Este jueves se estrena en los cines Culpa cero, la segunda película que protagoniza, escribe y dirige; el rol que tuvieron sus hijos y su pareja en el film y la respuesta de Cecilia Roth cuando le envió el guion
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En el mundo del arte y la creatividad muchas veces el reconocimiento temprano puede resultar un arma de doble filo. Un primer disco o un primer largometraje recibido con elogios es lo que todos buscan hasta que llega el momento de la segunda vuelta y se espera que la nueva canción o la nueva película esté a la altura del exitoso debut. En el caso de Valeria Bertuccelli, la expectativa por el estreno este jueves de Culpa cero, su segunda película como guionista y directora, es grande. Después de todo, su ópera prima, La reina del miedo, cosechó muy buenas críticas a nivel local e internacional incluyendo el premio como mejor intérprete en la competencia internacional del prestigioso festival de cine independiente de Sundance. Claro que de aquel notable primer intento pasaron seis años, un período lo suficientemente extenso como para que ahora la actriz y directora sienta algo de nervios por la salida de su segundo film que, dice, por suerte no la acompañaron en el largo proceso de su escritura.
–Te tomaste tu tiempo entre una película y otra. ¿Tuvo algo que ver la pandemia?
–Sí, pero a partir de ahora creo que el proceso va a ser más rápido. La pandemia no ayudó pero a la vez yo escribí un montón de cosas en ese período. Metida adentro, como todos, pero escribiendo. Además hace mucho que no laburo como actriz. No quiero decir que estoy retirada de la actuación porque me parece un tanto exagerado y si de golpe aparece cualquier cosa que sí me muera de ganas, lo haré, pero la verdad es que me fue muy orgánico tomarme ese tiempo porque estaba escribiendo, escribiendo, escribiendo. Y ahora sigo: tengo en marcha el guion de una serie y estoy a la mitad del de mi próxima película. Por eso digo que ahora pasará menos tiempo entre esta y la próxima.
–¿Es la tercera parte de tu trilogía en cine?
–(Risas) Bueno, hay algo de trilogía. Las tres tienen protagonistas femeninas pero son completamente distintas entre sí. Esta vez, con Culpa cero, tenía muchas ganas de meterme en un universo desconocido. La reina del miedo era algo que sentía mucho más personal, era mirar para adentro, mientras que esta película es más una observación del exterior. Este es un personaje que es puro exterior, es como una muela llena de caries pero que se pone la coronita arriba y en el interior no hay nada. Está todo comido, vacío.
–La trama está centrada en tu personaje, Berta Muller, una autora de libros de autoayuda a la que se le derrumba todo cuando se descubre que plagia a grandes autores que ella ni siquiera sabe nombrar.
–Yo siento que la película tiene un punto de vista casi vintage, la idea de un escritor fantasma hoy podría ser la inteligencia artificial. Y al mismo tiempo tiene una mirada súper actual que sin bajar línea ni ponerse intelectual habla de lo que nos pasa hoy en día con la inmediatez, con tener que saber sobre todo, opinar sobre todo. Que me hagas una pregunta y no exista decir: “no lo sé, no me acuerdo”. Como si hubiera una obligación de responder y darla en el clavo, no? Estamos llenos de gente “que te baja data” que supuestamente es la posta. No sé, en el celular todo el tiempo hay gente que te está diciendo qué podrías hacer para vivir mejor pero a la vez todos están angustiados. Con la película me interesaba pensar qué lugar dejamos para cuando uno se equivoca. ¿Tenemos la posibilidad de decir: “perdón, me equivoqué”? ¿Qué pasa con eso?
–¿Puede ser que Berta sea la primera villana que te toca interpretar en tu carrera?
–Puede ser. Me acuerdo que Malena (Pichot, con la que escribió inicialmente el guion) me decía: “Me encantaría verte hacer de alguien muy poderoso” y la sorpresa fue como en la escritura, improvisando, que es como yo escribo. Esa idea poderosa derivó en esto. En el poder que lleva a la impunidad. En este caso ella puede sostener todo porque básicamente se está mintiendo a sí misma. O sea, pega un cachetazo y muy rápidamente dice “no te pegué”, porque sabe que si evita nombrar lo que hace puede sostener la estructura que armó.
–Es un personaje muy antipático, un tipo de antihéroe que el público suele aceptar en su versión masculina pero cuando se trata de mujeres no tanto.
–Estamos acostumbrados a ver series con protagonistas masculinos horribles a los que bancamos a full y les perdonamos todo. Cuando el malo malísimo se enamora nos conmueve, nos encanta cuando mata: “Pobre es que no lo pudo evitar” . Y con las mujeres malas malísimas, pasa otra cosa. Te preguntan: ¿por qué la hiciste tan antipática? El desafío en este caso era que igual te den ganas de verla aunque sea como es, que quieras escucharla, que te emocione. Berta, básicamente, es una manipuladora egocéntrica y si bien Marta (Justina Bustos), la asistente a la que usa y maltrata, podría ser vista como la víctima, lo cierto es que ella también tiene su costado de culpa. Cuando hablaba de La reina del miedo decía que no está bueno vivir con miedo pero hay algo del miedo que te alerta, te hace reflexionar al menos por dos segundos. En este caso con la culpa pasa algo similar. Hay algo de la culpa que también es lo que te permite pensar: “Me siento culpable, ¿será que hice algo mal?”. Es como una lucecita de alarma. Berta nunca puede pensarse a sí misma como alguien que haya hecho mal las cosas y si la obligan a hacerlo la enoja de tal manera que no la puede pilotear y le sale el verdadero monstruo.
–La comedia en la historia se apoya en gran medida en las interacciones entre Berta y Carola, su abogada y mejor amiga que interpreta Cecilia Roth. ¿Cómo fue trabajar juntas en este proyecto y en ese vínculo?
–Son un dúo terrible. Otra vez aparece la idea de lo vintage. Son dos mujeres a las que no les gustan las mujeres y que por alguna razón inexplicable creen que a ellas no las afecta la lógica del patriarcado. Quizás porque les da mucho placer ser aceptadas por los varones. Su postura es: “Ay, no, yo no soy un plomo que pelea por el aborto, no te preocupes. No soy un plomo feminista”. Son eso. Para mí, desde que la estaba escribiendo, Carola siempre fue Ceci. Sabía que lo haría genial pero no sabía si iba a querer hacerlo. Le mandé el guion y me dijo: “Primero te digo que sí y cuando lea el guion, hablamos. Tuvimos muchos encuentros para conocernos y charlar y a partir de ahí empezó a salir muy fácil todo. Y a Justina solo la conocía de verla en la tele y me pareció que era una actriz súper interesante, con muchos matices. Todo fluyó mucho también con Martin Garabal y Fabián Arenillas. Y lo de Fabiana Cantilo fue un hallazgo total. Trabajamos juntas para pasar la letra y ella improvisaba y de eso tomé algunas cosas porque estaban buenas; su forma de decir, de moverse. Disfruto mucho esa parte de la dirección, el trabajo con los actores. Me gusta un montón.
–¿Te concentrás en eso y te apoyás en tu codirectora, Mora Elizalde, en otros aspectos de la realización?
–No, me gusta todo. Para mí la codirección tiene que ver con que cuando voy a maquillaje, por ejemplo, tiene que haber alguien que sepa todo y que pueda tomar la posta. Estoy pensando que la próxima película que dirija tal vez no la protagonice. Siento que hay algo que descubrí esta vez y es que ya me empezó a resultar mucho más gustoso estar del otro lado de la cámara. Tengo muchas ganas de poder estar más dedicada solo a esa parte. Digamos que cada vez tengo menos ganas de correr, de ir y venir. En mi primera película aprendí todo. Se trataba de probar si podía hacerlo y para la segunda dije: “Bueno, como hacerlo ya sé que puedo, esta vez voy a intentar cosas que antes no me salían”. Como si te dijera que en la primera yo casi estaba como la rana René pasando de un cuadro al otro. Saliendo de un lado, abriendo la puerta, saliendo de nuevo. No paraba, porque así era como la había escrito.
–En su momento decías que tu personaje en La reina del miedo era como la Pantera Rosa y ahora resulta que vos te sentías como la rana René. Siempre del lado animal y animado de la vida.
–Jaja. Es mi manera de ver el mundo. El laburo soñado para mí sería escribir los guiones de Pixar. Amo ese mundo. Me encanta todo lo que te permite hacer, actuar, expresar.
–¿Cómo fue trabajar con tu familia en esta película? Vicentico, tu marido, compuso la música y en los créditos también figuran tus hijos.
–Al igual que en La reina del miedo, Gabriel (Fernández Capello, alias Vicentico) compuso la música con Héctor Castillo. Mi hijo Florián interpreta y toca en muchos temas y Vicente, el más chico, toca el bajo también. Y Feli Colina canta todos los temas que son cantados. Soy muy fan de ella, más allá de que sea la pareja de mi hijo, no me iba a perder tenerla en esta película. Incluso compusimos una canción juntas. Trabajar en familia es espectacular.
–Pronto festejarán los 30 años de casados, ¿no?
–Bueno, no tanto, aunque... Siempre saco la cuenta con Florián, que tiene 28. Pero ahora que lo pienso si calculo el año de embarazo, son 29, casi 30 juntos. No lo puedo creer. Solo te puedo decir: ok, es increíble, se pasó muy rápido. Y es la vida que más me gusta del mundo, o sea, me gusta todo con Gaby.
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