Complicaciones existenciales
Sin ningún problema, el dramaturgo Javier Daulte accede a hacer todo el trabajo: entrevistarse, responderse y sacarse una autofoto. Pero, manos a la obra, se presentan algunos cortocircuitos entre su yo y su otro yo. Discuten sobre el placer de hacer algo que no sirva para nada, por ejemplo
-Usted escribe y dirige, ¿verdad?
-Sí.
-¿Qué viene primero?
-Escribir.
-¿Y cómo aprendió a dirigir?
-Escribiendo.
-¿Y a escribir?
-Dirigiendo.
-Su respuesta no suena muy seria.
-El teatro no es algo serio.
-¿Y la televisión?
-Quizás un poco más.
-¿Por qué?
-Porque la gente cree a rajatabla en lo que ve en televisión. El artificio en el teatro es tan evidente que vuelve más fácil considerar lo que pasa allí como una mentira. Y eso es sumamente importante para disfrutar de una ficción.
-¡¿Cómo mentiras?! ¿No se dicen verdades en el teatro?
-¡Nooo!
-¿No?
-No se dicen verdades de la vida. En todo caso se dicen verdades del teatro.
-No entiendo.
-Sería largo de explicar.
-¿Cuánto se tarda en escribir una obra?
-Toda la vida.
-Según eso, sólo habría una obra por autor.
-Sí y no.
-¿Sí y no?
-¿Usted es sordo?
-¿Cómo se hace para dirigir actores?
-Confiando en ellos.
-¿Y cómo se gana esa confianza?
-Queriéndolos.
-¿No hay otro camino?
-No. Uno tiene que desear que el actor se luzca. Eso es algo primordial. Y eso pasa si uno quiere al actor.
-¿Pero se debe mezclar lo afectivo con lo profesional?
-Se trata de un amor profesional.
-¿Artificial?
-Teatral.
-La fórmula suena fácil.
-En teatro (como en todo, supongo) las cosas o son fáciles o son imposibles. Eso se lo oí decir una vez a Jaime Kogan. Tardé muchos años en entenderlo.
-¿Qué es la inspiración?
-Un estado de ánimo. La creatividad es directamente proporcional a cierto estado de alegría. En ese estado uno puede cabalgar sobre la convicción absurda de que es ese hecho artístico sobre el que se trabaja es necesario.
-¿Acaso no lo es?
-No.
-¿Cómo es eso?
-El arte es inútil.
-No lo creo.
-No lo crea. Pero es inútil. Y por suerte.
-¿No cree que el teatro sirve para algo?
No. No sirve para nada.
-Debería.
-¡No, no, no!
-¿Y le parece bien hacer algo que no sirve para nada?
-¡No lo puedo evitar! Igualmente si sirviera para algo ya no me gustaría. Mire: todo lo que es útil debe ser regulado por una autoridad competente (quizás el Estado), como pasa con la educación, la seguridad, la salud. No me gustaría que el arte estuviese regulado por una autoridad competente. No me gusta que me regulen. Si el teatro fuera útil, y por lo tanto importante, yo viviría aterrado de equivocarme. Porque cuando se trata de algo importante, equivocarse es grave. Lo bueno del arte es que si uno se equivoca no pasa nada.
-¿Nada?
-No. A lo sumo alguno que otro se aburrirá muchísimo en la platea. Es algo a lo que estamos acostumbrados y todavía no sé de nadie que se haya muerto de aburrimiento. Pero retomando?, decía que lo bueno del arte es que si uno se equivoca no pasa nada. Por eso se pueden tomar riesgos. Es algo que al arte le viene muy bien.
-Si el teatro no existiese, ¿a qué se dedicaría?
-Si el teatro no existiese no existiría yo.
-Suena un poco dramático.
-Existencial.
-Existencial...
-Y sí?