Una comedia romántica liviana con un costado sombrío que entretiene y que aprovecha su paradisíaca vista panorámica
Se trata de Al borde del abismo, protagonizada por Harry Connick Jr. y Agni Scott
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Al borde del abismo ( Find Me Falling, Estados Unidos/2024). Dirección y guion: Stelana Kliris. Fotografía: Stephan Metzner. Edición: Emilios Avraam. Elenco: Harry Connick Jr., Agni Scott, Ali Fumiko Whitney. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
Aunque su título en castellano no lo sugiera, esta comedia romántica estrenada recientemente en Netflix, que a pocos días de su lanzamiento se transformó en la película más vista de la plataforma en todo el mundo, es lo más parecido a una novela para leer en la playa que se pueda imaginar. Liviana, con algunas pinceladas de drama, bastante humor y una pareja protagónica adorable, Al borde del abismo, título ominoso si los hay, cuenta la historia de John Allman (Harry Connick Jr.), un famoso músico de rock que tras el fracaso de su último disco decide escaparse del mundo y de los escenarios y se instala en una pequeña casa al borde de un precipicio en la isla de Chipre. El idílico paisaje viene, sin embargo, con un lado bastante más sombrío: según el verborrágico jefe de policía, la locación es el lugar elegido por los suicidas para terminar con su vida.
Con más molestia que empatía por las tristes circunstancias de quienes se acercan al borde de “su” precipicio, John decide construir una cerca para evitarse problemas. Lo que no sabe es que se mudó al pueblo más chismoso del mundo, un lugar en el que todos se conocen, se meten en las vidas de los otros y no tienen ningún prurito en opinar sobre ellas. Lo que será de vital importancia cuando averigüen que el músico decidió instalarse allí porque ahí fue que conoció hace décadas a la mujer de la que se enamoró perdidamente e inspiró su primer gran éxito.
Lo que sigue es tan previsible como encantador: John y Sia (Agni Scott), la mujer local en cuestión, se reencuentran, el amor y la pasión entre ambos siguen intactos pero también permanecen muchos de los impedimentos que hicieron fracasar su primer intento de pareja tantos años atrás. A los que se suman otros obstáculos que no conviene adelantar aunque cualquier espectador más o menos avezado en los modos de la comedia romántica podrá adivinarlos rápidamente.
La isla del amor
En este caso, la previsibilidad del argumento y sus muchos clichés importan menos que sus costados más tiernos, especialmente cuando se trata del desarrollo de sus personajes principales. Connick Jr. es un reconocido músico y actor que parece haber aplicado en Al borde del abismo su experiencia como héroe romántico en los films Vientos de esperanza y Nueva en la ciudad, que protagonizó junto a dos íconos del género, Sandra Bullock y Renée Zellweger, respectivamente. Y algo de su tiempo en la sitcom Will and Grace también se suma a la mezcla de su interpretación. Con un guion que descansa demasiado en los lugares comunes, el actor aporta algo de ironía y sarcasmo y un buen tempo para la comedia que logra cortar con el empalago de ciertas secuencias. Aunque Connick Jr. no resulta del todo creíble como el rockero de vida descontrolada que se supone que John era -hasta sus tatuajes se parecen a esos que se lavan con agua-, sí resulta más convincente cuando comparte la pantalla con Scott, una actriz que hace mucho con los rasgos más bien estereotipados de Sia y algunas de sus líneas de diálogo poco sutiles. “La música es el amor de tu vida”, le dice a John tras su reencuentro que, salvo por esa frase, había esquivado la empalagosa dulzura. También funcionan las interacciones entre el personaje central y Melina (Ali Fumiko Whitney), una aspirante a cantante que ayuda a John a aclimatarse a los usos y costumbres de la isla.
En parte producida por la secretaría de turismo de Chipre, la película evita ser un panfleto promocional demasiado alevoso, pero sí recurre, como muchos otros films del subgénero “romance de verano en pintoresco pueblo europeo”, al mecanismo narrativo de transformar a los personajes locales en caricaturas sin demasiadas facetas ni dobleces. El choque cultural entre el neoyorquino hosco y los afables chipriotas siempre está al borde de la exageración, aunque también sea un campo fértil para los pasajes más divertidos del film.
La directora y guionista Stelana Kliris logra unificar los diferentes tonos del relato para sumar una efectiva comedia romántica a la larga lista que ofrece la plataforma. Menos ambiciosa que proyectos con reconocidas estrellas como Reese Witherspoon y Ashton Kutcher (Tu casa o la mía) o Nicole Kidman y Zac Efron (Un asunto familiar) y más realista que las muchas películas de romances navideños o vacacionales que se producen al por mayor, lo cierto es que Al borde del abismo, con sus modestos -sensatos- 90 minutos de duración resulta un entretenido relato que aprovecha bien su vista panorámica.
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