Con perfume de mujer
En su regreso a los sets cinematográficos, de la mano de Adrián Suar, Alfredo Alcón interpreta a un abuelo travesti con mucho aroma de comedia italiana.
"¿Esta servirá?", pregunta Alfredo Alcón, con algo de timidez, a su compañera Laura Novoa, y sigue detrás de ella, que corre a ver en un pequeño monitor la escena que acababan de rodar para la película "Cohen vs. Rosi", una comedia producida por Adrián Suar, Edy Flehner y la Disney.
Todavía algo les quedó pegado de los personajes que interpretan. El, un abuelo italiano que, en realidad, desearía ser "abuela"; que es padre de un hijo diputado (Roberto Carnaghi) al que se le juega su honor alicaído por la corrupción y una candidatura a la presidencia de la Nación; y es abuelo de dos mujeres: una, la perfecta (Laura Novoa), y la "imperfecta" (Virginia Inocentti), que es productora de films eróticos. La familia italiana Rosi se enfrentará con la judía Cohen, que interpretan Pepe Soriano, Norman Erlich y Adrián Suar: abuelo, padre e hijo, respectivamente. A lo Montesco y Capuleto de "Romeo y Julieta", los Cohen y Rosi se enfrentarán en una comedia a la argentina.
Ya a la sombra del set, Alcón dice que volver a trabajar para el cine es como aprender a andar en bicicleta, "porque uno nunca se olvida, aunque pase mucho tiempo. Pero esto no quiere decir que uno sepa siempre cómo se hace..." Le cuesta repasar sus otros personajes para el cine _no por falta de memoria, sino por falta de interés en "estudiarse a sí mismo"_. Pero enseguida aparecen el Ecuménico López de "Un guapo del 900", o el José de San Martín para "El santo de la espada", o Erdosain en "Los siete locos", y hasta el galán de Mirtha Legrand en "El amor nunca muere", su primera película.
_Su conocida timidez (por ejemplo, esconderse detrás de un piano cuando Pepe Cibrián lo fue a buscar para ofrecerle un papel en la televisión) no le impidió desarrollarse como actor...
_Pero yo no fui superando la timidez. Uno disimula; cambiar, se cambia poco. No sé por qué, pero la timidez es una de las cosas más empecinadas en el carácter de una persona. Yo salgo a escena todos los días _no sólo el día del estreno_ con un miedo tremendo y a la vez con unas ganas terribles de que llegue el momento. Yo creo que el día que no sienta el miedo de no estar a la altura de mis propios sueños o de mis propias imaginadas alturas me chocaré con mis límites, con la incapacidad de la alegría, o del placer. Porque si decís: "Esto ya me lo sé", sonaste, perdiste.
_Qué curioso, con tanta timidez haber elegido un arte expositorio como la actuación...
_Es que yo no salgo a decir mi propio texto. Salgo yo, pero a decir las palabras de un gran autor. Tal vez, en la vida, no te atrevés a ser tan apasionado como Romeo, pero cuando hacés de Romeo sos el más apasionado de los hombres.
Alcón es todo un gentleman que seduce hasta a las hormigas con su buen trato y sus actitudes cálidamente sensatas. Insiste con el tópico de la timidez y confiesa que ha hecho uso y hasta abuso de este ánimo, a veces perturbador. "Es que los demás sienten como una necesidad de proteger al tímido, al indefenso, y te ayudan. Leopoldo Torre Nilsson decía: "Vos no sos tímido, sos cómodo". Y a mí me daba un odio espantoso. Pero a lo mejor hay algo de verdad, porque cuando uno se atreve a decir "esto lo sé hacer" se arriesga a que los demás digan "a ver si sabe..." En cambio, cuando uno dice "yo no sé si esto va a salir", te dicen "dale, vas a ver que sí". Y eso a mí me impulsa."
Alcón en polleras
Fue Adrián Suar quien se atrevió a pedirle a Alfredo Alcón que interpretara el personaje de Américo, un homosexual que por momentos elige el travestismo. "Uy! ¡Qué difícil es hacer esto!, dije, porque yo nunca había hecho una cosa así. La primera dificultad es que tenía que interpretar la confusión de un hombre que se siente mujer, pero que a la vez ha tenido hijos como padre y ya tiene nietos. Todo esto en clave de comedia. Pero Adrián me tuvo fe."
_¿Le resulta un terreno ríspido ponerse a interpretar a un homosexual?
_En este caso no creo, porque es un juego y no un estudio humano sobre las distintas formas de la sexualidad. Mi personaje no tiene esas responsabilidades. Y la película es una comedia que no pretende personajes emblemáticos de nada. La gente los va a ver y se va a divertir con ellos.
_A partir del estereotipo de travestis que se vieron en cine, teatro y TV, ¿de qué manera pensó componer su personaje?
_Lo que no quiero hacer es personajes cómicos. Tenés el ejemplo de Osvaldo Miranda, que no se hace el cómico, hace comedia. Por eso, yo creo que la gente tiene que reírse cuando una comedia está bien hecha. Y tengo algunas imágenes de homosexuales de ficción. Ahora recuerdo la de Gérard Depardieu en "Vestida de azul".
_¿Qué cosas le pasan a su personaje, Américo?
_Que, por ejemplo, su hijo no quiere que salga a la calle vestido de mujer. El personaje de Carnaghi, como diputado, apela a la moralidad, a la sagrada familia, a la propiedad-patria-hogar, y resulta que su padre es una vergüenza para la familia.
_¿Por qué los travestis u homosexuales de ficción siempre tienen que hacer reír?
_No sólo en la ficción, en la realidad también. Generalmente, actúan un personaje vital y alegre. Es muy raro ver a un travesti que no esté actuando un poco lo que se le pide que sea. Tiene una compulsión a la alegría, al ruido.
-Y se los toma como payasitos..
-Yo supongo que eso con el tiempo pasará. Pasará el día en que uno pueda ver a otro ser humano con gustos e ideas diferentes sin pedirle que haga el ridículo. Aunque pienso que también el que lo mira hace el ridículo. Hay una cosa exhibicionista de ese estado, como si lo único que uno pudiera es ser travesti, o si lo único que uno tuviera para mostrar es que habla con la voz finita. Pero con ese manto de gracia que tiene hoy el travestismo la cosa pasa por una travesura. Es curioso, pero generalmente la gente piensa que cuando se sacan todo eso los travestis siguen siendo "como uno". Pero no es así.
En el rodaje de "Cohen vs. Rosi" hay muchas caras televisivas, tanto de un lado como del otro de la cámara. El libro es del escritor Jacobo Langsner, que tantas historias para la TV ha escrito. El director de la película, Daniel Barone, es el mismo que dirigió el programa "Verdad/consecuencia", de Canal 13, aunque también realizó la segunda unidad de la taquillera película "Comodines". Y los protagonistas llevan la marca Polka en el orillo: Adrián Suar, el dueño de la productora, y Laura Novoa, ex protagonista del primer éxito televisivo de Polka, "Poliladron".
Alcón vuelve de filmar una nueva escena junto a Laura Novoa y se sienta sobre una caja metálica para seguir la charla con La Nación :
_Alguna vez se refirió a la televisión en forma no muy positiva...
_Es que no se puede referir a la televisión de manera muy positiva. Uno ve los noticiosos y ve al país verdadero. Y, salvo excepciones, los programas que se hacen no tienen nada que ver con esa realidad. Tratan de que nadie piense en nada... que cortemos la manzana por la mitad, que adivinemos cuántos caramelos hay en un frasco....
_En esta película está trabajando con gente del medio televisivo...
_Pero que está haciendo cine. Además, las cosas que Adrián Suar hace en televisión están hechas con cuidado, con presupuesto... Sé que es un negocio, porque lo que importa es la publicidad, y lo que queda en los costados se rellena con cositas.
_¿No le teme al registro televisivo que puede tener esta película? Sin ir más lejos, su director sólo dirigió programas de TV...
_Insisto en que están haciendo cine. Sé que no ha dirigido nada, pero también yo protagonicé la primera película de David Kohon, uno de los talentos mayores. A veces es preferible trabajar con quien no ha hecho nada: uno así puede imaginarse el resultado; en cambio, de otros uno ya sabe hasta dónde puede llegar.
_Muchos espectadores opinan que "el cine argentino no tiene arreglo"...
_Hay que tener en cuenta en qué condiciones se hace cine argentino. Todo hace que la gente vaya a ver películas americanas que le imponen avisos publicitarios tres meses antes. El cine americano puede hacer cine de arte que nosotros no vemos, cine comercial más lindo o más feo, para gordos, flacos, para pie plano. Si Fellini hubiera nacido en Bolivia nadie se hubiera enterado de que Fellini existía. Y para un director argentino es muy difícil trabajar en libertad pensando sólo en el éxito.
_"El hombre y sus circunstancias"...
_Totalmente. Un actor inglés de 40 años ha hecho quince Shakespeares y un argentino ha hecho uno. Yo he crecido muy poco en base a mis limitaciones y a las del país donde vivo. Si yo hubiera nacido en Londres o en Estados Unidos tendría una pila de libros para elegir y me conocerían en todas partes. Y salgo a Montevideo y nadie sabe quién soy.
_¿Es cierto que trabajaría gratis en una película de Agresti?
_Aclará, por favor, que era una metáfora (risas). Nunca lo vi filmar, pero sé que en sus rodajes hay un latido de pasión que me gustaría tener cerca. Con respecto al dinero, muchas veces me asombro cuando voy a cobrar por hacer lo que me gusta. Muchos actores se quejan de lo sacrificado de la profesión, claro, cuando no hay trabajo, pero si no, ¿de qué sacrificio hablan?
_¿Los personajes no estresan al actor?
_Para nada. Porque jugás con tus fantasmas. Actuás y es jugar como los chicos que juegan a los marcianos y después se van a tomar la leche. El que dice que lo enferma actuar está enfermo de antes. Entonces dice: "La culpa fue de Otello y por eso maté a mi mujer". No. Ya venía él con ganas de matar a la mujer y le vino bárbaro que Shakespeare haya escrito "Otello".
Sin vergüenza
Partes del rodaje de "Cohen vs. Rosi" se realizaron en una vieja fábrica de algodones, en la avenida Córdoba y Jorge Newbery. Antes de que se armara el set los vecinos pasaban, curiosos, por el frente de la fábrica mirando los afiches con la cara siniestra de un tal Rosi, un diputado en plena campaña política. Pero esa cara les era familiar, porque el Rosi de la ficción no es otro que Roberto Carnaghi. Más tarde, también fue curioso para la vecindad ver por esas cuadras a Alfredo Alcón con sus modales afeminados. Con un clima más que distendido, Adrián Suar se hizo presente para algunas tomas y se esperaba la llegada de los actores Pepe Soriano y Norman Erlich, la familia judía del personaje de Suar.
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