Una edición muy rendidora para el cine argentino
En el festival canadiense se destacó Alanis, de Anahí Berneri, que se estrenará este jueves
"En Toronto 2017, las mujeres tomaron el liderazgo." Así tituló hace pocas horas The Hollywood Reporter un texto de Todd McCarthy, una de sus principales firmas, a modo de primer balance del gigantesco festival de cine (TIFF 2017) que concluyó ayer.
Con una lógica de hierro podríamos aplicar la misma frase a lo que ocurrió este año en el TIFF con el cine argentino. Hubo también en este terreno un gran protagonismo femenino, en línea con el dato más llamativo de toda esta edición: de los 339 títulos programados este año, un tercio fue dirigido por mujeres. La novedad aparece realzada todavía más por el hecho de que el TIFF 2017 redujo un 20% la grilla (de por sí monumental) del año pasado.
El protagonismo femenino dio la nota en un año que resultó muy rendidor para el cine argentino. Se vieron aquí en los últimos diez días nueve títulos que resumieron buena parte de lo mejor de la producción nacional más reciente, con un vasto rango de temáticas, perspectivas, alcances y niveles de producción. Desde la magnitud de La cordillera hasta la casi silenciosa llegada de coproducciones como Matar a Jesús (con Colombia) y Princesita (con Chile y España), ambas también dirigidas por mujeres, Laura Mora y Marialy Rivas, respectivamente.
En el medio sobresalieron tres títulos que subrayaron esta misma (y plausible) tendencia, presentados aquí en carácter de estreno mundial. Alanis, de Anahí Berneri, está por llegar a los cines argentinos (se estrenará este jueves); Zama, de Lucrecia Martel, tendrá que esperar una semana más, ya que se lanza en nuestro país el jueves 28 del actual, y El futuro que viene, de Constanza Novick, que conoceremos en octubre. La primera y la tercera se vieron aquí en carácter de estreno mundial. Zama, en tanto, llegó a Toronto luego de su paso muy comentado por el Festival de Venecia.
Las tres directoras acompañaron en Toronto las primeras proyecciones de sus respectivos films y después de ellas participaron de estimulantes sesiones de preguntas y respuestas con el público. Detrás de ellas hubo un respaldo constante de la incansable programadora de TIFF para el cine de habla hispana, Diana Sánchez, que acompañó la mayoría de estas presentaciones. Y en cada una también dio el presente Fernando Juan Lima, vicepresidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), cuyo stand contó como siempre con una ubicación privilegiada en el espacio dedicado a la industria, clave en una muestra que ante todo funciona como una gran vidriera para que las películas, desde aquí, empiecen a recorrer el mundo.
Por su temática y su puesta en escena, Alanis fue una de las producciones argentinas que más atención despertó en TIFF 2017. Es la crónica de la vida de una joven prostituta (encarnada por una extraordinaria Sofía Gala Castiglione) y de su pequeño hijo. "Ella trata de equilibrar su trabajo con una serie de demandas maternales y sociales, mientras se muestra la intimidad entre Sofía Gala y su hijo Dante: sus miradas, el vínculo primordial entre ellos, las risas y lágrimas compartidas me atraparon", dijo Berneri a los medios canadienses.
Zama prosiguió aquí con muy buena repercusión de la crítica el camino de elogiosa bienvenida en el mundo de los festivales internacionales iniciado en Venecia y que continuará luego de Toronto en el no menos influyente Festival de Nueva York. También llegó hasta aquí El futuro que viene, la promisoria ópera prima de Constanza Novick, con Dolores Fonzi y Pilar Gamboa como dos personajes que muestran los diferentes rostros que puede adquirir la amistad femenina a lo largo del tiempo.
Las presentaciones más convocantes estuvieron por el lado de Zama y La cordillera, que tuvo aquí la presencia de su director, Santiago Mitre, y un debate posproyección con el público que tuvo más de un momento político encendido. En ambos casos, como ocurrió también con el resto de las exhibiciones del cine argentino en Toronto, hubo lleno completo o casi completo en las salas.
Una especie de familia, de Diego Lerman, tuvo en TIFF también su estreno mundial, seis días antes de su lanzamiento comercial en la Argentina, complementando esta tendencia tan visible de plantear temáticas ligadas a la problemática femenina, con los temas ligados a la familia y la maternidad en un lugar muy destacado. Lo mismo ocurrió con la aún inédita Tigre, de Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola. La presencia argentina en Toronto se completó con Nosotros solos, de Mateo Bendesky, un habitué de este festival.
Después de algunos años de presencia discreta o modesta, marcada en algunos casos (como ocurrió en 2016) con predominio de un cine vanguardista y casi experimental, en esta ocasión TIFF le brindó un espacio de mucho más alto perfil al cine argentino. Buena parte de esa valiosa oferta está por estas horas o en el futuro más cercano a disposición del público local para ser descubierto y disfrutado también entre nosotros.
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