Venecia: tras la polémica con Martel, J'Accuse, la película de Polanski, fue ovacionada
VENECIA.- ¿La revancha de Roman Polanski? Finalmente, hoy tuvo su estreno mundial J' accuse, la última película del cineasta franco-polaco, cuya presencia en la competición oficial del festival generó grandes polémicas debido a su condena por violación de una menor en los Estados Unidos en 1977.
Las controversias incluso involucraron a Lucrecia Martel, presidenta del jurado, que hizo temblar la Mostra el miércoles cuando anunció en una conferencia de prensa que no iría al estreno de gala de J'Accuse en solidaridad con la causa de las mujeres víctimas de abusos. Esto hizo que los productores amenazaran con retirar el título de la competencia.
Pero hoy, más allá del clamor, el veredicto de los críticos fue unánime: J'accuse fue considerada una lección de "uno de los últimos grandes maestro del cine europeo aún viviente", como hace unos días definió Alberto Barbera, el director de la Mostra, al creador de El bebe de Rosemary.
Las proyecciones de J'accuse para la prensa terminaron con largos aplausos de sabor reivindicativo. Y lo mismo pasó en la conferencia de prensa posterior, a sala llena y marcada por la ya prevista ausencia del realizador. Cuando los productores y actores se refirieron a la película, que habla sobre la injusticia, el antisemitismo y la verdad –un mensaje directo de Polanski al mundo–, también hubo aplausos y algunas personas hasta se pusieron de pie. Ante semejante recepción, los productores levantaron los brazos, exultantes, en señal de victoria y quizás, revancha.
J'accuse, coproducción franco-italiana, vuelve a contar, en forma de thriller, con ambientaciones, actuaciones y producción impecables, el llamado "affaire Dreyfus". Un caso verídico que sacudió al mundo en 1894 cuando Alfred Dreyfus, capitán francés de origen judío, fue acusado de haberle pasado información sobre un nuevo armamento galo a los alemanes. Dreyfus (Louis Garrel) era inocente. Pero, en el marco de un clima de enorme antisemitismo y nacionalismo en su país –temas más que actuales también hoy– fue condenado a cadena perpetua como traidor a la patria y enviado a una isla remota a cumplir su condena. Su caso volvió a reabrirse gracias al coronel George Piquart, un agente que descubre que el proceso contra Dreyfus en realidad había sido una farsa montada por el ejército.
Interpretado por Jean Dujardin (ganador del Oscar en El artista), Piquart se enfrenta con sus superiores para remediar la injusticia. Ayudado por un amigo abogado, involucra a la prensa y al escritor Émile Zola, que destapa el escándalo publicando el famoso artículo titulado J'accuse, que le vale un año de cárcel por difamación de varios altos generales. En medio de grandes polémicas y clamor popular, el caso vuelve a ser juzgado y finalmente se resuelve en 1906 con la rehabilitación de Dreyfus.
"La historia de un hombre acusado injustamente es siempre fascinante y actual, vistos los rebrotes de antisemitismo", dijo Polanski, el gran ausente, al explicar por qué decidió contar el caso Dreyfus en una infrecuente entrevista con el escritor francés Pascal Bruckner que apareció ayer en el sitio norteamericano Deadline. "Un caso similar podría repetirse porque se dan todas las circunstancias: acusaciones falsas, superficialidad judicial, magistrados corruptos y sobre todo redes sociales que te condenan sin un justo proceso ni un derecho a réplica", agregó el cineasta. "Un film como éste me ayuda mucho porque me reencontré experiencias personales, la misma determinación a negar los hechos y a condenarme por delitos que no cometí. La mayor parte de las personas que me acosan no me conocen y no saben nada del caso", se defendió, aludiendo a la condena por violación que recibió de la justicia norteamericana, para la que es aún un prófugo.
Antes del comienzo de la conferencia de prensa el actor italiano Luca Barbareschi, coproductor de la película, al destacar la ausencia de Polanski, aludió a este tema. Y muy hábilmente hizo un pedido: "dejemos atrás el pasado; éste no es un tribunal judicial, estamos con los actores que pueden hablarles de su trabajo y los productores, que le podemos contar el inmenso esfuerzo que tuvimos que hacer para conseguir el dinero", dijo. "Agradezco a Dios el haber podido trabajar con Roman Polanski en una historia de una actualidad desconcertante", agregó.
Cuando alguien preguntó sobre si la postura de Martel de no querer ir a la función de gala (aunque miraría la película en privado), iba a condicionar al resto del jurado, hubo de nuevo mucha diplomacia. "Dejemos atrás el pasado. Que el jurado juzgue y que el público aplauda", dijo Barbareschi, desencadenando otro aplauso.
Durante la conferencia de prensa Emmanuelle Seigner, mujer del legendario cineasta desde hace 30 años y parte del elenco de J'accuse, aseguró que "el sentimiento de persecución de Polanski es simple de entender viendo su vida".
Los demás intérpretes del film alabaron al gran maestro. "No es simple rodar con él, es un director que exige mucho, a veces puede ser muy duro, frustrante, pero respeta los tiempos y es como la voz de un chamán que te guía", subrayó Dujardin. "Le deseo a todos los actores del mundo trabajar con Polanski, una experiencia única de la que siento enorme orgullo", agregó.
El productor Alain Goldman, por su parte, subrayó el rol del cine como medio para conocer eventos del pasado, históricos, como el caso Dreyfus, que "preanunció el Holocausto", pero que también demuestra cómo "no todo está perdido". "El coronel Piquard le da esperanzas a las generaciones del futuro porque demuestra que siempre hay personas excepcionales que luchan para que cambie la historia y para que haya justicia y verdad".
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