Una sátira desabrida con múltiples estrellas
"Tómalo con calma" ("Be Cool", Estados Unidos/2005). Dirección: F. Gary Gray. Con John Travolta, Uma Thurman, Vince Vaughn, Cedric the Entertainer, Harvey Keitel, The Rock, André 3000, Steven Tyler, Robert Pastorelli, Christina Milian, Paul Adelstein, Debi Mazar, Danny DeVito y James Woods. Guión: Peter Steinfeld, basado en la novela de Elmore Leonard. Fotografía: Jeffrey L. Kimball. Música: John Powell. Edición: Sheldon Kahn. Diseño de producción: Michael Corenblith. Producción de Metro-Goldwyn-Mayer y Jersey Films hablada en inglés con subtítulos en castellano y presentada por 20th. Century Fox de Argentina. Duración: 118 minutos. Apta para todo público.
Cuesta entender cómo una película con tantos atractivos previos, con tantos argumentos en su favor, puede resultar tan desabrida, tan poco atractiva como "Tómalo con calma". Esta secuela de "El nombre del juego" ("Get Shorty") -la incisiva sátira de 1995 basada en la novela del gran Elmore Leonard sobre el negocio del cine en Hollywood- se sumerge en el no menos despiadado y peligroso mundillo de la industria musical californiana dominada por gángsters (anglosajones, rusos o afroamericanos) capaces de eliminar a cualquier rival por una simple deuda o para apoderarse de los réditos de una figura en ascenso.
Pero allí donde aquella película de Barry Sonnenfeld funcionaba a la perfección (ritmo, humor irónico, buenas actuaciones), en el caso de "Tómalo con calma" se transforma en una creciente decepción con el correr de los minutos. Ni siquiera la reunión entre John Travolta y Uma Thurman -la glamorosa pareja de "Tiempos violentos", que al igual que en el film de Quentin Tarantino ofrece aquí una larga y sensual escena de baile- le otorga algo de brillo y de relieve a un largometraje que comete un error todavía más imperdonable: desperdiciar la filosa prosa de Leonard, uno de los escritores más admirados y requeridos por los estudios hollywoodenses.
Travolta vuelve a interpretar a Chili Palmer -mezcla de mafioso, entrepreneur y galán maduro- pero, otra vez, la comparación con el film anterior resulta poco estimulante. La artificialidad, la falta de encanto y de gracia, la previsibilidad y la superficialidad de "Tómalo con calma" convierten esta vez a Palmer en un antihéroe de escaso carisma. Algo parecido ocurre con la bella y talentosa Thurman (aquí muy desaprovechada), con Harvey Keitel, con Danny DeVito o con James Woods. Sólo algunos fugaces momentos de Vince Vaughn, el gran cómico negro Cedric the Entertainer o el astro de acción The Rock (aquí como un patético chofer samoano que, como casi todos en Los Angeles, sueña con actuar y cantar) aportan algo de frescura, pero todo se evapora demasiado rápidamente.
El director F. Gary Gray ("La estafa maestra") no logra ensamblar con precisión a cada una de las partes de su producción para lograr un todo mínimamente sólido y entretenido. Ni el atractivo de las calles de "la" ciudad del espectáculo, ni la categoría de la múltiples estrellas convocadas, ni la irreverencia del humor negro de Leonard se aprecian en un film que -justamente por las posibilidades que tenía- resulta una gran frustración.
Así, sólo queda como premio consuelo descubrir a los numerosos actores, deportistas, modelos y cantantes que desfilan en la película en pequeños personajes de ficción o interpretándose a sí mismos, o disfrutar de una impecable banda sonora en la que suenan desde James Brown hasta Bob Dylan, pasando por Antonio Carlos Jobim, Aerosmith (su líder, Steven Tyler, tiene un papel central), Earth, Wind & Fire, Ellis Regina, Sonny & Cher y Kool &The Gang. Demasiado poco para una película que, a priori, invitaba a una fiesta desenfrenada para los sentidos. Mejor, tómelo con calma.
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