Entre las giras intensas que el tecladista Diego Tuñón tiene con Babasónicos y el continuo producir de Daniel Melero, en los últimos cinco años ambos se engancharon en un proyecto que primero iba a llamarse Piano frito y terminó con el título de La ruta del opio. "Es un terciopelo de ruido blanco", describe Tuñón. "Casi como una pomada", completa Melero, sobre el trabajo de tono experimental que este sábado 14 presentarán en el Palacio Alsina durante la tercera edición de MUTEK Argentina, la versión local del festival de creatividad digital nacido en Canadá.
El kilómetro cero de esta unión fue la idea de un disco solista de Tuñón. En una suerte de producción epistolar, Tuñón le pasaba a Melero videos de fragmentos tocando el piano y el ex Los Encargados los procesaba y encontraba otros sonidos, texturas y silencios que podían quedar archivados por meses hasta que volvieran a manipularlos y darles, una vez más, una nueva sustancia sonora. El integrante de Babasónicos sintió en ese modus operandi como si hubiera cambiado de profesión: "Más que con los tiempos de una canción, fue como trabajar en una escultura. Y estas canciones puedo verlas desde atrás o desde un costado. También fue bueno dejar de escucharlas y volver a ellas. Nadie hace un disco para no escucharlo". Melero, por su parte, le pone rigor científico a su labor: "Es como un proceso metabólico de la música".
Después de adelantar material el año pasado en una presentación en el MALBA, en MUTEK la experiencia se completará con el artista visual y escultor 3D Gabriel Rud, que aprovechará al máximo la gran pantalla vertical de Palacio Alsina. "Aunque pueda ser que termine en un formato de vinilo, me atrae que el formato de La ruta del opio sea el de una presentación casi teatral", dice Tuñón. Melero siente que podría haber sido más simple. "Diego tenía una preocupación por el formato en que se presente. Yo soy más conformista, y hace ya unos años hubiese dicho listo, y quedaba todo en un CD inútil".
Entre estas capas de compostaje sonoro y poesía, se materializó una relación que lleva varios años de colaboración. Tuñón fue parte de la grabación de Cámara, el disco de Melero editado en 1991, y más tarde, en 2009, le produjo X (por). Pero la admiración y la amistad viene de más atrás en el tiempo: a los 9 años, Diego conoció al ex líder de Los Encargados en la casa del primo de un amigo a la que iba a escuchar música "porque tenía los mejores discos". Melero recuerda bien al pequeño Tuñón. "Nunca me voy a olvidar de su mirada, y que [a esa edad] era distinto", dice, "y yo ya llevaba una vida tratando de ser distinto".
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