Muertos para mí: una amistad muy poco convencional
Muertos para mí (Estados Unidos/2019) / Creadora: Liz Feldman / Elenco: Christina Applegate, Linda Cardellini, James Marsden, Max Jenkins, Sam McCarthy / Disponible en: Netflix / Nuestra opinión: muy buena
Jen Harding (Christina Applegate) y Judy Hale (Linda Cardellini) se conocen en un grupo de autoayuda para sobrellevar el duelo. La primera lidia con la muerte de su marido –atropellado por una persona que se dio a la fuga– y la segunda está atravesando una etapa muy traumática sobre la que le cuesta abrirse.
Ese encuentro inicial que plantea Muertos para mí, la comedia negra de Liz Feldman producida por Applegate, Will Ferrell y Adam McKay, es tan simple como brillante, una suerte de meet-cute propio de las screwball comedies. Por un lado, tenemos a una mujer que canaliza la angustia a través de ataques de ira y, por el otro, a una joven más descontracturada, espiritual, la compañía ideal que Jen (sin saberlo) anhelaba encontrar.
El primer capítulo se centra exclusivamente en cómo esa conexión instantánea entre ambas mujeres deriva en una profunda amistad que desafía los parámetros convencionales. Si bien su vínculo es muy reciente, ninguna tiene problemas en considerarse esencial para la otra, e inmediatamente captan cuál es la carencia que la otra necesita suplir.
En este aspecto, Muertos para mí esboza una lectura sobre el engranaje del duelo que resulta fácilmente identificable: las personas que sufrieron una pérdida pueden comprenderse en un nivel que es inaccesible para otros. Por lo tanto, Feldman construye secuencias que van del humor negro al dramatismo –dos tonos que maneja sin trastabillar– mediante las cuales resalta hasta qué punto dos figuras tan opuestas se unen a partir del dolor.
Si bien Muertos para mí puede ser fácilmente comparada con Grace & Frankie, y –en menor medida– con Big Little Lies, la serie alcanza autonomía gracias a las vueltas de tuerca que caracterizan a cada uno de los diez episodios, y a la extraordinaria dinámica que logran sus protagonistas.
Applegate brinda una de las mejores actuaciones de su carrera con un papel muy personal para ella, y es sencillamente un torbellino en un rol complejo que no busca empatía. Cardellini, por otro lado, finalmente obtiene un personaje a la altura de su subvalorado talento, y se convierte en el corazón de una comedia que no solo muestra la evolución de una peculiar amistad, sino también la resiliencia de dos mujeres que desafían el patriarcado.
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