
Comedia picaresca
Hugo Sofovich apuesta a un género que maneja con soltura
"La herencia del tio pepe", producción nacional (1997/98) en colores presentada por Aries Cinematográfica Argentina. Hablada en español. Libro cinematográfico: Hugo Sofovich, en colaboración con Rosario Merelli y Martín Guerra. Fotografía: Rodolfo Denevi. Música: Osvaldo Montes y Popi Spatocco. Intérpretes: Rodolfo Ranni, el Negro Alvarez, Miguel del Sel, Marcello Mazzarello, Ana Acosta y otros. Dirección: Hugo Sofovich. Duración: 100 minutos.
Nuesra opinión: regular.
En su larga trayectoria teatral, cinematográfica y televisiva, Hugo Sofovich fue siempre fiel a una consigna: el entretenimiento por medio de la picardía. Con elementos que transitan desde bellas muchachas muy esculturales y con el menor vestuario posible hasta gags que, a veces, se insertan en el dudoso gusto, Sofovich recorrió la comedia y la revista y lanzó a la popularidad a actores que, con el tiempo, lograron lugares de privilegio.
Tras diez años de ausencia de la pantalla grande -donde muchas veces tuvo en sus manos a Alberto Olmedo y a Jorge Porcel-, este casi único creador de un porteñismo zafado retorna con "La herencia del tío Pepe".
Y lo hace sin variar para nada su reiterada fórmula.
Esta vez toma como centro de su aventura a dos fracasados representantes de artistas a los que les escasea el dinero y les sobra la habilidad para sobrevivir a los tropezones. Cuando Cacho y Tito, el dúo de la trama, está más endeudado que nunca, un mafioso desea contratar al único artista que les queda, y reciben un jugoso anticipo monetario.
Pero un inconveniente de último momento hace fracasar la función y así ambos representantes deben escapar de las garras del delincuente y les surge, inesperadamente, la posibilidad de engañar a un grupo de porteños y de provincianos con una vieja herencia de un multimillonario brasileño.
El relato recrea entonces una serie de argucias en las que los protagonistas deben afinar sus respectivas mentes para salir a flote de tantos problemas cotidianos.
Humor y picardía
Con indudable pericia y acabado conocimiento de esta especie de revista filmada, Hugo Sofovich arma y desarma este rompecabezas en el que por momentos acierta en la descripción de sus personajes, y otras se apoya en su receta habitual donde los chistes directos, las palabras gruesas y los desnudos femeninos se adueñan de cada una de las situaciones.
Lamentablemente, el director y autor sigue fiel a un modo de arrancar la risa del espectador y parece no desear cambiar su rumbo que, en verdad, hasta ahora le dio muy buenos dividendos.
Su imaginación, sin embargo, está capacitada para frenar algunos arrebatos que se traducen en una comicidad demasiado chabacana donde todo es válido para el entretenimiento más pasatista.
En su reingreso al cine, Sofovich sigue manteniendo fresco el ritmo que lo caracterizó desde siempre, y se apoyó en un equipo técnico de gran solidez. A la cabeza del elenco, Rodolfo Ranni volvió a demostrar su ductilidad de actor que maneja con igual eficiencia el drama y la comedia.
A su lado, el Negro Alvarez sabe salir airoso de un papel que lo muestra dueño de un carisma que debe ser mejor utilizado, en tanto que Miguel del Sel, el ex Midachi, aporta simpatía a ese empresario alocado que no vacila en convertirse en mujer para engañar a los demás.
El film tiene como válido intento la posibilidad de que el cine argentino vuelva a la comedia más disparatada, aunque Sofovich debería bajar los decibeles en esa pasión por recurrir a lo extremo con el ánimo de congregar multitudes.