Una reina, con el glamour de Versalles
María Antonieta, la reina adolescente ( Marie Antoinette , EE.UU. /2006, color; hablada en inglés). Dirección: Sofia Coppola. Con Kirsten Dunst, Jason Schwartzman, Rip Torn, Judy Davis, Asia Argento, Marianne Faithful, Danny Huston. Guión: Sofia Coppola, basado en el libro Marie Antoinette: The Journey , de Antonia Fraser. Fotografía: Lance Acord. Edición: Sarah Flack. Diseño de producción: K. K. Barrett. Diseño de vestuario: Milena Canonero. Presentada por Columbia. 120 minutos. Apta para todo público.
Nuestra opinión: buena
Pese a su apariencia, María Antonieta, la reina adolescente no es una biografía, si bien su principal fuente de inspiración es el reciente libro que Antonia Fraser dedicó a esta figura histórica generalmente recordada por sus extravagancias y despilfarros en los años que precedieron a la Revolución Francesa, así como por la apócrifa cita sobre el pan y las brioches. Tampoco es un drama histórico, aunque transcurra -raro privilegio alcanzado por Sofia Coppola- en los mismos escenarios fastuosos e imponentes donde la adolescente archiduquesa austríaca se convirtió en reina y vivió la mitad de su corta vida indiferente a las cuestiones de la política y menos atenta a las intrigas cortesanas que a la satisfacción de sus antojos y sus inquietudes artísticas.
Lo que Sofia Coppola parece proponerse es un retrato intimista en medio de la recargada espectacularidad de una superproducción histórica. O mejor: a través de ella, tratando de percibir en cada pincelada del majestuoso cuadro los rasgos que definen al personaje. Y éste, como los de sus dos celebrados films anteriores ( Las vírgenes suicidas , Perdidos en Tokio ), es sobre todo el de una adolescente colocada en un medio que le es extraño y que se muestra incapaz de entender su fragilidad y su complejidad.
Sólo que en este caso el medio en cuestión es la corte de Versalles en el siglo XVIII, los comportamientos de la adolescente tienen su resonancia histórica (aunque se les conceda aquí una mínima atención) y en la minuciosa descripción del confinamiento en una jaula de oro, la jaula termina importando más que el pájaro encarcelado. Se explica, pues, que el film haya generado polémica, más allá de que se reconozcan el talento narrativo de Coppola y su sensibilidad para expresarse en imágenes.
Aciertos
Tras el magnífico comienzo -la entrada de María Antonieta a Francia expone, en una escena de gran elocuencia, su vulnerabilidad-, hay un largo sector del film dedicado a precisar la tediosa rutina y el rigor protocolar del palacio. Casada con un desdichado que casi la ignora y con quien demora años en gestar al esperado heredero que sellará la unión entre Francia y Austria, la muchacha se hastía pronto de los deberes de la representación, y se entrega a la embriaguez del lujo, la frivolidad y el placer para reinventarse un mundo a su medida. De la repetición de las escenas de cama y mesa de la pareja real, se pasa a la compañía de las amigas con las que disfrutan de los dulces, las modas y los peinados, y al refugio del Petit Trianon, donde hay lugar para el teatro y para los encuentros amorosos.
Los responsables de los diseños tienen aquí oportunidad de lucirse, lo que será celebrado por algún sector de la platea, pero de tan demorada (reiterada) descripción no siempre se desprenden líneas que ayuden a definir el retrato. Y cuesta ignorar la sensación de que en esta visión de María Antonieta (que concluye bastante antes de su trágico final) hay algo de la muy actual fascinación por la vida de las celebridades, que suelen explotar libros y revistas.
Entre los aciertos de Coppola deben anotarse su sagaz aprovechamiento de escenarios, su oportuno empleo del humor o la ironía y la concepción de algunas escenas (como la de la reina inclinándose, desde el balcón, frente al pueblo), así como la elección de un lenguaje que busca la afectividad del espectador (el encanto de Kirsten Dunst ayuda), a quien intenta acercar mezclando en la banda sonora a Rameau con Bow Wow Wow, Siouxsee & The Banshees o New Order.
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