Clímax, de Gaspar Noé, ganó en la Quincena
CANNES.- Con las tres últimas películas (la francesa Un coteau dans le coeur, de Yann Gonzalez; Ayka, del kazajo Sergei Dvortsevoy; y Le poirier sauvage, del turco Nuri Bilge Ceylan) cerró ayer la Competencia Oficial de la 71» edición del Festival de Cannes, que esta tarde tendrá su Palma de Oro y el resto de los premios que otorgará el jurado, presidido por Cate Blanchett.
En un panorama general de muy buenas películas, se destacaron Lazzaro felice, de la italiana Alice Rohrwacher; BlacKkKlansman, del estadounidense de Spike Lee; Cold War, del polaco Pawel Pawlikowski y -en una edición extraordinaria para el cine asiático-; Shoplifters, del japonés Kore-Eda Hirokazu; Ash is Purest White, del chino Jia Zhang-ke; 3 Faces, del iraní Jafar Panahi; y Burning, del coreano Lee Chang-dong. Tampoco habría que descartar a Capernaum, de Nadine Labaki, ovacionada durante 15 minutos en la función de gala y cuestionada por la mayoría de la crítica, pero no sería extraño que Blanchett y compañía optaran por una mujer como ganadora de la Palma de Oro.
En el terreno de los premios, se anunciaron ayer los galardones de la segunda sección oficial, Un Certain Regard. El Grand Prix fue para la inquietante película sueca Gräns (Border), de Ali Abbasi; mientras que las dos representantes argentinas (El ángel, de Luis Ortega; y Muere, monstruo, muere, de Alejandro Fadel) se fueron con las manos vacías.
En cambio, otro director nacido en nuestro país -aunque radicado en París- como Gaspar Noé se llevó la distinción principal de la muestra paralela Quincena de Realizadores con Clímax, que combina el musical con experiencias alucinógenas con LSD. Con el sello inconfundible del creador de Solo contra todos e Irreversible.