Cómo fue el último programa del año de Susana Giménez
La conductora se despidió en una noche colmada de juegos, bromas y un mensaje para los argentinos
Aprovechando el último programa de la conductora, repasamos qué puntos a favor tiene el modelo clásico televisivo conducido por Susana Giménez .
1. El esquema de titanio
Es imposible de negar: el molde del programa de Susana, es de titanio. No hay forma de quebrarlo o torcerlo, es imposible. Esa estructura heredada/homenajeada/sugerida de aquel show conducido por Raffaella Carrá, se prolongó a lo largo de los años e incluso hoy, en 2014, sigue funcionando a través de secuencias como la que abrió el último programa. La conductora entró manejando un descapotable blanco, rodeada de bailarines y una orquesta. Es una escena que si bien despide un innegable aroma noventoso, no deja de ser un requisito casi indispensable para este tipo de programas. Susana es una de las grandes divas televisivas, y su llegada, sobre todo en la último entrega, tiene que ser a lo grande. Punto para el modelo clásico.
2. Los juegos, como en casa
En el último programa, hubo cerca de 45 minutos del juego "Mi hombre puede", en el que distintas parejas (en este caso artísticas), llevan a cabo variadas competencias apostando "Susanitos". En la emisión de anoche, los invitados fueron Mónica Antonópulos , Sebastián Almada, Freddy Villarreal y Florencia Peña . Susana participó como una jugadora más junto a Nazareno, y los anfitriones del juego fueron Guillermo "Pelado" López , con la ayuda de Sofía "Jujuy" Jiménez (ambos, estrellas modelo 2015 adquiridas por el canal). Mucho invitado, muchas risas y muchos juegos curiosos, pero lo cierto es que mientras ellos se divertían, los espectadores no entendíamos los juegos, mientras que los famosos parecían estar de reunión un sábado a la noche jugando al Pictionary en la casa de Susana. Charlaban todos juntos, se reían, la pasaban bien, estaban impecables. El juego, tan extenso, terminó por aburrir. Parecía más una reunión de amigos que un programa pensado para la gente. Punto en contra del modelo clásico.
3. Moria y Su
Susana y Moria Casán en la pantalla son una topadora. Muchos lamentan (bah, lamentamos) no haberlas podido disfrutar en teatro. Anoche, se enfrentaron en el juego "Preguntados". Así se estableció uno de los momentos más jugosos de la velada. Lejos del caos que supuso el segmento "Mi hombre puede", este tramo fue más prolijo, más divertido, y Moria y Susana jugaron con la picardía que sólo pueden tener dos amigas que se conocen más por las anécdotas que callan que por las que revelan.
La ansiedad de Susana cuando sabía una respuesta, el auténtico desparpajo de Moria ("nosotras somos fálicas", una de las hermosas frases que disparó) y la combinación entre ambas, sigue siendo un pleno absoluto. Por esto, debe ser el único programa que todavía puede sacarle jugo a un momento tan único. Punto para el modelo clásico.
4. Los juegos telefónicos
Con el portarretrato de Rita Hayworth a su izquierda, la conductora se sentó a su escritorio y, una vez más, fue la Susana histórica, la que ametralla canjes publicitarios, la que arenga a los televidentes a que llamen para ganar dinero mientras los Susanos revolean cupones con un entusiasmo fingido, pero no por eso menos efectivo. Susana, detrás del escritorio, sigue fiel a su tradición de llamar al espectador, sorprenderlo con un premio enorme, y lo más increíble de todo, seguir anotando con lápiz los datos del ganador. Hay Ipads, celulares, pantallas táctiles, pero Susana detrás de su mesa, lápiz en mano, recitando un número telefónico que finaliza en "ah-ah…ah-ah", es otro momento clásico de la tele que cuando desaparezca, lo vamos a extrañar. Otro punto para el modelo clásico.
5. La Tini entrevista
El último programa de Susana tuvo sólo una entrevista, y la agasajada fue Martina Stoessel . Luego de presentar una coreografía al comienzo de la emisión (muy en la línea de lo que suele hacer Jennifer Lopez ), la cantante se sentó a solas con Susana. Ante los histéricos gritos ultra agudos de una tribuna infantil, la cantante habló de su inminente gira mundial, recordó su primer casting, cantó en vivo y comentó al pasar que seguramente algún medio iba a mencionar su llamativa delgadez. Fue un momento de los tantos que Susana tuvo en el año. Pero esas breves entrevistas, lamentablemente, dejan con ganas de más. Y eso es un punto en contra del modelo clásico.
6. Brindis, despedida y conclusión
Finalmente, Susana se despidió. Luego de un clip con los mejores momentos del año, la diva, copa en mano, dijo hasta la próxima. En el brindis, no pidió por salud, sino por la Argentina, y dijo en sus propias palabras, que lo pedía "porque el país que lo necesita". Así dio un mensaje inequívocamente político a las puertas de un 2015 que promete venir cargadísimo de campañas y pases de factura. Se despidió Susana con un programa que fue fiel a lo que se vio durante el año. Y se puede decir que el modelo clásico de Susana, sigue funcionando. Pedirle a esa estructura que se renueve, significaría pedirle que abandone su identidad. Puede que, para muchos sea un modelo fechado, pero indudablemente el programa de Susana es único en su especie, y esta última emisión compactó lo mejor de ese esquema. Cuando el modelo muera, probablemente sea porque Susana abandone la tele. Este programa termina siendo en realidad uno de los últimos bastiones de una forma televisiva que se resiste a morir. Punto para el modelo clásico.
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