Clint Eastwood vuela muy alto
"Jinetes del espacio" ("Space Cowboys", Estados Unidos/2000). Presentada por Warner Bros. Dirección: Clint Eastwood. Con Clint Eastwood, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, James Garner, Marcia Gay Harden, James Cromwell, William Devane, Loren Dean y Courtney B. Vance. Guión: Ken Kaufman y Howard Klausner. Fotografía: Jack N. Green. Música: Lennie Niehaus. Edición: Joel Cox. Duración: 129 minutos. Apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena.
Si algo le faltaba a Clint Eastwood para completar su magistral carrera como director era filmar uno de esos tanques que Hollywood suele destinar al consumo masivo y efímero de su temporada veraniega. Con "Jinetes del espacio", la película comercialmente más exitosa de su filmografía, este mito viviente no sólo sale indemne de ese desafío, sino que trasciende la previsible comedia autoparódica y el thriller fantástico para redondear una película tan inteligente como entretenida.
"Jinetes del espacio" funciona casi a la perfección en sus tres grandes partes: una introducción de diez minutos, rodada en blanco y negro y ambientada en 1958, en la que un joven equipo de cuatro aviadores de la fuerza aérea es reemplazado por decisión de la surgiente NASA por... una monita, que se convertirá así en la primera astronauta de los Estados Unidos; la "comedia geriátrica", en la que los veteranos pilotos se reúnen cuatro décadas más tarde y se "entrenan" para viajar a reparar un viejo y amenazante satélite ruso; y las posteriores aventuras espaciales en las que Eastwood se consagra con una recatada y funcional utilización de los efectos visuales de la Industrial Light & Magic.
Reivindicación y clasicismo
En esta película aparentemente superficial, en la que combina la dinámica humorística de "Dos viejos gruñones" y el espíritu de "Los elegidos" ("The right stuff"), el film de Philip Kaufman, Eastwood ratifica que se trata de una rara avis del cine norteamericano.
Con su contundente e incuestionable clasicismo narrativo se opone a tanto realizador novel obsesionado por conseguir el encuadro más novedoso o el mayor grado de estilización posible, pero sin preocuparse por obtener el más mínimo sustento dramático.
La película en sí misma sostiene una tesis similar: la reivindicación de la experiencia, la solidez y hasta el individualismo de la vieja guardia frente a la arrogancia de los jóvenes astronautas que se vanaglorian con sus múltiples títulos del MIT, cuando en realidad no son otra cosa que instrumentos del poder tecnológico y de la burocracia.
Eastwood se rodea de otros veteranos intérpretes (Tommy Lee Jones, James Garner, Donald Sutherland, William Devane y James Cromwell) para hacer un verdadero homenaje a las arrugas, a los cuerpos marchitos (las escenas de la revisión médica y del entrenamiento no sólo son hilarantes, sino toda una toma de posición) en medio de una sociedad de consumo que hace un culto de la juventud, la belleza y la perfección física.
El último cruzado
El director de "Los imperdonables", "Un mundo perfecto", "Los puentes de Madison", "Poder absoluto", "Medianoche en el jardín del bien y del mal" y "Crimen verdadero" continúa con su cruzada (estética, temática y hasta moral) evidenciada especialmente durante toda la década del 90 por recuperar y reformular los géneros tradicionales del cine hollywoodense.
Así como lo hizo con el western, el melodrama, el policial, el thriller psicológico o la road-movie, ahora incursiona con resultados siempre convincentes en la comedia física y -durante la segunda mitad- en esa suerte de entelequia contemporánea que es el cine de suspenso con efectos especiales pensado para el entretenimiento popular.
Eastwood parece haber alcanzado una madurez tal en la articulación de las diversas herramientas cinematográficas y técnicas que cada una de sus películas resultan engranajes perfectos.
Así, mientras muchos aguardan su canto del cisne, este testarudo septuagenario se sigue resistiendo a la presión del retiro y la tranquilidad de los homenajes. Y lo hace en plena forma, a fuerza de buenas películas.