Con nombre y apellido
Una vez más, arteBA, la feria anual de galerías de arte, estuvo entre nosotros. A su término, más allá de las ventas, las novedades y los contactos, quedan cantidad de anécdotas para enmarcar. O publicar.
"¡Qué lindo lo que tenés puesto!", le decía a Calu Rivero una inesperada admiradora de su look geométrico: la siempre pop Marta Minujín. Fue en la prepreinauguración de la feria, que como siempre mezcla entendidos y partícipes del arte con celebridades de otras especies. "Venir a arteBA es como una enciclopedia rápida de todo lo nuevo", dijo Rivero. Fan del arte callejero e incipiente coleccionista, ya le había puesto el ojo a la obra de una fotógrafa joven, Lucía Mara. Tras pasarle datos y señas de su atuendo, la actriz fue conducida por la artista plástica a su nido de hornero. Puertas adentro del nido de barro, Minujín hizo declaraciones para el asombro: "Yo no tengo nido, soy homeless. No tengo casa. Estoy dispersa en el mundo del arte. Soy libre como un pájaro que migra de sí mismo".
En tanto, Julia Converti, gerente general de la feria, saludaba como una novia en el atrio a multitud de artistas, galeristas, críticos y demás, relajada ya con el asunto de la pérdida de su celular en una semana clave. "Este año, arteBA está increíble", comentaba Converti, sin teléfono, pero con la elegancia vintage Chanel que la caracteriza, escoltada por el artista brasileño Oskar Metsavaht. Ambientalista y deportista extremo pasó de escalador a director creativo de su muy internacional marca de ropa (Osklen), y asegura que pinta a través de la fotografía.
A unos metros, muy exultante andaba el hombre del millón de dólares, Alberto Echegaray Guevara, alias Cayman, tras la visita de Eduardo Costantini a su instalación Esferas de poder, en el stand de Abate Galería que, con el paso de los días, causó sensación y numerosas ventas. "Costantini no suele hablar más de dos minutos con ningún artista, y acá se quedó 20 minutos", enfatizaba este experto en temas nucleares, empresario y referente del movimiento de arte disruptivo. Su obra trata el tema tabú de la relación entre el arte y el dinero, aunque -claro- de eso se trata toda feria. Una esfera de cristal de Murano contiene 1.000.000 de dólares picado, acompañada por otras 11 esferas con 1.000.000 de pesos cada una, en billetes de 100 pesos triturados. "Conseguí los dólares en la Reserva Federal. Pero los pesos los saqué de la basura, porque no me los dieron por la vía burocrática", dice. "Somos esclavos modernos del dinero", explica Echegaray, crítico del sistema, tras una investigación de dos años que, según se muestra en un video que sigue sus pasos por Italia, concluyó con una bendición papal.
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