Cómo es Por cesárea, el excelente disco de Dillom que eleva la vara de toda la música urbana
En su segundo disco, el rapero no solo se diferencia de los lugares comunes en los que caen sus colegas, sino que lleva al trap en particular y a la música urbana en general a otro nivel; Lali y Andrés Calamaro, los invitados
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Álbum: Por cesárea. Artista: Dillom. Temas: “Últimamente”, “La novia de mi amigo”, “Cirugía”, “Mi peor enemigo” (con Andrés Calamaro), “(Mentiras Piadosas)”, “La carie” (con Lali), “Buenos tiempos”, “Muñecas”, “(Irreversible)”, “Coyote”, “Reiki y yoga”, “Ciudad de la Paz”. Calificación: excelente.
Tomemos la canción “CAMIONETOTA”, publicada el 25 del mes pasado por Rusherking, FMK, Lit Killah, Ana Mena, Mesita y Omar Montes. Un reggaetón genérico, con mucho autotune y lugares comunes (desde lo sonoro y desde el videoclip), en el que se repiten frases como: “Quiero dartе en tu camioneta aparcá' / En la playa y lo hacеmo’ atrá'” o “Esa nalgota la hace rebotá' / Dicen que ese gato le hizo una malda’ / Y si se me pone en cuatro, la voy a arrebata’”. Hubo, entonces, al menos seis personas que consideraron que el mundo necesitaba otro reggaetón hablando de sexo, viajes, marcas y dinero. El video tiene, al día de hoy, 2 millones de visitas. Esto es cuatro veces más que “Últimamente”, la canción con la que Dillom abre Por cesárea, el disco editado el 26 del mes pasado y que es uno de los relatos más sórdidos de la música argentina en, al menos, el último lustro. Y también uno de los lanzamientos más destacados del año.
“Nace de un lugar más real que decir ‘Me c... a esta p...’, porque es algo que se siente de verdad”, le decía Dillom a LA NACIÓN hace dos años a propósito de los relatos ficcionales de sus canciones. “A veces el hip hop peca de ‘lo real’. La ficción termina reflejando más la realidad de uno que si hablás de una realidad que es de relleno o lo típico que se escucha siempre. La ficción me sale de un lugar real y personal porque es subjetiva”. Mientras unos cantan sobre lo que supuestamente son (que en realidad es lo que supuestamente tienen), Dillom eligió en Por cesárea cantar sobre lo que, por suerte, no es.
A un relato que (otra vez supuestamente) es real para los artistas pero se convierte en fantasía aspiracional para el oyente, Dillom contrapone una fantasía tan oscura como alejada de lo real y lo aspiracional. Como dijo en varias entrevistas, el disco cuenta la historia de una persona que tomó siempre malas decisiones. Una suerte de trap en negativo. Están los lugares comunes que hacen al imaginario del trap (sexismo, materialismo y drogas), pero reordenados de tal manera que se vuelven más densos e indeseables. El sexo y el fronteo devienen en violencia y femicidio (“Muñecas”). Lali (la única invitada del disco junto a Andrés Calamaro) recupera versos de la María Elena Walsh más tétrica en “La carie” y las sustancias se vuelven algo indeseable: “Dios mío, dame mi sueño de paz / Y no de pastillas / El diablo que nunca duerme / Penando me despabila”. Y en “Reiki y Yoga” menciona la marca de relojes Cartier, símbolo de estatus para el trap argentino (chequear “Goteo”, de Duki) en la voz de un femicida a punto de ser, además, suicida: “Dicen que la venganza está hecha de miel / Pero te puede salir cara, como un rolo Cartier” .
Pero la densidad de Por cesárea está dada también en cómo se dice lo que se dice. No se sobrenarra lo mismo de siempre, acá cada canción del disco cuenta una parte de la historia en lugar de que todas las canciones cuenten la misma historia. Si sus congéneres compiten a ver quién encuentra las mil formas de sobrenarrarse como los mejores, Dillom se toma 12 momentos para construir un todo indeseable. El sonido analógico, los pasajes instrumentales, la voz no afectada, los fraseos contenidos que evitan la sobreactuación... todo termina por condensar una atmósfera de dolor. Pero tampoco es una narrativa sobre el sufrimiento de los protagonistas, sino de un lenguaje del propio sufrimiento. A diferencia de la estetización -¿romantización?- de la psicosis que plantea Guasón (la película protagonizada por Joaquin Phoenix), en la historia que Dillom cuenta en estas 12 canciones no es el personaje el verdadero protagonista, es la emoción/dolor expresándose.
Por cesárea expone la maldad sin glorificarla ni aplicarle un filtro embellecedor. Y así se convierte en un disco denso, que se escucha con todo el cuerpo. Es la constatación, para propios y ajenos, de que un artista puede adscribir al estilo musical de moda sin por eso renunciar a una búsqueda artística. Dillom construye un yo sin la necesidad de autorreferenciarse ni destruir a un otro. Lo real del hip hop adquiere una nueva capa en la subjetividad de una ficción que solo existe porque el artista así la pensó y no busca proyectarla más allá de la obra, todo lo contrario. Y hacia afuera del hip hop -de la música toda incluso-, en un presente donde proliferan los discursos de odio y la crueldad como ética y gracia, Por cesárea es la muestra más cruda de que no hay luz alguna cuando tomamos la decisión de hacer el mal. Ni siquiera para el victimario.
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