Venecia. Ricardo Darín: “No olvidemos que el odio probablemente sea el único sentimiento que no prescribe”

“El juicio de 1985 es un hecho fundamental para la Argentina. Inaugura la democracia y al mismo tiempo condena la violencia como posibilidad. Creíamos que el cine tenía que retratarlo y nos alegra y nos enorgullece haber sido los primeros en hacerlo y presentarlo de esta manera al mundo. ¿Por qué una película así no se hizo antes? No lo podría decir. Tal vez hacía falta tiempo para poder contar esta historia”. Así inició el director Santiago Mitre la presentación oficial de Argentina, 1985 en el Festival de Venecia, durante un encuentro de algo más de media hora con los medios acreditados que tuvo lugar al mediodía de este sábado en la ciudad de los canales (las 8.45 de la mañana en la Argentina).

La rueda empezó y terminó entre los aplausos de muchos de los cronistas y la emoción a la vista entre los integrantes de la delegación que representaba allí a la película. Participaron además del realizador, los actores Ricardo Darín (que llegó último y resultó el más ovacionado), Alejandra Flechner y Peter Lanzani, y los productores Axel Kuschevatzky, Victoria Alonso, Chino Darín, Agustina Llambí Campbell y Federico Posternak, con Alessandra De Luca como moderadora.

Al comienzo, cuando alguien quiso conocer cómo habían reaccionado a la conmoción provocada por el ataque con arma de fuego contra Cristina Kirchner los artífices de una película que alude a la violencia política de la última dictadura militar y del juicio histórico que surgió para condenar a sus responsables, la única respuesta la dio Mitre. “Fue un gran shock para todos nosotros. Muchos estábamos viajando cuando ocurrió y nos enteramos al aterrizar. Es un hecho horrible que nunca pensamos que podría suceder. Si hubo algo que creíamos que el juicio de 1985 había logrado saldar para siempre es el uso de la violencia como posibilidad de resolver conflictos políticos. Creíamos que el Nunca Más del fiscal Strassera era para siempre. Repudiamos enérgicamente lo que pasó y sentimos que la película en ese sentido cobra una vitalidad inesperada”, señaló el director.

Darín acentuó las resonancias que tiene en la actualidad una película que habla del pasado y a la vez se proyecta al futuro. “Está mirando –dijo– sobre todo hacia adelante, hacia las generaciones nuevas. A la idea de recuperar la dignidad y no bajar los brazos a partir del ejemplo, no solo desde el discurso. Esta es una película llena de humanidad y a partir de ella está muy comprometida la relación con los más jóvenes”.

Y a la vez destacó la decisión de incorporar a la trama “situaciones más relajadas, no precisamente cómicas, para desacralizar” un cuadro general de inevitable oscuridad, sobre todo en el retrato de Strassera, a quien Darín personifica. “El tono humorístico lo fuimos descubriendo durante el rodaje. Strassera tenía un sentido del humor muy particular, que le sirvió también para proteger de alguna manera al equipo que armó para el juicio. La película lo refleja”, agregó Mitre.

“Fue muy trabajoso armar el equipo que llevó adelante el juicio –continuó Darín–. En ese momento nadie quería subirse a esa tarea que resultó titánica. La gente más encumbrada y prestigiosa de la Justicia se rehusaba, tal vez porque no creía que el juicio finalmente se iba a hacer”.

El actor, que también es uno de los productores de Argentina, 1985, dijo que tuvo junto a Mitre desde el comienzo de no emular ni copiar a Strassera. “Buscamos un camino propio, pero aprovechando algunas características imperdibles de su personalidad. El humor áspero y ácido que tenía y que seguramente usó como catarsis para su tarea terminó de definir al personaje que estábamos construyendo, no al real. Nos dimos cuenta que así la cosa funcionaba mejor”, precisó.

Darín aprovechó el momento para elogiar a Lanzani, que interpreta al fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, y con quien nunca había compartido un rodaje. “Lo conocía porque es amigo de mi hijo y porque vi algunos de sus excelentes trabajos. En el mano a mano nos afianzamos muchísimo. Yo le agradezco mucho todo lo que hizo”, dijo de su compañero.

“Yo no viví la dictadura. Nací más tarde. Pero empaticé sobre todo con la humanidad de la historia y de los personajes. Eso es lo que más me llegó cuando leí el guion. En los ojos de todos nosotros, cuando nos mirábamos mientras actuábamos, sucedía todo, habiéndolo vivido o no. Allí nos dábamos cuenta de inmediato qué estaba bien y qué estaba mal. En mi caso, traté de encontrar el tono para el personaje, el léxico de un abogado siempre es complejo. Me vestía de traje en mi casa, me presentaba y hablaba así con mis amigos. Y qué puedo decir de Ricardo, para nuestra generación es una eminencia”, agregó Lanzani.

A Flechner, que personifica a la esposa de Strassera, le tocó vivir el tiempo narrado en la película durante su adolescencia: “Tenía veintipico y era bastante consciente de lo que había pasado. Antes, en mi adolescencia, me tocó vivir la dictadura. La preparación de mi personaje está por eso tatuada en el cuerpo, en todo lo que yo viví. El juicio fue un gran espejo hacia adentro de una sociedad que no quería ver algunas cosas. Y mi personaje retrata la intimidad de la vida del fiscal, es una mujer que lo cuestiona, que lo empuja y le dice: tirate a la pileta”.

Darín recordó que en tiempos de la dictadura “los adolescentes como yo vivíamos en un estado general de cierta nebulosa” y señaló que en el momento del comienzo del juicio la sociedad argentina todavía era escéptica, porque muchos estaban convencidos de que algo así nunca iba a ocurrir. “Más allá de la edad exacta de cada uno y de cómo estábamos parados frente a todo eso, lo importante es recordar que cuando en una sociedad se instala el terrorismo de Estado lo primero que ellos tratan de hacer es evitar la comunicación, el encuentro, el cara a cara. Que no se corra la voz. Eso lleva a que la verdad tarde en pegar la vuelta. No hay que olvidar que estábamos completamente vedados de información. El juicio no tuvo una televisación como las de hoy. Por eso recién al final todos nos sentimos mucho más ansiosos y expectantes”.

¿Cómo se reprime la rabia frente a todo lo que estaba pasando?, fue una de las preguntas finales. “Cada uno hace lo que puede –contestó Darín–. Es importantísimo revisar la violencia propia, la interna. Hay que ver lo que nos pasa adentro. A veces sin darnos cuenta podemos contribuir a esa violencia generalizada. Si uno tiene una sensibilidad humanista, nuestro primer deber es ponernos en el lugar del otro, inclusive cuando recibimos una agresión. La bola de nieve es muy fácil de generar y muy difícil de detener. No olvidemos que el odio probablemente sea el único sentimiento que no prescribe”.

Para Victoria Alonso, la argentina más poderosa e influyente de este momento en la industria del cine desde el lugar de privilegio que ocupa en la conducción de los estudios Marvel, la única manera que tiene un artista de sacarse de encima la rabia o la ira es crear. “A lo mejor, como en este caso, tardás 37 años en hacerlo. La violencia no lleva a nada y como legado a nuestros hijos debemos mostrar esta parte de nuestra historia, dejando a la vista el salvajismo de la dictadura militar. La rabia existe, pero a la vez el arte tiene una gran responsabilidad. El arte siempre nos salva”, señaló una de las productoras de Argentina, 1985, con un acento que dejó por momentos a la vista su larga permanencia en Hollywood.

Mitre cerró el encuentro con la prensa casi del mismo modo en que lo abrió: “En 1985 había mucha gente que sabía mucho y otra que no quería saber del todo lo que había pasado. El juicio logró poner en primera plana el nivel de atrocidad de la dictadura y plantear que la única manera de fundar un nuevo país era a partir del respeto a las instituciones y del compromiso con el humanismo. Cuando empezamos a escribir el guion nos dimos cuenta de que no hay mucha gente que recordaba el juicio, algo que ocurrió apenas un año después del regreso de la democracia. Los represores todavía estaban libres y los testigos que participaron del juicio lo sabían. Este juicio fue algo milagroso, que todavía me emociona. Y esta es una película necesaria”.

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