Lizzo sabe que el guardia de seguridad le está mirando la espalda. Es una fresca tarde de noviembre en el centro de Los Ángeles y acaba de meterse a husmear en un local de la cadena de música Sam Ash para ver si tienen el estudio sobre la flauta del compositor y flautista danés Karl Joachim Andersen. Le gustaría volver a estudiar el instrumento que comenzó a tocar cuando estaba en quinto grado. La puerta apenas se cierra tras ella cuando Lizzo se da vuelta y descubre la mirada nada sutil del guardia.
"Quería asegurarse de ver esta cosa dos veces", dice caminando erguida por la calle Sunset Boulevard en botas de cuero de serpiente falso y un vestido rosa corto, hundiendo sus uñas esculpidas como largos diamantes en su pelo negro ondulado y suave.
¿Cómo el guardia se iba a privar de mirar a Lizzo dos veces? Después de pelearla durante una década entera, 2019 fue su año. Hace cinco días Lizzo estaba corriendo para no perder un vuelo en Copenhague, donde cerró la rama europea de su última gira. Después de asegurarse su asiento, hizo una videollamada con su manager, que apoyó el teléfono contra el parlante de una TV para que Lizzo pudiera seguir la transmisión de las nominaciones a los Grammy. Así la cantante descubrió que tenía el mayor número de nominaciones: ocho en total, incluyendo cada una de las "Big Four" (las cuatro principales categorías). Lizzo estaba en éxtasis. "Y después tuve que quedarme sentada en un avión durante diez horas", dice.
Fue ese tipo de año para ella: surrealista, fructífero y de algún modo también agotador. Anoche Lizzo cantó "Jerome", una balada dolorosa y potente, en los American Music Awards, envuelta en un estupendo vestido de noche, púrpura y suave como una pluma, frente a las luces de un mar de teléfonos ondulantes. "Todo el tiempo me preocupaba no acordarme bien la letra", dice. "Jerome" es, de hecho, uno de los pocos momentos de sus conciertos en los que Lizzo no está haciendo twerking, tocando la flauta o corriendo desbocada de un lado al otro del escenario. Sus pensamientos tienden a la deriva. "A veces estoy sentada en la banqueta y pienso: ‘OK, ¿qué voy a comer después?’". Quizás fue en Toronto (suele confundir las ciudades en las que se presenta) donde le dio un ataque de pánico en la mitad de una canción, pero siguió cantando. "Me pongo a pensar en otras cosas y mi boca se sigue moviendo, las palabras siguen fluyendo".
Con treinta y un años Lizzo se ha convertido en un nuevo tipo de superestrella: una cantante negra y gorda cuyos raps y canciones dominan el espacio tradicionalmente asignado a las blancas flacuchas del pop, y que al mismo tiempo ostenta su sexualidad de forma descarada y rebelde. Su historia es tan notable y radical como su estrellato: años de inseguridad y esfuerzo a los que siguió un ascenso rápido, aunque poco ortodoxo, comenzando con "Truth Hurts", una canción que ya tenía dos años de edad cuando pegó en los rankings, y que no estaba incluida siquiera en su disco debut.
En abril del año pasado llegó el momento de lanzar Cuz I Love You, su primer disco con un sello importante. Había empezado a componer las canciones un año antes, justo cuando estaba terminando su primera historia de amor real; el misterioso geminiano que había estado viendo inspiró prácticamente todas las canciones. Debido a una agenda de compromisos cada vez más cargada, y al sentimiento de desconexión de sus amigos y seres queridos, tuvo un colapso emocional durante una gira en la primera mitad de 2018 que la llevó a empezar terapia. "Realmente me dio miedo", me dijo antes de lanzar el álbum. "Pero mostrarme vulnerable con alguien que no conocía, y después aprender a ser vulnerable con gente que sí me conocía, me dio el coraje para ser vulnerable como cantante".
Cuz I Love You tiene sus momentos de desconsuelo y reflexión íntima, pero en definitiva es una celebración. Lizzo quiere que vos (¡sí, vos!) empieces a quererte lo mismo que ella empezó a quererse en su momento. En años recientes, el pop se volvió un poquito oscuro, en parte para reflejar de manera adecuada el estado desesperanzador del mundo. Cuz I Love You encontró una veta perfecta en todo eso. Lizzo escribió el tipo de canciones que a ella le hubiera gustado escuchar al final de un día difícil para sentirse linda, exitosa y ocupada, porque eso es lo que siente actualmente.
Ahora todos los ojos están puestos en Lizzo, incluyendo los de algunos de sus propios ídolos. Rihanna aplaudió de pie su solo de flauta durante los BET Awards. Beyoncé bailó como loca al costado del escenario durante su presentación en el festival Made in America. Y en diciembre Lizzo debutó en Satuday Night Live, como música invitada en un episodio conducido por Eddie Murphy que, durante su monólogo, señaló que sus hijos son fans devotos de la cantante.
Pero a la par de las oportunidades para darse a conocer creció el escrutinio público. Lizzo fue muy criticada por reaccionar con bastante malhumor, via Twitter, a una reseña regular en Pitchfork. "La gente que no hace música y reseña discos debería perder el trabajo", escribió. Meses después, otro tweet imprudente le valió una causa por difamación: Lizzo denunció falsamente al repartidor de una app de entrega de comida por haberse robado su pedido, compartiendo sus datos personales y aspecto físico con su millón y pico de seguidores.
En el negocio poco cool pero muy lucrativo de ser una mujer negra que hace música pop alegre, los insultos tienden a ser severos y, sobre todo, personales. Se ha dicho que es "trillada", "un mero producto de la industria". El picante sitio de chismes Bossip puso un titular, que posteriormente debió retirar, en el que la acusaban de hacer música para niños blancos llamándola Kidz Bop Kween. El insulto más repetido y doloroso, sin embargo, es que hace música para el público blanco, que se hace la negra con swing para las feministas rubias que la aplauden como si fuera una mascota que hace piruetas. "Sí, hay un montón de gente blanca en mis conciertos", dice con un dejo de superioridad. "¿Qué puedo hacer, pedirles que se vayan? Mi música es para todos".
Irónicamente, fue ver un público mayoritariamente compuesto de mujeres negras en sus shows con SZA en 2015 lo que se transformó en una inspiración especial para las canciones que la movieron hacia arriba en los charts. "Coconut Oil", en particular, estaba pensada como un himno de autoayuda para mujeres negras. "Como la mujer negra que soy, hago música desde la experiencia de una mujer negra", dice la cantante. "Hago música que ojalá haga sentir bien a la persona que escucha y me haga descubrir la autoestima a mí misma. Ese es el mensaje que quiero que le llegue a la mujer negra, a la mujer negra y gorda, a la mujer trans negra. Punto".
Lizzo con el tiempo aprendió a cuidarse, a pararse en el "mundo real", fuera de las redes sociales, y a no responder a los haters. "Ahí se terminó todo eso para mí", dice de su desastre en Twitter. "Estaba totalmente equivocada. Soy adulta, puedo admitirlo". A comienzos de año, Lizzo decidió irse de Twitter, al menos por un rato, en parte por los trolls y en parte por la negatividad general del ambiente.
Hasta cierto punto, Lizzo entiende las críticas. "Soy nueva en esto", ofrece como disculpa. "Imaginate que ponés dos platos frente a un comensal: uno es pollo frito y el otro es, digamos, vagina de avestruz frita. A todo el mundo va a gustarle el pollo frito, y van a odiar el otro plato.
Para algunos oyentes, Lizzo puede ser "vagina de avestruz frita" pero eso no la desanima; no con todo lo que le costó llegar hasta donde está. "A la larga nos acostumbramos a todo", dice. "Así que se van a tener que acostumbrar a mi culo, ¿saben?"
Verdades dolorosas
El 31 de diciembre de 2018, Lizzo decidió no tomar ninguna resolución de cara al año entrante: había logrado todo lo que alguna vez había deseado. Estaba grabando canciones que le encantaban y sus conciertos se vendían a tope. "Junté un millón de dólares en la gira. Tenía suficiente plata para darles trabajo a todos mis amigos", dice. "Era Gucci". Estaba a punto de experimentar una de las más locas historias de éxito pop.
Lizzo siempre había fantaseado con meter un hit imbatible. Sophia Eris, su mejor amiga y la persona que colaboró con ella desde los comienzos de su carrera, recuerda la rapidez con la que Lizzo escribía las canciones para el trío de pop rapero The Chalice, que formaron en 2011 en Minneapolis. Después de que Lizzo firmara con Atlantic en 2015, Eris vio a su amiga tomar conciencia de su potencial creativo. "Me decía que estaba segura de ‘cómo hacer un hit científicamente’", recuerda Eris. "Tiene el cerebro de un químico. Sabe la ecuación. Lizzo podría componer un hit dormida".
Con tal oído pop a su disposición, tanto Lizzo como su sello se impacientaron por lograr efectivamente un hit. Su EP de 2016, Coconut Oil, hizo algo de ruido pero no dio la talla. "Nos frustrábamos un poco a veces, viendo lo genial que era y el potencial que tenía", dice el director de A&R de Atlantic, Brandon Davis, que en diciembre 2015 le acercó a Lizzo el contrato para que grabe con el subsello Nice Life de Rick Reed.
En 2017 Lizzo sacó "Truth Hurts". Mitad rapeo, mitad canción, el tema era un beso de despedida por una separación y un himno al empoderamiento, con una alquimia precisa de humor insolente, un toque de dolor y un montón de autoconfianza. "Fue la primera canción que me hizo pensar, de repente, ‘ah, qué buena canción, mirá’", cuenta. "La mayoría de mis rapeos sonaban trabados, ¿viste? [Pero en ‘Truth Hurts’] de repente estoy rapeando y cantando al mismo tiempo y el beat suena perfecto. Me puso orgullosa. Era una canción que no me iba a dar vergüenza frente a mis amigos de la infancia en Houston". No mucho después de escribir "Truth Hurts", Lizzo visitó a una parapsíquica, que comenzó a citar líneas sueltas de la letra. "‘Qué mierda está pasando’, fue lo primero que pensé, y ella me dijo: ‘deberías casarte con vos misma’". Es lo que Lizzo hace justamente en el video de la canción.
"Truth Hurts" es un tema ingenioso y pegadizo como nada en el mundo, pero también fue un fracaso comercial estrepitoso. Cuando salió del aire, Lizzo empezó a preguntarse si ella no tendría que hacer lo mismo. Irse directamente de la música, pasar a otra cosa. Fueron los miembros de su equipo los que le sacaron la idea de la cabeza. "Truth Hurts" sigue siendo central en cualquier concierto de Lizzo, pero la cantante en ese momento debió pasar a otra cosa, y por eso puso su atención en Cuz I Love You.
El 20 de octubre de 2018, Lizzo posteó en Instagram el video de un concierto en Iowa City en el que se la podía ver haciendo un solo de flauta en un cover de "Big Shot" de Kendrick Lamar. Lizzo y sus bailarinas (las Big Grrrls) hacen una coreo de shoot dance y a continuacuón la cantante sigue con la flauta. "Creo que esa es otra razón por la que me sentía tan satisfecha", dice. "Porque ahora me conocían como flautista. Se reveló el secreto: soy la nerd que siempre quería estar en la banda de la escuela".
Soy la nerd que siempre quería estar en la banda de la escuela
En menos de treinta segundos, Lizzo logró colar algo en el zeitgeist usualmente confuso del contenido viral, y su #FluteAndShootChallenge se convirtió en un fenómeno. Lizzo aportó más contenido viral, especialmente videos en los que aparece diciendo de forma muy cool Hi bitch y Bye bitch en carritos de golf, escaleras mecánicas y otros dispositivos de movilidad. Lizzo se convirtió en la máquina generadora de sus propios memes. Y así fue tejiendo el desarrollo de su público.
Lizzo lanzó Cuz I Love You en abril de 2019. Los críticos aprobaron el disco en general, y los números de streaming, si no tremendos, fueron buenos. Pero entonces pasó algo extraño. Someone Great ("Alguien especial"), una comedia dramática de separación con Gina Rodriguez y Lakeith Stanfield, salió en Netflix el mismo día del lanzamiento de Cuz I Love You. En la banda sonora del film, "Truth Hurts" justo acompaña la escena en la que vemos al desconsolado personaje de Rodriguez tomando alcohol a toda hora, bailando y gritando la letra de la canción en ropa interior. "Quería que esta escena pudiera tener una vida autónoma fuera del film, como un clip", dice la guionista y directora de la película, Jennifer Kaytin Robinson, que escuchó por primera vez a Lizzo en 2016. La inspiró la escena de "Tiny Dancer" en Casi famosos; "Truth Hurts" fue su primera opción.
Someone Great cambió todo. "Al despertarnos al día siguiente, sentimos que las cosas habían cambiado, de una forma tangible", recuerda Davis. "Truth Hurts" empezó a subir en los charts de Shazam y iTunes, a medida que ganaba reproducciones online y se distribuía en las redes. Los más jóvenes pudieron descubrir la canción gracias a los memes de "prueba de ADN" en TikTok.
De repente, una canción que había salido hacía ya dos años, y que ni siquiera estaba en su nuevo disco, se convirtió en una pegada. "Truth Hurts" llegó también al ranking 100 Canciones de Rolling Stone. Cuando Lizzó cantó una mezcla de "Truth Hurts" y "Good as Hell" (2016) en los MTV Video Music Awards, esta última canción se convirtió en su segundo hit de liberación lenta.
También pasó que los compositores Justin y Jeremiah Raisen la acusaron de robarles la apertura de "Truth Hurts" ("Acabo de hacerme una prueba de ADN, y resulta que soy 100% así de arpía"). Sin embargo esa línea estaba inspirada en un meme que Lizzo descubrió en Instagram y que estaba basado, a su vez, en un tweet de la cantante Mina Lioness. Lizzo respondió a los Raisen interponiendo un recurso legal por acoso, y compartiendo los créditos de la canción con Lioness. "Es con la creadora del tweet con quien voy a compartir mi éxito, no con esos hombres", afirmó en una declaración.
Lizzo es muy diplomática al referirse a su extraña trayectoria. Nadie puede planear que varios singles viejos de repente se enciendan en las redes justo para acompañar la salida de un disco con material nuevo. "Cuando lo estábamos haciendo, sabíamos que estábamos un paso demasiado adelante", dice. "Ahora tenemos la prueba de que estas canciones no tienen fecha de vencimiento. Conectan con el público cuando necesitan hacerlo".
En mayo del año pasado fui a un recital de Lizzo en Brooklyn Steel con una amiga, que se puso a llorar durante el concierto. Las tres, Lizzo, mi amiga y yo, tenemos más o menos el mismo peso: tenemos curvas, estrías en las piernas, brazos rollizos, vientres redondos.
Mi amiga lloró porque nunca había visto a alguien como ella arriba del escenario, y no digamos ya a alguien que rapeara, hiciera falsetes y bailara como Lizzo en lugar de quedarse quieta en el medio del escenario, con el cuerpo vergonzosamente cubierto. En un mundo que considera escandalosa a una mujer esbelta y con el físico muy trabajado, pero con alguna curva demás, como Jennifer Lopez, Beyoncé o Kim Kardashian, Lizzo se revelaba en escena como algo radicalmente nuevo.
"Es un cambio total", dice la influencer y diseñadora de moda XL Gabi Gregg, dándole crédito a Beth Ditto y a Missy Elliott por allanar el camino. "Cuando vas a verla, es un impacto enorme, que te hace llorar, porque sabías que algo te estaba haciendo falta, pero no te imaginabas cómo sería verlo".
Gregg se hizo fan de Lizzo tempranamente, cuando la estrella pop lanzó el video de "My Skin" (2015), una balada cruda sobre cómo una persona aprende a quererse, y en el que la protagonista se ve más natural que en su glam habitual. "Escribí ‘My Skin’ cuando tenía veintiséis años, así que estaba tomando conciencia de quién era realmente, y estoy feliz por eso", explica Lizzo.
En su adolescencia y hasta los veintipico, la vida de Lizzo estuvo marcada por la baja autoestima y por un novio tóxico, obsesionado con tener una novia flaca. "My Skin" muestra el trabajo de años que le llevó deconstruir las formas en las que la sociedad le había enseñado a odiarse a sí misma. "Enfrenté la dismorfia y salí adelante", dice. "Es lo mismo que pide el movimiento body-positive, que está creciendo igual que yo, y a veces llegan esos dolores típicos del crecimiento, pero estoy feliz de ser parte de una movida tan orgánica y vital".
Poco después de lanzar "My Skin," el equipo de Lizzo se acercó a Gregg en busca de consejo. La cantante estaba empezando a cambiar su atuendo, dejando atrás la franela y las botas punta de pato que eran sus mejores aliadas en Minnesota. Gregg colaboró con el equipo de Lizzo para encontrar marcas adecuadas a su cuerpo, y al final apareció en el video de "Scuse Me." "Estaba pensando en lo significativo que es este momento para las mujeres de cuerpo grande", reflexiona Gregg. "Las cosas realmente están cambiando".
Hay un cambio, pero el progreso no siempre es lineal. En diciembre, el cuerpo de Lizzo se convirtió nuevamente en carne del debate periodístico, cuando se animó a hacer twerking en un show para un partido de los Lakers con un vestido que dejaba a la vista una tanga. Hubo fans de los Lakers asqueados, que la acusaron de violar el ambiente "familiar" del juego y compararon su figura y su vestimenta con las de un profesional de la lucha libre, mientras en Twitter se distribuían fotos de los jugadores y del público durante el evento, todos con una cara de molestia que, probablemente, tenía otro motivo.
Lizzo parece estar un poco harta de hablar de su cuerpo, lo cual tiene sentido. Quiere ser apreciada por su música, y no por ser "valiente". "Soy más que eso. Tengo una carrera a mis espaldas", dice. "No es una simple tendencia".
Melissa Jefferson nunca estuvo segura de poder ser una estrella solista, por lo que solía formar bandas con otras personas. La primera fue el coro de la iglesia del barrio en Detroit. De chica no era "la cantante", y estaba bien; era "la inteligente", y soñaba con ser astronauta. En su tiempo libre, escribía historias de ciencia ficción sobre mujeres fuertes a las que le gustaría emular algún día, y desarrollaba su historia de amor eterno con el animé estilo Sailor Moon.
Cuando tenía nueve años, la familia Jefferson, con Melissa y sus dos hermanos mayores, se mudó a Houston. Shari y Michael Jefferson trabajaban en bienes raíces y Texas parecía un destino lucrativo. "Cuando me dijreon que nos íbamos, yo me lo tomé como diciendo: ‘¿perdón?’", recuerda Lizzo. "Realmente no procesaba la idea de mudarme a Texas, me aterraba imaginarme entre caballos y cowboys".
Pero en el sur Lizzo conoció a un aliado inesperado: la flauta. El instrumento le fue impuesto en una clase de música, y fue como el destino. "Era tan buena con la flauta que no se podía creer", dice. "Pensé que era para mí. ‘Voy a estudiar esto’, me dije. Ya lo sabía, desde el principio". Fuera de la banda de la escuela, a Lizzo la burlaban por sus costumbres de sabelotodo. "Lo único que hacía era levantar la mano cuando el profesor preguntaba algo, y todos decían, ‘¿cuántas veces pensás contestar, nerd?’"
Aunque era reservada, Lizzo ya tenía el carisma sufieciente como para organizar un casting de amigas para una banda de chicas inspirada en Destiny’s Child. La primera canción que escribió para el grupo se titulaba "Broken Households", y trataba de los chicos que, a diferencia de su caso, crecían en hogares trastornados. Lizzo todavía no estaba convencida de poder cantar, así que se ocupaba de dirigir el falsete triste de las otras integrantes. Tiempo después formó Cornrow Clique, su primera banda propiamente dicha, cuyas integrantes respondían a los nombres de Nino, Lexo y Zeo. Melissa entonces se convirtió en "Lisso".
En la secundaria transicionó de nerd a payasa de la clase. Por las mismas razones que antes era una sabelotodo: "deseaba ser escuchada", dice. Se inscribió en la Universidad de Houston para estudiar música, pero la cosa no fue fácil. "Es matemática: yo en ese campus de chicos ricos. Una cuestión de plata". La presión fue insoportable, y Lizzo abandonó a los veinte. Dejar la facultad significaba abandonar, al mismo tiempo, sus sueños de convertirse en una flautista profesional.
Siguió rapeando con otra de los miembros de Cornrow Clique, pero las falencias de su autoestima ya estaban haciendo su trabajo. Su compañera parecía destinada al éxito más que ella. "Siempre pensé que ella era la especial, porque era más flaca que yo, porque los chicos la preferían a ella, etc., entonces pensé: ‘mejor escribo las canciones y que ella sea la estrella’".
El dúo se terminó junto con la amistad, y en los años siguientes encontramos a Lizzo en Houston, llena de vergüenza, miedo y culpa. Hizo casting para una banda de rock progresivo llamada Ellypseas, mintiendo sobre su experiencia previa como cantante. Fue elegida, pero a cambio de empezar a tener brotes nerviosos que calmaba cada noche tomándose unos whiskies antes de salir al escenario. A los fans les gustaba su presencia enérgica y a menudo algo errática en el escenario, pero Lizzo era infeliz. Ocultaba la nueva banda a sus amigos, con el temor de que no les gustaría.
Lizzo dejó Ellypseas en 2010, un año después de la muerte de su padre. Temía que lo hubiera dejado muy deprimido al abandonar la facultad y sus sueños. "Mi papá quería que siguiera con lo de la flauta, y estaba realmente obsesionado con que volviera a la universidad", dice. "Se la pasaba buscando dinero entre mis primos para que pudiera seguir. Y yo pensaba, ‘papá, no voy a seguir’. Pero no se lo podía decir a él, sin embargo."
Lizzo tuvo que pelearla para llegar a fin de mes y durante un tiempo vivió en su camioneta Subaru. En 2011, una amiga y colaboradora que estaba planeando irse a Minneapolis la invitó a sumarse. Lizzo necesitaba un cambio de aires, y no desperdició la oportunidad.
En Minneapolis Lizzo volvió a rapear, y justo en ese momento no había muchas raperas negras en la ciudad. Con Eris formó The Chalice por aquellos años, otra banda de chicas inspirada en Destiny’s Child. The Chalice logró cierta fama a nivel local y recibió el espaldarazo definitivo para cualquier músico en Minneapolis: Prince se hizo fan de la banda. En 2014, Lizzo y Eris aparecieron en Plectrumelectrum, un álbum de Prince y su banda de apoyo 3rdeyegirl, cantando en la canción "Boytrouble". Prince las invitó también a tocar en Paisley Park; incluso les dio un concierto de piano solista a ellas dos y un par de amigos más. Antes de morir, Prince le había propuesto a Lizzo producirle un disco.
Para Lizzo, el reconocimiento de Prince le cambió la vida. "Estaba tan estresada que nadie me respaldaba. Pensaba, ‘es que soy demasiado rarita para los raperos y demasiado negra para los indie’. Estaba luchándola sola. Pero el respaldo y el aprecio de Prince cambiaron todo, y le estoy enormemente agradecida."
Una semana después de nuestro encuentro en Los Ángeles, la sacerdotisa suprema del autoempoderamiento está dando un concierto en el estadio Dickies de Dallas. En el backstage, le pasa revista a un grupo de fans lagrimeantes en un evento meet and greet, embutida en unos Gucci con una remera también de Gucci y unas botas camello que se ven muy cómodas, pero que Lizzo les pide a los fotógrafos que no fotografíen. Un paquete de Cheetos picantes sale de la nada entre entrevista y entrevista; Lizzo contesta sobre todo, desde sus estilizados desnudos fotográficos ("¡todo el mundo se la pasa desnudándose!") hasta sus citas amorosas (Lizzo nunca es la primera en mandar un mensaje privado).
Lizzo es selectiva en sus revelaciones, sin embargo, como los mejores gurúes de autoayuda. Muestra algunas partes importantes de su camino, pero retiene los mejores trozos para aquellos que pasaron más de diez años con ella. Después de todo, ya era una chica reservada de jovencita.
Pero si hay alguna razón por la que Lizzo se convirtió en una marca de positividad, es porque nunca es cándida o santurrona. Lizzo puede estar deprimida, puede enojarse, puede llorar, puede ser cruel. Es una maraña de sentimientos, algunos de los cuales salen a la luz frente a los trolls o en los vivos en Instagram, en los que ofrece sus reacciones sin filtro frente a lo que pasa con su vida y sus emociones.
Lizzo encontró la forma precisa de hablar de amor en sus canciones, pero al tocar el tema en persona fácilmente puede dar un traspié. La primera vez que se sintió enamorada coincidió con uno de los puntos más bajos de su vida. Tenía diecinueve años y estaba "delirando", tratando de ser alguien que no era. "Les gusto a los flaquitos", dice con una media sonrisa. "Pero justo estaba con uno que me decía: ‘soy un pibe flaco y tengo que tener una novia flaca’". Era 2007 y Lizzo trató de imitar a Zooey Deschanel ("¡No puedo levantarme un día y ser una chica blanca!"). El fin de la relación le hizo pensar en un tema que estaría presente en su música en los años siguientes: "¿Cómo podés enamorarte de alguien cuando ni siquiera estás siendo vos misma?"
Hace dos años, y con más confianza en sí misma, Lizzo se enamoró de verdad, esta vez del misterioso geminiano que inspiró Cuz I Love You. Lizzo asigna el fracaso de la relación a un mal momento para formar pareja y a su necesidad de ser libre. "Por mal que suene, necesitaba que me rompieran el corazón", dice. "No estoy triste, porque uso el dolor de forma constructiva. Es inevitable. El dolor es parte de la experiencia humana".
Por un largo tiempo, Lizzo imaginó su futuro en soledad ("sin hijos, dos amigos y punto") y con la cabeza metida en su trabajo. "Pero ahora es distinto", dice suspirando, dejando de lado la voz de gurú de la autoestima en la que suele dar sus sermones arriba y abajo del escenario. "Como la relación con mi familia, estoy trabajando en ese tema. Estoy abierta a la amistad. Estoy abierta a la idea de tener hijos, lo que es un tema fuerte para mí, porque mis discos son mis bebés".
Mientras estaba viajando a Los Angeles, puso a prueba su relación con su hermano, que está tratando de construir, al informarle en una videollamada que no podría quedarse en su casa la víspera del Día de Acción de Gracias porque estaba esperando compañía. "Me sentí mal por él después de colgar, ¡pero realmente es que alguien tiene que ocuparse de mi vagina!" Últimamente Lizzo escribe sus canciones mientras está viajando, inspirada por las "pequeñas cosas lindas" que le han dicho sus amantes últimamente. "Eso sí que está bueno".
En Dallas, Lizzo encuentra a otro posible pretendiente en la persona de Charlie Puth, en un backstage. Dispara su bala frente a los padres y la hermana del chico. "Si nos besuqueamos acá va a ser un poco raro", dice mientras se preparan para una foto juntos. Al padre de Puth lo llama "suegro", y los dos se ponen a hacer la pantomima del novio y la novia mientras Puth canturrea "Bridal Chorus".
Todo es una broma. Lizzo se muestra frente a cámara una última vez antes de cerrar el día. Sin embargo, el chiste se hace tan largo que te empiezan a dar ganas de verlos juntos en el registro civil alguna vez.
"Llamame", le suelta Lizzo al saludarlo, aferrándose a la tela de su disfraz de Papa Noel sexy. Ya le ha dado el mayor regalo: la esperanza de que algún día podrá estar con ella. Lizzo ha tenido el buen día que se merece.
Brittany Spanos
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