Jonah Hill y Channing Tatum ahora se infiltran en la universidad y parodian su secuela
3 estrellas y media
Si existiera algo parecido a una metasecuela, entonces se puede decir que esta continuación absolutamente tonta y consciente de sí misma de Comando especial lo es. ¿Por qué? Porque Comando especial 2 hace explotar el concepto de franquicia en el cine y estudia las esquirlas para entender por qué el público quiere ver lo mismo una y otra vez.
Perdón. No estoy tratando de escribir una monografía a partir de una farsa veraniega descartable. Comando especial 2 es muy divertida, por momentos de manera escandalosa. Se ríe de su propia lógica absurda y nos invita a divertirnos con ellos.
El título en inglés (22 Jump Street) se refiere a la dirección nueva donde el equipo de los policías encubiertos Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum) obedecen las órdenes del capitán Dickson (un Ice Cube sin desperdicio). Pero la comisaría se mudó al otro lado de la calle. 21 Jump Street era una iglesia abandonada que tenía un Jesús coreano. Las nuevas oficinas, con tecnología de punta, tienen un Jesús vietnamita.
El capitán, enojado y tan despistado como siempre, ya no cree que los treintañeros Schmidt y Jenko puedan pasar por alumnos de escuela secundaria. Entonces los manda a la universidad para arrestar a una banda de narcotraficantes. Que no encajarán ahí, ya lo sabemos. Que estemos viendo básicamente la misma película que la última vez es una fija en todas las secuelas.
Pero que no nos importe tanto se debe a varios factores, empezando por Hill y Tatum, un dúo cómico capaz de insuflarle vida a los clichés más atrofiados de las películas con estas duplas, que ya estaban viejos cuando Johnny Depp hizo esa serie de televisión en los 80. Como estrellas y co-productores de la película, Hill y Tatum se saben todos los chistes.
Hill, que fue nominado al Oscar dos veces (por El juego de la fortuna y El lobo de Wall Street), se ríe de su aptitud para el drama haciendo que Schmidt tenga que pasar un tiempo con estudiantes de artes y engancharse con Maya (Amber Stevens), que ama la poesía y cuya compañera de cuarto, Mercedes (una Jillian Bell que se roba la escena), lo pincha sin piedad, acusándolo de ser un viejo perdedor. Tatum, siempre en papel del atleta, se despliega cuando Jenko se une al equipo de fútbol americano y se fascina con Zook (Wyatt Russell, el talentoso hijo de Kurt Russel y Goldie Hawn), un mariscal de campo rubiecito.
El verdadero bromance es el de Schmidt y Jenko, que evocan la amistad universitaria de los directores Phil Lord y Chris Miller (La gran aventura Lego). Estos señores saben que la tentación de la secuela no valdría nada sin personajes queribles y actores adecuados.
Pero, carajo, es increíble ver cómo la adicción de Hollywood al reciclaje es distorsionada de manera épica. Desde la escena de acción del comienzo, todo está llevado al extremo. Y la coda completamente hilarante que dispara ideas para infinitas secuelas de Comando especial, es suficiente razón para pagar el precio de la entrada. Dicen que siempre se lastima lo que se ama. Gracias a este equipo de jodones alegres, Comando especial 2 lastima un montón.
Por Peter Travers
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