION.
Al principio, fusionaba el jardín de infantes con la conducción, pero después de un año y medio tuvo que elegir uno de los dos, sobre todo porque, si bien en un comienzo el ciclo salía por la tarde, al tener la aprobación del público, llegó a emitirse de lunes a lunes y dos veces al día. “Cuando empieza a surgir de arrancar el programa a la mañana también, ya me era muy imposible porque yo iba de un colegio a otro y a veces no tenía tiempo de almorzar. Del segundo jardín salía directo al estudio y no iba prolija al programa. Así que lo sostuve durante un tiempo”, explicó.
Era tal la emoción que provocaba el programa de entretenimiento, que los más pequeños permanecían toda la semana prendidos a la pantalla; y así fue hasta el 31 de diciembre de 2005, día en el que dejaron de manipular a Hugo con los botones del teléfono. “Desde la producción nos confirmaron que nos quedaba un mes. Cada día que pasaba era un programa menos, pero el público no lo supo hasta el último día”, sostuvo, con cierta melancolía sobre ese momento.
En aquel entonces, Gaby tenía una hija de dos años y otro de sus sueños era agrandar la familia, por lo que se abocó a ello. “La vida del Magic Kids, de la tele y la conducción, quedó totalmente relegada. Tuve dos hijos con veinte meses de diferencia, por lo que fueron años de maternidad intensa y de mucha dedicación. Lo otro era un tema del que no se hablaba, con lo cual fueron años en los que la gente ni me conocía. Además, estaba renegada de las redes, no me gustaba nada el tema de la exposición allí y me parecía todo my artificial, raro, como que le tenía rechazo”, se sinceró.
Tras ser una de las conductoras icónicas de los 90, Gaby no dejó rastros y se negaba a tener redes sociales, por lo que distintas hipótesis comenzaron a circular: desde que había muerto o que Pancho Dotto la había contratado como modelo. “Había grupos de Facebook que me buscaban y era muy gracioso porque existían todo tipo de teorías. La gente quería saber qué había pasado porque no encontraban fotos actuales mías”, mencionó, entre risas.
A diferencia de aquel entonces, hoy se muestra muy activa en Instagram, cuenta en la que acumula casi 25.000 seguidores. Desde su perfil, la conductora de 52 años causa sensación al interactuar con los usuarios sobre el recordado dibujo animado que hoy reúne a varias generaciones de melancólicos. Es que Gaby recorre el país con sus eventos, donde cientos de personas participan de A jugar con Hugo, como antes, pero ahora sobre un escenario. “Hay gente que se acuerda lo que pagó de teléfono por el mes que llamó para jugar con Hugo; otros compran el póster y se acercan para que se lo firme”, aseguró.
Para ella, A jugar con Hugo significó mucho más que un trabajo, un lugar donde se sentía plena, en el que la felicidad era protagonista de la escena, la misma que transmite hoy, cuando revive en cada una de sus presentaciones aquellos programas que, durante casi una década, tuvieron en vilo a los televidentes, quienes esperaban escuchar “apretá el 5″, la indicación con la que comenzaba la diversión. “No siempre se puede elegir o hacer lo que a uno le gusta, pero A jugar con Hugo significó años de felicidad y de sentirme realizada. Hoy es un premio extra, un plus que me da la vida”, concluyó, agradecida.
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