Verdades siniestras y prohibidas pasiones: cinco películas para redescubrir a David Cronenberg, el gran provocador
El estreno del más reciente trabajo del realizador canadiense, Crimes Of The Future, invita a repasar algunos de sus mejores -y no necesariamente reconocidos- films para ver en streaming
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El estreno de Crimes Of The Future reavivó el interés por la obra del canadiense David Cronenberg, que hacía ocho años que no presentaba una nueva película. Un interés que siempre estuvo en los cinéfilos que vislumbraron, ya en los tempranos 80, la aparición de un imaginario intenso y provocador, atado a los géneros más desprestigiados del cine como el terror y la ciencia ficción, pero enraizado en una tensa mirada política sobre el devenir del mundo. Pero ahora Cronenberg abre las puertas a un espectador curioso por ese recorrido desde el culto más irreverente hasta un mainstream que reconfigura hoy sus coordenadas para dar espacio a sus imprescindibles reflexiones.
Crimes Of The Future vuelve al cuerpo como epicentro de la condición humana, a sus complejas relaciones con el arte y la tecnología, pero también ensaya una oda melancólica a un cambio de era, a una transformación de los dolores y placeres de este milenio. Con el regreso de Viggo Mortensen, en su cuarta colaboración conjunta, y las estrellas Léa Seydoux y Kristen Stewart, la película que sacudió el último Festival de Cannes es una oportunidad para revisitar la filmografía del director canadiense que expuso en las vísceras de su cine los tiempos más absurdos y desesperados.
Festín desnudo (1991)
El Cronenberg de los 90 supuso un camino espinoso de definición. Luego de haber incursionado en el horror corporal con Parásitos mortales (1975) y Rabia (1977), de haber adaptado a Stephen King en su atrevida versión de La zona muerta (1983), el enfant terrible de aquella década pasada, que había camuflado claves del porno y la escatología en el territorio del terror político, ahora se animaba con un monstruo sagrado como William Burroughs. ¿Cómo llevar al cine aquel relato imposible, único, casi infilmable? Lo que hace el director de Scanners (1981) con ese extraño artefacto, en la frontera de la novela negra y los relatos “sobre la droga”, es profundizar su extrañeza, consagrar su arraigo en la contracultura, su prosa opaca y farragosa. Entonces Cronenberg decide usar a Burroughs para bucear en sus influencias literarias, aquellas en las que también había fascinación por insectos, virus, parásitos y enfermedades que ahora cobran vida en imágenes nacidas de esas alucinaciones. Nada es riguroso en el trabajo de apropiación del cineasta nacido en Toronto, sino que es libre de hacer las alquimias entre el mundo ajeno y el propio. El horror del escritor a la falta de inspiración se convierte en la pesadilla más brutal jamás imaginada.
Festín desnudo está disponible en Qubit TV.
M. Butterfly (1992)
El cuerpo ahora es una trampa para los personajes. Una trampa para el aplicado diplomático francés que debe seguir los dictámenes de su puesto y de su apellido. René Gallimard (Jeremy Irons) es un contador designado en la embajada francesa de la ciudad de Pekín en los años 60. Pasa sus días entre pilas de documentos –donde evalúa los gastos ociosos de sus colegas y decide si enemistarse con ellos o ganar cómplices para sus propios devaneos-, y los espectáculos autóctonos, que resultan una entrada pecaminosa a ese extravagante mundo local. Una tarde conoce una seductora cantante de ópera que poco a poco se convierte en el germen de su propia caída. Una mujer que oculta un secreto, un cuerpo que transforma su apariencia. Inspirado en un caso real, Cronenberg hace con ese material que podría ser el de una tragicomedia, una ópera dolorosa y extasiada, convirtiendo los mismos artificios que antes nutrieron a su cine fantástico en la lacerante entrega a una pasión imposible. Si en Parásitos mortales y Rabia los cuerpos se propagaban en la lujuria, en M. Butterfly se consumen en la agonía del amor romántico. Lo que otrora fueran cuerpos pestilentes y voraces, ahora son máscaras deformadas por un llanto interminable.
M. Butterfly está disponible en HBO Max y Apple TV+.
Spider (2002)
Para Spider (Ralph Fiennes), el mundo se ha tornado indescifrable. Pasajero del último tren de Londres, llega a una casa alejada donde lo espera un precario cobijo. Su casera lo recibe y esa figura elusiva deja paso a los espectros maternos, recuerdos perdidos de una vida anterior. Spider, como todos los héroes de Cronenberg, carga su tormento interior en su cuerpo lacerado, cuya materialidad se disgrega junto a ese mundo incierto a su alrededor. Spider es una de las grandes películas ignoradas del universo de Cronenberg, un meticuloso exponente de todas sus obsesiones, cuyo arraigo está en la infancia, reinventada en una memoria tan voraz como eran las plagas de su horror más visceral. Y si bien no se exponen las entrañas y los órganos desmembrados, es la psiquis la que ofrece el paisaje perfecto de un calvario interior, que ya había aparecido en Crash (1999) y eXistenZ (1999) y que aquí asume la geografía de la mente de un psicótico. La nueva etapa del cine del canadiense que se abre en los 2000 encuentra aquí su antesala, una telaraña mental que invade la pantalla como antes lo hicieron los fluidos y las secreciones, una entrada autobiográfica concebida con el mayor de los desencantos.
Spider está disponible en Qubit TV.
Una historia violenta (2005)
David Croneneberg ha repetido en varias ocasiones las verdades que se esconden detrás de la profética evolución darwiniana. Un camino hacia una mejor adaptación al entorno, a menudo hostil, que no siempre implica una mejoría, ni en términos de belleza, de fuerza o de moral. La supervivencia es lo que dicta la adaptación de todas las criaturas y es ese impulso instintivo el que prima en los momentos decisivos, más allá del camuflaje que pueda brindar toda civilización. Eso es lo que le ocurre a Tom Stall (Viggo Mortesen), el dueño de un pequeño bar en la Indiana rural. Bondadoso y apocado, padre amoroso y marido devoto, imparte en su vecindario la gratitud y la tolerancia, aquella misma que recibió años atrás cuando llegó como un exiliado. Pero cuando un par de matones amenaza su seguridad, la violencia aprendida en el pasado, contenida en la sangre que recorre sus venas, bulle para salir como un alarido incontenible. Ese hecho fortuito –la represión de unos brutales asaltantes- lo convierte en un héroe local y al mismo tiempo en el blanco perfecto para los que aún persiguen su fantasma. Cronenberg rastrea el origen interior de esas pulsiones irrefrenables, aquellas que dictaminan la supervivencia dentro del más feroz cuerpo social.
Una historia violenta está disponible en HBO Max, Movistar Play, Apple TV+ y Google Play.
Un método peligroso (2011)
Cronenberg finalmente se mete en la Historia. No en un hecho lateral como el que inspiró M. Butterfly, sino en un acontecimiento fundante para la psicología como fue el triángulo formado por Carl Jung, Sabina Spielrein y, por supuesto, Sigmund Freud. Otra vez la mente es el territorio de la transformación, la ciencia expone las fronteras del conocimiento, la evolución, las condiciones implícitas de toda supervivencia. En los albores del siglo XX, Carl Jung (Michael Fassbender) conduce el tratamiento de Sabine (Keira Knightley), quien luego llegará a convertirse en psicoanalista. Entre ellos pendula la sombra del “padre” de esa disciplina, verdadera cabeza de ese edificio de conceptos y saberes: Freud (Viggo Mortensen). El relato, en sintonía con las últimas películas del director, se apoya en un fluir interior, un recorrido imperceptible a la vista pero fascinante en el trasfondo de las tensas conversaciones. Nuevamente la violencia asoma en la superficie del civismo con el que se conducen todos los profesionales, y esos sacudones se hacen sentir como antes lo hiciera la axila dentada de Marilyn Chambers en Rabia. Mordiscos que encarnan una destrucción concebida como pulsión de muerte por la reflexión académica, pero también ironizan sobre el costo de la supervivencia. Cronenberg se ríe entre dientes, enlaza a sus monolitos históricos develando su carne y sus huesos, hace que el duelo entre la ciencia de Freud y la metafísica de Jung tenga el color opaco del inconsciente.
Un método peligroso está disponible en Amazon Prime Video, Movistar Play, Qubit TV, Pluto TV (gratuito con publicidad).
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