Cineastas mujeres

Septiembre concentra tres de los más grandes festivales de cine del mundo: Venecia, que suele empezar en los últimos días de agosto, y luego aparecen Toronto y San Sebastián; de hecho, una parte del “circo ambulante” del mundo de los festivales (industria, programadores, prensa, etc.) suele asistir a los tres eventos sin volver a su país. En Venecia, los reflectores cinéfilos -argentinos, latinoamericanos y mundiales, a qué negarlo- estaban atentos a la premiere mundial -finalmente- de Zama de Lucrecia Martel, quien -finalmente- volvía a estrenar un largometraje desde 2008. Una de las grandes autoras del cine del siglo XXI -cuya nueva película recibía elogios y sumaba interrogantes acerca del lugar de “fuera de competencia” que recibió en el evento italiano- regresó y estrenó comercialmente en Argentina el 28 de septiembre. Y, el 29, la Academia de Cine anunció que Zama sería la candidata argentina para los Oscars y los Goya.

El festival de Toronto, tremendo lugar de amplificación de las películas en los medios, lanzó este año un plan de un lustro para lograr una mayor y mejor presencia de las mujeres en el cine contemporáneo. La mera selección de películas dirigidas por mujeres no garantiza una mayor visibilidad, y hay mucho por hacer y muchas variables a analizar. Pero algo parecía notarse en este septiembre, que también incluyó la feliz noticia de que Verano 1993 de Carla Simón sería la candidata española a los Oscars.

San Sebastián comenzó el 22 de septiembre y en su gala de inauguración una de las presentadoras pidió a los presentes que pensaran en sus tres directores de cine favoritos de toda la historia, dejó pasar unos segundos y dijo: “ahora díganme cuántas mujeres hubo en sus listados”. Pregunta efectiva, muy probablemente efectista, para asestar un golpe argumentativo menos justo que veloz. Básicamente, la historia del cine ha tenido muchos más hombres que mujeres como directores, y todavía más porcentaje de directores de films de éxito, y todavía mayor de directores premiados. En toda la historia de los Oscars solo hubo cuatro mujeres nominadas en el rubro de mejor dirección, y la única ganadora sigue siendo Kathryn Bigelow. La cantidad de premiadas en la historia de los grandes festivales del mundo también es escasa, aunque su participación en las grandes competencias de las últimas décadas muestra una clara curva de crecimiento. Los porcentajes mejoran si tomamos los festivales de cine más nuevos: las ganadoras del premio mayor del Bafici han sido firmadas por mujeres en 5 de 19 casos, y Carla Simón ganó este año como mejor directora.

El 30 de septiembre, día final del festival de San Sebastián, tres de los cinco jurados de películas terminadas habían estado presididos por mujeres: el de nuevos directores por la productora búlgara Rossitsa Valkanova, el de Horizontes latinos por Ángela Molina, y el de cine vasco por Itxaro Borda. Finalmente, en la gala de clausura de San Sebastián la pregunta formulada el día inicial sobre las directoras mujeres tuvo fuertes ecos: el premio a mejor dirección de la sección oficial fue para Anahí Berneri por Alanis, y la película ganadora de Nuevos directores fue The Semeur, dirigida por una mujer (Marine Francen) y protagonizada casi en su totalidad por mujeres. También la mención de la sección fue para una película dirigida por una mujer y protagonizada por una mujer: Matar a Jesús de Laura Mora. Y la ganadora de Horizontes latinos fue otra película dirigida por una mujer: Los perros de Marcela Said. Los discursos de las ganadoras tuvieron mucho de convencerse y de convencer al mundo de que se podía ser directora de cine y madre, por ejemplo; ganar, ofrecer un cine que puede gustar y plantar banderas, nuevos hitos. Llegará el día en el que no sea noticia que un premio a la mejor dirección en un festival como el de San Sebastián sea para una mujer, pero el de Anahí Berneri fue el primero en 65 años.

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