La película épica centrada en un aprendiz de mago, realizada con más ingenio que presupuesto, fue un fracaso a su estreno pero terminó siendo reivindicada con el paso del tiempo; en noviembre se estrenará en Disney+ una miniserie que continuará su historia
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La de Willow es una historia como la de otros clásicos de los ochenta. Realizada con más ingenio que presupuesto, la saga de un valiente Nelwyn que se embarca en una peligrosa misión, fue un fracaso al momento de su estreno. Pero a finales de esa década, el VHS le daba revancha a algunos pocos elegidos, y de ese modo, Willow se convirtió en una pieza de culto. Y detrás de ese éxito tardío, hubo una serie de desafíos que debió enfrentar el creador de este mundo, el popular George Lucas.
La promesa de Lucas
El director de Star Wars estaba cerrando uno de los capítulos más importantes de su vida. En 1983, mientras le daba los últimos retoques a El retorno del Jedi, su futuro en Hollywood era un enigma. La dirección no era un camino que le interesara, y prefería abocarse a la escritura y producción de nuevos proyectos. Junto a su amigo Steven Spielberg solía charlar sobre viejas ficciones, un amor en común que derivó en la creación del enorme Indiana Jones. Pero en simultáneo, Lucas desarrolló otra historia, que surgió a partir de una promesa.
Durante su trabajo en la mencionada El retorno del Jedi, el realizador conoció a un actor de talla baja llamado Warwick Davis. Se trataba de un intérprete que tenía apenas doce años, y que actuaba adentro de los trajes que le daban vida a los ewoks. En el rodaje, Warwick se destacó por su frescura, su dotes actorales, y sus ganas de trabajar, rasgos que llamaron la atención de Lucas, y que lo llevaron a pensar que el niño tenía el talento suficiente como para estar al frente de su propia película. Y en una nota, Davis recordó un momento que cambió su vida: “George me dijo que tenía una idea, y que iba a escribir la historia conmigo como inspiración. En ese momento no me dijo que iba a llamarse Willow, solo me aseguró que no estaba terminada, y que iba a quedar para dentro de algunos años, cuando yo fuera más grande”. Y Lucas cumplió su palabra. Pocos años después, a mediados de los ochenta, Warwick recibió la llamada que tanto esperaba, la del director confirmándole que tenía terminado el guion de una nueva película, que lo tendría como protagonista. Claro que antes, era necesario conseguir a los productores que confiaran en su nuevo proyecto.
De la desconfianza de Star Wars, a la desconfianza de Willow
Para George Lucas, la situación era un déjà vu. Cuando en los setenta presentó en numerosos estudios cinematográficos la idea de Star Wars, nadie confiaba en él. Los jefes de las principales productoras miraban con escepticismo las posibilidades comerciales de una saga galáctica, en la que un joven vencía a un villano todopoderoso llamado Darth Vader. Solo la aparición del presidente de Fox, Alan Ladd Jr. (hijo del conocido actor), le permitió al realizador concretar Star Wars, dando nacimiento a una franquicia que aún hoy factura millones de dólares anuales. Y si bien muchos podrían considerar que luego de esa experiencia, las productoras estarían deseosas de comprar los derechos de una nueva idea de Lucas, la realidad fue muy distinta.
Cuando el realizador comenzó a acercar la idea de Willow, nuevamente se encontró con que nadie quería financiarlo. En realidad, el desinterés tenía que ver con que los últimos films de fantasía no habían dado grandes resultados en taquilla. Krull, Leyenda y El dragón del lago de fuego, estuvieron lejos de ser éxitos, y la industria miraba con poco entusiasmo las sagas de hechiceros, espadachines y criaturas mágicas. Y cuando el guion parecía destinado a quedar en el olvido, un viejo conocido volvió al rescate de Lucas. A finales de los ochenta, Alan Ladd Jr. estaba al frente de MGM, y le propuso al realizador otorgarle 35 millones de dólares para filmarla, quedándose con los derechos de exhibición en cine y televisión. Con ese dinero asegurado, Lucas puso en marcha su nueva épica de fantasía.
Warwick, Ron Howard, y la llegada de Val Kilmer
“Creo que siempre me interesó usar pequeños personajes como protagonistas. Muchas de mis historias giran alrededor de pequeñas personas que luchan contra el sistema, y creo que aquí tuve una versión muy literal de eso”. Con esas palabras, el director se refería a un proyecto que aún hoy, es la producción con mayor cantidad de artistas de talla baja en pantalla (cerca de 240, según alguna vez estimó el propio Warwick). Con el protagonista confirmado, el siguiente paso para Lucas era elegir al director idóneo para el proyecto. Luego del éxito de Cocoon, Ron Howard tenía ganas de filmar una película de aventuras, y cuando supo de Willow, no dudó en contactar al creador de la historia. Howard conocía a Lucas desde hacía varios años, cuando se convirtió en uno de los protagonistas de American Graffitti. El creador de Star Wars sintió una conexión inmediata con él, y le confió la realización de su nuevo largometraje.
Por su parte, Warwick estaba más que entusiasmado por la posibilidad que representaba un film del calibre de Willow, principalmente, porque iba a suponerle su primer trabajo en pantalla sin usar maquillaje, máscara o disfraz de ningún tipo. Y Davis se tomó esa prueba con extrema profesionalidad. Aunque solo tenía 16 años cuando empezó a trabajar en la película, el actor aprendió a cabalgar, a pelear con espada, y hasta tomó clases de magia con el fin de interpretar al valiente héroe.
Con respecto a Madmartigan, el espadachín que acompaña al protagonista, Lucas contempló varias opciones. De la lista de posibles candidatos (en la que se encontró John Cusack), Val Kilmer quedó como el elegido. El resto del elenco lo completaron Jean Marsh, Billy Barty y Joanne Whalley (quien se casó con Kilmer luego de la filmación).
Similitudes peligrosas
En lo referido a su estructura, Willow no es un título que asuma grandes riesgos. Desde luego que eso no atenta contra la calidad de la película, y mucho menos, contra el gran carisma de sus protagonistas. Pero el esqueleto del relato dio pie a inevitables comparaciones, especialmente con un título ícono en del rubro de magia y brujería, El señor de los anillos. Y es que hay una estructura llamativamente parecida, que a su vez, dio pie a todo tipo de rumores, desde asegurar que originalmente Lucas intentó (sin éxito) comprar los derechos para adaptar la pieza de Tolkien, hasta denunciar que todo se trataba de un plagio descarado. Claro que nunca hubo palabras oficiales al respecto, más allá de los innumerables parecidos.
En el film hay una aldea pacífica habitada por gente de una estatura menor (y de buen comer). De entre sus pobladores, un joven de poca fuerza pero gran valentía recibe la misión de llevar un objeto poderoso hacia un destino muy lejano. De lograr su misión, ese objeto supondrá la derrota de la mayor amenaza con la que se enfrentan todos los reinos. El joven se rodea de aliados de confianza, y en su camino se encuentra con un guerrero que al principio le genera desconfianza, pero que luego se revela como un hombre de gran nobleza. Una criatura de poderes mágicos que lo ayuda en el bosque, y logran una victoria más por perseverancia que por fortaleza, contra un rival que por mucho supera la fuerza del protagonista. Los rasgos que indudablemente emparientan a Willow con El señor de los anillos, son muchos, y siempre pesaron sobre este film, convirtiéndolo en una suerte de relectura compacta del monstruo literario de Tolkien.
Por otra parte, este largometraje sufrió otra odiosa comparación, en la que se establecían paralelos con la primera Star Wars. Como Luke Skywalker, Willow comienza una aventura desconocida, en la que descubre un poder interior dormido, y en la que cuenta con un aliado de carácter pícaro, pero de una lealtad inquebrantable. En plan de forzar similitudes, la realidad es que Willow no es un plagio o una imitación, sino que las aventuras tienen moldes determinados, y Lucas es un gran amante del denominado “camino del héroe”, una estructura narrativa que sirve de base para decenas y decenas de estos relatos según analizaba Joseph Campbell.
El éxito, y una esperada continuación
Como ya se mencionó, cuando Willow fue estrenada en 1988, no fue un éxito de taquilla, pero en VHS tuvo una vida mucho más fructífera, convirtiéndose en pieza de culto. El fascinante mundo en el que transcurre la historia, algunos efectos visuales de avanzada (este fue el primer film en utilizar la técnica de morphing, por el que se transforma un objeto en otro), y el encanto de Warwick en pantalla, lograron resistir el paso del tiempo. Sin embargo, durante los 90, las posibilidades de una continuación nunca estuvieron ni cerca de concretarse, motivo por el que Lucas continuó la historia en tres novelas posteriores, que no gozaron de gran aceptación entre los fans.
Los años transcurrían, el público no perdía las esperanzas, y Warwick Davis aseguraba en todas las entrevistas que brindaba, que estaba deseoso por encarnar nuevamente al joven mago. Y hace algunos años, visiblemente emocionado, el actor confesó: “El público nunca dejó de preguntarme si Willow iba a volver. Y ahora estoy entusiasmado de responder que eso será así. Muchos me dijeron que crecieron con este film, que los influenció en el modo de entender el heroísmo en nuestro mundo. Y si Willow Ufgood representa el potencial heroico que todos llevamos dentro, entonces este es un personaje que estoy extremadamente honrado de volver a interpretar”.
Hace poco tiempo, Disney+ anunció la puesta en marcha de la producción de una miniserie, que contará una nueva aventura del valiente mago. Con fecha de estreno pautada para el 30 de noviembre, la nueva Willow girará alrededor de la princesa Kit, hija de Sorcha y Madmartigan, que reúne a un grupo de valientes guerreros y hechiceros con el objetivo de salvar a su hermano gemelo. Dentro de ese equipo se encuentra Willow, que será una pieza muy importante en la evolución de la trama.
Según informó el productor y director de esta serie, Jonathan Kasdan, Val Kilmer no pudo volver a interpretar a Madmartigan, aunque sin embargo destacó: “Val es una gran parte de todo esto, y cuando tuvimos luz verde para empezar este proyecto, él fue una de las primeras personas con las que hablé. Y si bien queríamos que estuviera en el show, no por eso su personaje dejará de ser parte de la trama”. A muy poco tiempo de cumplir 35 años, Willow es un largometraje que fascina al público de todas las edades, y cuya popularidad lejos de desaparecer, promete aumentar con la llegada de la inminente miniserie.
Willow está disponible en Disney+
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