Woody Allen y sus musas inspiradoras
Desde la Diane Keaton de Annie Hall hasta la Kristen Stewart de la inminente Café Society, el director continúa construyendo sus películas alrededor de sus actrices favoritas
Dicen que no le gusta hablar con los actores. Que le da a los intérpretes que aparecen en sus películas una indicación mínima o dos, nada más. Woody Allen es famoso por su talento como guionista y director hace cincuenta años y sin embargo nadie se explica como logra las interpretaciones que aparecen en sus films. Ni él mismo parece entenderlo y mucho menos pueden averiguarlo quienes se mueren por trabajar con él y una vez que lo hacen están seguros de que serán despedidos en cualquier momento. Pero no. Algo ocurre, algún tipo de magia cinematográfica que hace que todo funcione bien con sus actores aun en las películas menos menos logradas del director. En las más logradas, como Café Society, que se estrena pasado mañana, la alquimia es evidente especialmente en el caso del personaje que interpreta Kristen Stewart. La actriz de Crepúsculo –aunque aquí se parezca a su mucho mejor versión de Adventureland– se suma a una lista de musas que forman parte fundamental de la carrera de Allen.
La primera actriz que viene a la mente cuando se habla de las musas inspiradoras de Allen es Diane Keaton . La actriz californiana trabajó con el director en siete largometrajes y aunque el pico de su sociedad haya sido Dos extraños amantes (Annie Hall), lo cierto es que años después de aquel film, cuando se reencontraron para Misterioso asesinato en Manhattan y demostraron que la química entre ellos seguía intacta.
Aunque ahora sea imposible separar sus conflictos como pareja y las espantosas acusaciones de abuso que aun oscurecen el vínculo, durante muchos años Mia Farrow fue la perfecta socia creativa de Allen. Su presencia, en general tímida y tranquila, fue el antídoto ideal para la neurosis desatada del director frente a la pantalla y detrás de ella. Resulta muy difícil elegir una entre las muchas películas que hicieron juntos. Desde la brillante Zelig pasando por la fantástica Hannah y sus hermanas y la evocadora La rosa púrpura del Cairo. entre la filmografía compartida entre Farrow y Allen se destaca Crímenes y pecados, una de las mejores películas del director.
Años después de su florecimiento creativo junto a Keaton y Farrow, Allen encontró una nueva inspiración en una actriz muy diferente a las anteriores. Scarlett Johansson fue la sirena de Hollywood que el director siempre quiso tener como protagonista y nunca había conseguido. Hasta que llegó ella y llegó Match Point, la película que cimentó una dupla que aunque produjo la mediocre Scoop también elevó la puntería con la vibrante Vicky Cristina Barcelona.
A pesar de que aun no dio los frutos esperados, la presencia de Emma Stone en la filmografía de Allen marcó un nuevo rumbo en la mirada del director. O tal vez un viejo rumbo ahora revitalizado. La joven actriz es una declarada admiradora de Diane Keaton y tiene el talento cómico además de la sensibilidad necesaria para ser una digna sucesora. Aunque sus dos películas dirigidas por Allen, Magia a la luz de la luna y Hombre irracional no hayan aprovechado al máximo sus habilidades.
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