Valentín: crónica de un niño solo
En su nueva película, Alejandro Agresti eligió ver el mundo de los años sesenta, a través de la mirada de un chico
Alejandro Agresti fijó sus recuerdos en 1969 (y en su propia experiencia de sobrevivir a una tumultuosa niñez) para plasmar el mundo de "Valentín", largometraje que se estrena el jueves, protagonizado por el niño Rodrigo Noya (cuyo personaje le da nombre a la película), Julieta Cardinali, Carmen Maura, Mex Urtizberea, Jean Pierre Noher y el propio Agresti.
Bajo la mirada de un chico de ocho años, desfilan la llegada del hombre a la Luna, el lanzamiento simultáneo de Almendra y La Joven Guardia, las revoluciones sociales en el mundo, los nuevos conceptos sobre sexualidad, amor libre, parejas, divorcios y conflictos psicológicos.
Valentín -el niño- examina todo con madurez de adulto: se asoma a un mundo que apuesta a las grandes transformaciones, con un padre mujeriego (interpretado por Agresti) al que ve poco y nada, y una madre misteriosamente ausente. Vive en un pequeño departamento del barrio porteño de San Cristóbal, junto a una abuela bastante rígida (Carmen Maura). Su vida no es, ciertamente, un lecho de rosas, pero ello no le impide soñar grandes cosas para su futuro.
"Yo no soy como ese chico -anticipa el pequeño Noya al definir a Valentín, el alter ego de Agresti-. Se le muere la abuela, no ve nunca al padre, no tiene mamá. Me tuve que imaginar muchas cosas para hacerlo. Lo que más me gustó fue disfrazarme de astronauta. Y me divertí mucho en la filmación con Mex (Urtizberea), que me hacía reír."
El precoz actor vive en Chascomús, y hasta este protagónico su experiencia laboral se limitaba a "Agrandadytos", junto a su hermana Agustina, y al film de animación "Dibu 3". Sus días transcurren entre el colegio y las diversiones propias de una vida serena y bucólica: jugar al fútbol en la calle, disfrutar los cuatrocientos (sic) jueguitos de la computadora, acompañar al padre a pescar. Pero a partir de "Valentín" ya es un actor reconocido: fue premiado en el festival de Newport (Estados Unidos) y volverá a filmar con Agresti.
El cable a tierra
En el film, el cable a tierra de Valentín es Leticia (Julieta Cardinali), la pareja del padre del niño.
"Ella es como una luz dentro de tanta oscuridad -asegura Cardinali-. El nene vive con una abuela enferma, que constantemente le dice cosas malas sobre su mamá. El padre también lo trata mal. Está muy solo. A él le gustaría que Leticia fuera su mamá, porque le habla, lo escucha de verdad, y lo entiende."
El vínculo que se establece entre ambos personajes salta las barreras generacionales. La apuesta de Agresti es riesgosa: como pocas veces en el cine nacional, el peso dramático de la película recae sobre un chico.
Leticia, sin ser un pariente directo, influye en Valentín para empezar a entender el mundo de otra manera. "El final de la película tiene que ver con eso: con que puede intentar desde otro lado, que hay otras posibilidades además de su abuela y su papá. Y el chico le muestra a Leticia que los problemas existen, pero que uno puede ir más allá de ellos. Porque al nene le pasa eso: va al colegio y se divierte con sus compañeros, más allá de la vida que lleva", reconoce la actriz.
Para Noya, la vida real no tiene puntos de contacto con la ficción: fanático del fútbol, Pokemon, Bugs Bunny y el Pato Lucas, se divierte al recordar que Agresti lo bautizó Harry Potter en el set. Y aunque le atrae la idea de faltar unos días a clases para volver a filmar, no lo seduce el hecho de que le envíen al set de rodaje la tarea escolar para no atrasarse.
Pero la criatura delineada por Agresti no tiene la vida de un chico común y corriente. "Inevitablemente comienza a pensar de otra manera más rápidamente, a ser más adulto, a tener que entender ciertos problemas de los grandes de los que un niño no tendría por qué enterarse -acota Cardinali-. Pero Valentín nunca deja su inocencia de lado. En un punto, los adultos lo colocan en un lugar muy terrible, le hablan como a un adulto."
Los nuevos amigos
Noya lo asumió como un juego, donde el premio mayor fue establecer vínculos afectivos: "Me hice amigo de Agresti, de Julieta Cardinali y de Carmen Maura, que para mi cumpleaños (el 2 de octubre) me regaló una caña de pescar. Ella sabía que en Chascomús se pesca mucho. Ese día, después de la filmación, me hicieron una fiesta sorpresa. Alejandro y toda la producción me regalaron una camiseta de Independiente", se entusiasma.
Los inicios de Cardinali transitaron por otra senda: "No fue "tan" jugando porque cuando empecé a trabajar en televisión ya estudiaba teatro -evoca-. Entonces tenía conciencia de la herramienta para actuar. Pero con chicos tan pequeños es diferente. Por lo general, no vienen de una escuela teatral. Entonces tienen un punto de vista muy lindo, fresco, natural".
La Leticia de la historia, además, tiene una responsabilidad adicional: la de representar a las mujeres de los sesenta. Muy diferentes de sus sucesoras de comienzos de siglo XXI. "Traté de ser muy permeable a lo que Alejandro (Agresti) quería contar -agrega la actriz-, sin agregarle vivencias personales que no respondían a códigos de época. Además, antes de empezar a filmar hablé mucho con Graciela Borges sobre cómo armar este personaje."
Tanto Noya como Cardinali volverán a filmar con Agresti: el proyecto es "La vergüenza", a partir del lunes 15, en Mar de Ajó. Sin embargo, aún no pueden desprenderse afectivamente de "Valentín". "Es una película sobre los sentimientos, lo más difícil de trasmitir. Por eso fue una experiencia tan conmovedora y tan intensa", concluye la actriz.
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