Woody Allen volvió a insinuar que su despedida como realizador está cada vez más cerca: “Gran parte de la emoción de hacer cine se ha ido”
“Voy a hacer otra película y veré como se siente”, dijo en una entrevista por Instagram con Alec Baldwin, en la que no se tocaron los temas más controvertidos que involucran a ambos actores
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¿Está cada vez más cerca el momento del adiós para Woody Allen en el cine? El creador de Manhattan, Días de radio y Zelig volvió a plantear en voz alta esa posibilidad durante la conversación de media hora que mantuvo en el mediodía del martes con Alec Baldwin, uno de los actores que más lo admira y que lo defendió como pocos cuando algunos de sus colegas empezaron a cuestionarlo y a tomar distancia de él.
Durante el encuentro, que pudo seguirse en vivo y en directo a través de un “live” en la cuenta oficial de Instagram de Baldwin, que tiene allí casi dos millones y medio de seguidores, Allen sugirió que podría cerrar la extraordinaria carrera como director iniciada en 1966 con su próximo largometraje, el número 50, que tiene previsto filmar en París.
“Lo más probable es que haga al menos una película más. Gran parte de la emoción de hacer cine se ha ido. Cuando empecé, la película que uno hacía llegaba a las salas de cine de todo el país y la gente iba a verla. Ahora hacés una película y con suerte disponés de un par de semanas en alguna sala, quizás cuatro o seis, y luego pasa directamente al streaming o al pay per view”, explicó con bastante amargura.
No es la primera vez que Allen, a sus 86 años, expresa estos pensamientos. Algo parecido había insinuado en una charla con LA NACION que tuvo en enero pasado, pocos días antes del estreno en la Argentina de su película más reciente, Rifkin’s Festival. “Creo que podría dejar de hacer películas, es una posibilidad. El cine está tomando una dirección que no me interesa”, señaló en ese momento.
Quedó claro en ese momento y también ahora, después de responder en el mediodía de este martes durante media hora a las preguntas de Baldwin, que Allen no quiere saber nada con el cine que se hace hoy, pensado cada vez más para su estreno directo en espacios como las plataformas de streaming. Allen sigue pensando que esa alternativa no es más que “televisión”.
“No me divierte tanto hacer una película así como cuando las hacía y tenía la sensación agradable de que había 500 personas viéndola al mismo tiempo. Hoy no sé cómo podría sentirme haciendo películas de nuevo. Voy a hacer otra y veré cómo se siente”, dijo sobre el proyecto sobre el que trabaja para filmarlo en París entre fines de este verano y comienzos del próximo otoño en el hemisferio norte.
Durante la charla con Baldwin, Allen no hizo ningún comentario sobre su próxima película. En la entrevista que le hizo LA NACION en enero pasado había anticipado algo más. “Tiene una naturaleza parecida a lo que cuento en Match Point. Una historia policial que gira alrededor de temas como el azar, la casualidad, las oportunidades y la buena o mala suerte. Son cuestiones que me interesan mucho. Es una historia que podría transcurrir tranquilamente en Nueva York, Londres o Barcelona, pero me parece que el lugar ideal para desarrollarla es París”, contó.
En la charla transmitida a través de Instagram, que se interrumpió al menos tres veces por dificultades técnicas, ni Baldwin ni Allen hablaron de los asuntos más incómodos de sus respectivas carreras recientes y evitaron cualquier situación controvertida o polémica. “Déjenme empezar dejando en claro que no me interesan para nada lo que piensen los demás y los mensajes mojigatos que dejan por acá. Tengo mis propias ideas y no podría estar menos preocupado que ahora por las especulaciones planteadas por los demás. Si alguien cree que un juicio debería sustanciarse a partir de un documental de HBO ese es problema de ustedes”, aclaró Baldwin en un texto introductorio a la entrevista.
El actor apareció en tres películas de Allen hasta el momento: Alice (1990), A Roma con amor (2012) y Blue Jasmine (2013). Baldwin también caracterizó cada película de Allen como “un baño tibio que hace que todo esté bien”. Al parecer, el principal propósito de la entrevista tuvo que ver con la publicación de una nueva colección de ensayos escritos por Allen y reunidos bajo el título de Zero Gravity.
La alusión de Baldwin a HBO tiene que ver, por supuesto, con la serie documental que esa cadena estrenó el año pasado con el título de Allen vs. Farrow. Allí se reveló por primera vez una grabación casera en la que Dylan Farrow, una de las hijas adoptivas de actor, lo acusa de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía 7 años. Allen rechazó varias veces esas acusaciones y denuncias, calificándolas de “vergonzosas y falsas”.
Por otro lado, Baldwin sigue expuesto a la investigación policial y judicial por la tragedia ocurrida en octubre de 2021 en pleno set de rodaje de la película Rust, de la que participó como actor protagónico y director. Allí murió Halyna Hutchins, la directora de fotografía de la película, por el disparo de un arma que estaba en ese momento en poder de Baldwin. Todos creyeron que se trataba de un revólver de utilería, pero resultó un arma de fuego con un proyectil letal. Los investigadores todavía tratan de esclarecer cómo llegó ese revólver al lugar del rodaje.
Allen se vio obligado a interrumpir en 2019 su histórica costumbre de escribir y dirigir una película por año. Las acusaciones en su contra interrumpieron esa rutina, así como la creciente negativa de algunos de los actores que en el pasado habían trabajado con él de aceptar eventuales nuevas convocatorias.
Ante este cuadro de cancelación cada vez más extendido, Allen recurrió a productoras europeas para hacer en España Rifkin’s Festival, que hasta ahora es su último trabajo como autor y realizador. Después llegó el Covid para complicar todavía más las cosas. Cuando Baldwin quiso saber cuál era la rutina cotidiana de su interlocutor, Allen respondió: “No necesito estar frío en el invierno o cálido en el verano para levantarme todos los días a las 5 de la mañana y empezar a tomar decisiones que se extienden a lo largo de todo el día. Estoy en casa y no hay otra cosa que hacer más que hacer ejercicio, tocar el clarinete y escribir. Tengo escritas un par de obras de teatro… En un momento me dije a mí mismo: ‘Esta es una buena forma de vivir, ¿qué pasa si no hago más cine?’. Y pensé: ‘Tal vez haga una o dos más’”.
Fiel a su estilo, Allen no se mostró demasiado entusiasmado sobre la posibilidad de que las dos obras de teatro que escribió durante la pandemia lleguen a Broadway. En ese sentido, dijo que las quejas que planteó sobre el presente del cine también pueden aplicarse al teatro. “Cuando yo era joven se podía recorrer todo el distrito teatral de Nueva York y encontrarse con una pieza más interesante que la otra. Era algo muy divertido, había una tremenda cantidad de entretenimiento allí”, dijo.
Ahora, en cambio, el área teatral de Nueva York se convirtió para Allen en un “espantoso centro comercial” en el que todos los shows son “nada más que revivals de musicales clásicos en los que se necesita siempre contar con alguna estrella” debido a los astronómicos costos de producción. “Ya no hay más Arthur Miller, Tennessee Williams, William Inge o Edward Albee”, completó.
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