Con Dumbo, Disney arranca su carrera por "humanizar" a sus clásicos
Dumbo es parte esencial de la historia grande de Disney . Tanto, que también funciona desde hoy como instancia inaugural de una nueva época. La nueva versión de la clásica historia del elefantito de orejas enormes que conmovió a generaciones enteras es el primer estreno de un inmenso y ambicioso plan de lanzamientos concebidos a partir de un común denominador: transformar los clásicos animados del estudio en películas "en vivo" (live action) y con personajes de carne y hueso.
Ya tuvimos varios ensayos a modo de anticipo, que funcionaron como trampolín de esta secuencia que hoy parece inacabable. Dos de ellos, los más recientes, todavía resuenan. De un lado, la adaptación de El libro de la selva (2016), dirigida por Jon Favreau, con un solo actor (el niño Neel Sethi) rodeado de animales y escenarios de aspecto real, pero creados digitalmente en un enorme depósito del centro de Los Ángeles, donde la película se rodó íntegramente. Y del otro La bella y la bestia (2017), protagonizada por Emma Watson, Dan Stevens, Kevin Kline, Luke Evans y Josh Gad.
Los dos títulos cumplieron con el primer objetivo que se propuso Disney: fueron resonantes éxitos de taquilla, lograron (sobre todo el primero) el aval de la crítica internacional y reforzaron el interés del público por esas historias, lo que se traduce inmediatamente en el aumento del merchandising y de todos los productos conectados a ellas en las múltiples plataformas y variantes de la empresa del ratón Mickey. Antes pasaron, también con muy buena respuesta en las boleterías y los mismos efectos colaterales, la Cenicienta (2015) dirigida por Kenneth Branagh, con Lily James y Cate Blanchett como la malvada Lady Tremaine, y Maléfica (2014), en la que Angelina Jolie interpreta a la villana del cuento de la Bella Durmiente o Aurora, según la iconografía al uso dispuesta por Disney para sus princesas.
Todo indica que Disney volverá a sonreír con los números que se anticipan para Dumbo, que se estrena al mismo tiempo este fin de semana en 42 países para cumplir con la premisa de Hollywood en cada nuevo lanzamiento de sus tanques cinematográficos: hay que sacar todo el provecho posible de los primeros siete días de exhibición. La prensa hollywoodense proyecta en el caso de Dumbo una cifra global cercana a los 140 millones de dólares de aquí al domingo 31 de marzo. Son números menores a los que alcanzaron sus precedesores (La bella y la bestia llegó en el mismo lapso a debutar con un ingreso global en taquilla de 357 millones), pero suficientes para satisfacer las expectativas del estudio.
A esta altura, con tres estrenos más de altísimo perfil con las mismas características previstos para el resto de 2019, Disney nos dice que la recuperación de sus cuentos clásicos dibujados a través de personajes reales está en el núcleo de su estrategia de producción de mediano y largo plazo. La lista que acompaña esta nota parece interminable. Y responde, al parecer, a un objetivo simbólico que aparece detrás de la clarísima intención de sumar ingresos. En rigor, ambos propósitos se potencian mutuamente. Con la nueva vida que adquieren personajes, relatos, historias, efectos, menciones y signos de extraordinario arraigo e identificación entre los chicos, Disney parece salir a buscar la continuidad de esa idea en un nuevo contexto.
Convertido tras la absorción de Fox en el actor más poderoso de la industria del entretenimiento en toda su historia, Disney decidió reforzar al máximo sus marcas de identidad en la batalla del streaming que estallará a lo largo de 2019. Con sus contenidos cada vez más al alcance de plataformas múltiples y diversificadas, Disney seguramente buscará con este plan de "actualizaciones" una retroalimentación constante de su capital simbólico más fuerte. Es posible que los responsables del estudio hayan llegado a la conclusión de que en estos tiempos el toque realista se hace imprescindible para reforzar y fortalecer la maquinaria de la nostalgia. Muchos de los personajes icónicos de Disney adquieren carnadura inmediata y escala humana cuando interactúan con los visitantes de sus parques temáticos o los representan en shows de distintos formatos. En la Argentina, cada vez que llegan las vacaciones de invierno, tenemos un ejemplo cabal con los shows sobre hielo en los que desfilan los clásicos personajes de Disney. ¿Por qué entonces no renovar esa mística desde la pantalla grande?
El riesgo, como observó sagazmente hace un tiempo desde Forbes el columnista Dani Di Placido, pasa por la posible pérdida de vuelo creativo en esta constante metamorfosis. "El fotorrealismo no es necesariamente superior a la animación en 2D", dice Di Placido. Sostiene que los viejos animadores de Disney eligieron medios tradicionales de animación para contar una "maravillosa y estilizada historia" que no funciona como mero entretenimiento, sino que es puro arte. Esos geniales creadores tal vez hayan tenido una visión: asegurarse que cualquier nueva versión no podrá jamás copiar íntegramente al original. Basta con comparar las casi dos horas del Dumbo de Tim Burton con el clásico de 1941, una de las cuatro producciones básicas y esenciales del primer período de Walt Disney. En esos extraordinarios 70 minutos se guarda la mejor secuencia surrealista jamás hecha en un largometraje animado: el ensoñado desfile de los "elefantes rosados". No hay forma de repetir, y mucho menos mejorar, ese tramo esencial de la historia grande de Disney.
Los próximos estrenos
Aladdin (23 de mayo). Remake del largometraje animado de 1992 con dirección de Guy Ritchie (Sherlock Holmes, El agente de Cipol, El rey Arturo: la leyenda de la espada), con Mena Massoud como Aladdin, Naomi Scott como Jasmin, Marwan Kenzari como Jafar y Will Smith como el Genio.
El rey León (18 de julio). Con el mismo perfil (todos los personajes creados a través de efectos digitales) y el mismo equipo de El libro de la selva, comandado por el director Jon Favreau, vuelve uno de los más populares clásicos de Disney (el original es de 1994) con las voces de Donald Glover, Beyoncé, Chiwetel Ejiofor, Seth Rogen y James Earl Jones.
Maléfica 2 (17 de octubre). Secuela del film de 2014, de nuevo protagonizada por Angelina Jolie y Elle Fanning, a quienes se suma ahora Michelle Pfeiffer. El director es el noruego Joachim Rønning, uno de los realizadores del último capítulo de la serie de Piratas del Caribe (La venganza de Salazar).
Mulan (26 de marzo de 2020). Dos décadas después del estreno del clásico animado de 1998 protagonizado por una valerosa guerrera-princesa de origen asiático llega esta versión con personajes de carne y hueso dirigida por la neozelandesa Niki Caro (Jinete de ballenas) y con un elenco de estrellas chinas: Yifei Liu como Mulan, Donnie Yen, Gong Li y Jet Li.
El jorobado de Notre Dame (sin fecha). Ya circulan algunos nombres para adaptar con personajes de carne y hueso la versión animada que Disney hizo en 1996. David Henry Hwang, exitoso creador de musicales en Broadway, podría escribir el guión. Alan Menken (La bella y la bestia) y Stephen Schwartz se ocuparían de la música, y Josh Gad es el nombre más mencionado para interpretar al personaje protagónico.
La dama y el vagabundo (sin fecha). Clásico entre los clásicos y siempre vigente pese a haberse estrenado en 1955, podría tener como protagonistas a la ascendente Tessa Thompson (Creed) y a Justin Theroux. Los rumores además indican que podría ser uno de los estrenos directos a la plataforma de streaming que Disney lanzará antes de fin de año, sin pasar previamente por los cines. Charlie Beam (Lego Ninjago: la película) podría ser el director.
Lilo & Stich (sin fecha). Otra aventura animada, esta vez contemporánea, que podría viajar de la animación (se estrenó en 2002) a las aventuras con personajes de carne y hueso en sus reconocibles escenarios hawaianos. Dan Lin y Jonathan Eirich serían los productores y el elenco todavía no está definido.
Peter Pan (sin fecha). Por ahora no pasa de un proyecto, que según algunos medios de Hollywood podría ser dirigido por David Lowery (Mi amigo el dragón, Un ladrón con estilo). Disney produjo el clásico animado en 1953 y a partir de allí hubo varias versiones con personajes de carne y hueso, pero todas ajenas al estudio.
La sirenita (sin fecha). Otro gran clásico estrenado en 1989 que aportó muchísimo a la configuración del universo de las princesas de Disney. Hace algún tiempo, Alan Menken anunció que existe la intención de llevar esta historia al terreno de las adaptaciones con personajes de carne y hueso. Y en su momento trascendió que Lin Manuel Miranda podría estar detrás de las canciones originales de esta versión que todavía está lejos de confirmarse.
Cruella (sin fecha). Otro proyecto largamente debatido y analizado, que de tanto en tanto vuelve a mencionarse. Todo nació con 101 dálmatas (o La noche de las narices frías), que tuvo en 1996 una primera versión con personajes de carne y hueso y la gran presencia protagónica de Glenn Close. Ahora se menciona a Emma Stone como posible estrella central y dirección de Craig Gillespie (Yo, Tonya)
Tink (sin fecha). La entrañable Tinkerbell (o Estrellita, para los que veían los viejos capítulos de Disneylandia) podría gozar de una nueva vida como personaje de carne y hueso, después de disfrutar de un éxito sostenido a lo largo de la década pasada en varios largometrajes de la serie Hadas de Disney. El proyecto, todavía en sus primeros escarceos, tendría a Victoria Strouse (Buscando a Dory) como autora y a Reese Witherspoon como posible protagonista.
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