Con alma de barrio
La Nación compartió en La Boca un día de rodaje de "Alma mía", la nueva producción de Adrián Suar, con Araceli González y Pablo Echarri como estrellas
Ante la novedad del rodaje, el "barrio" corre y se acomoda detrás de una cinta de rayas rojas que establece el límite del "no pasarás". El "barrio" corre con una camarita de fotos para tomar el mejor ángulo de una actriz rubia y de un galán, quienes en las entrevistas señalan a la "gente de barrio" a la que están representando. El "barrio" corre para prender la tele y volver a ver qué dijeron la rubia y el galán en ese reportaje televisivo que ellos mismos observaron. Y hasta los verdaderos personajes del "barrio" se convocan y corren hasta allí a pavonearse con su estilo, sus ropas y sus hábitos alrededor de un set muy concentrado de la cinta de rayas rojas hacia adentro.
En estos días en que todos parecen acordarse de las historias simples del "barrio" (principalmente la TV), el de La Boca pasa el verano con el rodaje de la película "Alma mía", que protagonizan la modelo y actriz debutante en el cine Araceli González y Pablo Echarri, producida por Adrián Suar y dirigida por Daniel Barone, el mismo de "Cohen v. Rosi" y del programa de TV "Verdad/consecuencia".
"Es un cuentito dulce de amor donde se muestra a una familia muy tradicional de La Boca -cuenta la actriz teñida de rubio que no es otra que Araceli González, ensayando lo que será su debut cinematográfico y su regreso al trabajo después de un embarazo-. Alma, mi personaje, es una chica repostera que tiene un novio hace muchos años hasta que aparece un chico de otra clase social, arquitecto, en el que ella ve otras cosas y así empiezan sus confusiones, el querer crecer y tener algo más de lo que la había acostumbrado su familia".
El hecho de ser la esposa del dueño de la pelota, dice, no le ofrece demasiada seguridad. "En esta profesión es muy costoso equivocarte; enseguida te dan con un caño. Y ya de entrada no me perdonan el hecho de trabajar para la misma productora de mi marido. Y eso es una presión fuerte. Pero yo siempre digo: "Si no le sirvo, Adri no me va a tomar más". Lo mismo dije cuando era modelo y surgió la posibilidad de trabajar en TV en "La banda del Golden Rocket". Yo no tenía intenciones de ser actriz. Ahora creo que las cosas que te van pasando en la vida también te hacen crecer en tu profesión, y a su vez empezás a desear otras cosas y aprendés a cuidar otras cosas como el trabajo y tu intimidad".
De todos modos, con su carita de muñeca siempre sonriente confiesa que esta película es una suerte de "regalo" que le hizo Adrián, que siempre pensó en ella para ese papel. Así fue como ella elegir la apariencia de Alma y su carácter. "Es un personaje muy sencillo que está bien para debutar. Igual necesito relajarme y no dejarme invadir por el medio, si no me voy a sentir muy mal el día que termine esta película si es que no la disfruté. No sé si es la primera o la última que voy a hacer con Pol-Ka", agrega.
Para el joven galán de telenovelas, Echarri, "Alma mía" representa su tercera película, después de "El desvío", de Horacio Maldonado, y de la aún no estrenada "Solo gente", de Roberto Maiocco, en la que interpreta a un médico joven. "Y si todo sigue bien, este año me verán en dos más: en agosto empiezo a rodar "Héroes y demonios", de Maldonado, junto a Federico D´Elía, y en agosto "Plata quemada", de Marcelo Piñeyro, con Leo Sbaraglia". Me llama muchísimo la atención el cine. La TV no me estaba dando grandes resultados a nivel artístico porque siempre va de la mano del rating. Y cuando los números no te acompañan hasta tu figura se ve rebajada. En cambio, el cine me ofrece tranquilidad para el desarrollo actoral sin necesidad de que eso sea un éxito", explica Echarri a la vez que tira besos por la ventanilla del motorhome mientras espera su llamado a escena.
La escena clave
A la rubia actriz ahora tienen que tornarle la boca a un rojo carmesí y vestirla con unos pantalones de cuero apretadamente rabiosos para filmar una de las escenas que, dicen, es clave en la película: cuando Alma y Leo se conocen en el Bar La Perla, a unos pasos de Caminito. "Ella tiene una amiga que es prostituta, Fanny (Valeria Bertucelli), a la que quiere hablarle sobre la ruptura con su novio. Fanny había arreglado una cita con dos muchachos y como le faltó su compañera la trae a Alma engañada. Leo aparece con Ezequiel (Damián de Santo) para festejar su despedida de soltero. Y ahí comienza la relación en medio de la confusión", cuenta Echarri cuando atardece en La Boca y el director, Daniel Barone, se dispone a filmar.
Para ellos, actores jóvenes con poca o nada de experiencia en cine, el hecho de ser dirigidos por operaprimistas o directores que están lanzándose en su segunda experiencia no les da ni complicidad ni mayor inseguridad. "No creo que el punto más débil de los directores nuevos sea la inexperiencia. Lo importante es que traigan ideas nuevas", opina Echarri.
"Si el "dire" está a mil los actores nos sentamos en la motorhome a hablar sobre para qué lado vamos a disparar, cómo la siente cada uno. El grupo es muy bueno. Me encanta tener la posibilidad de trabajar con Rita Cortese, Héctor Bidonde, Damián de Santo o Bertucelli (la esposa de Vicentico, el cantante de los Fabulosos Cadillacs).Por otra parte, todos tenemos historia de barrio. Los míos fueron Haedo, Ramos Mejía".
Araceli González se considera una actriz "intuitiva" que "va aprendiendo sobre la marcha". Y enumera entre sus mejores referentes en la interpretación a Julia Roberts, Meg Ryan, Soledad Silveyra y Betiana Blum. Confiesa no haber estudiado actuación, si bien cuando comenzó en TV necesitó "refuerzos" de Betiana Blum y de Lito Cruz. Y considera muy valiosa la experiencia teatral en "Y las sirenas cantarán", que protagonizó con Rodolfo Bebán: "En cuatro meses de ensayo él sacó cosas grossas de mí que yo desconocía. Mucha gente me prejuzgó y después se sorprendieron".
"Puedo ser un actor de cine"
Echarri considera que la cada vez más creciente convocatoria para trabajar en cine no se debe a su popularidad televisiva "sino a que demostré que puedo ser un actor de cine y meterme en un grupo de trabajo de estas características". Las críticas hacia su trabajo no le interesan. En realidad, detesta las negativas. "Me gustan las que me acarician el lomo, las otras son una m...", dice, con suficiencia. En "El desvío" se criticó su sobreactuación, su expresión por demás desaforada en medio del conflicto. "Si por esa película hasta me llamó Piñeyro para trabajar con él, entonces el desaforado estuvo bien hecho -opina-. Una crítica dijo: "Echarri lo único que hace es mover el pelo y poner cara de malo". ¿Te parece que me interesa lo que dice alguien que tan poco se preocupa en definir un personaje?" Para él, lo positivo de su profesión ("poder transformarse en distintas personas en poco tiempo") sólo puede dárselo el cine. "En menos de seis meses haré cuatro personajes distintos para el cine. En cambio, con los tiempos de la TV hacés uno solo durante ocho meses." Y aclara que no tiene voracidad por aceptar todo guión que aparezca, sino ansiedad por recuperar el tiempo que perdió en el 98, cuando se quedó sin TV y sin cine a raíz de la parálisis en este sector. Por ahora, los proyectos de la pantalla chica están relegados: "No quiero trabajar sólo para ganar plata. El cine me atiende bien, aunque nunca me da el mismo dinero".
En cambio, Araceli González, después de este debut cinematográfico , prepara un proyecto para conducir un ciclo de TV. "Es un programa de entretenimientos con toques de actualidad", cuenta, recatada.
En La Boca se vino la noche. A unos metros de Caminito, un foco se da vuelta imprevistamente y se escuchan las voces de unos chicos del barrio que hacen su propia película y gritan "¡Acción!". Los asistentes de dirección de "Alma mía" salen corriendo a arreglar las luces, porque los que están por decir "acción" ahora son ellos.
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