Un personaje que resiste
El cuarto capítulo de Terminator no defraudará a sus muchos seguidores
Terminator: la salvación ("Terminator Salvation", EE.UU./2009). Dirección: McG. Con Christian Bale, Sam Worthington, Antón Yelchin, Moon Bloodgood y otros. Guión: John Brancato y Michael Ferris. Fotografía: Shane Hurlbut. Música: Danny Elfman. Presentada por Columbia. Hablada en inglés. Duración: 113 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años, con reservas.
Nuestra opinión: buena
Terminator, ese personaje que consagró en el cine a James Cameron y le dio el espaldarazo definitivo a Arnold Schwarzenegger, además de recaudar cifras millonarias en sus anteriores producciones, seguía siendo tentador para los productores norteamericanos, y así nace la cuarta versión de esta saga que, sin dudas, y como lo dejan entrever sus escenas finales, proseguirá en la pantalla.
La acción se sitúa en 2018, cuando el día del juicio final ha pasado y en su proceso dejó en ruinas a la civilización moderna. Un ejército de terminators, máquinas siempre dispuestas a matar, deambula por el paisaje postapocalíptico exterminando o recolectando a los humanos que se esconden en los desiertos y en los recovecos de las desoladas ciudades.
Sólo John Connor, un hombre cuyo destino personal siempre estuvo ligado con el destino general de la humanidad, sabía que el juicio final estaba cerca. En esos momentos, el mundo se encuentra en el umbral de un futuro que Connor venía anunciando desde siempre. Pero algo nuevo ha sacudido la fe que él tenía en la posible victoria de la humanidad: la aparición de Marcus Wright, un extraño proveniente del pasado cuyo último recuerdo no es otra cosa que haber sido condenado a muerte antes de despertar en este nuevo y extraño mundo.
Connor debe descubrir si Marcus es confiable, pero mientras Skynet, esa red artificial que controla a los terminators, se adapta a nuevas estrategias a fin de acabar de una vez y para siempre con los grupos de sobrevivientes que formaron una resistencia al ocultarse en búnkeres subterráneos, los dos heroicos personajes centrales deberán hallar algún punto en común para oponerse al violento ataque de Skynet y sus mortíferas chatarras asesinas.
El mismo enfrentamiento
Así comenzará, pues, un encarnizado enfrentamiento en el que los dos bandos se disputarán la primacía de demostrar si la humanidad continuará existiendo o si el planeta será regido por esos seres sedientos de fuerza y de poder. Esta cuarta presentación de la saga reitera aquellas luchas que ya se habían visto en las tres versiones anteriores, aunque aquí el personaje central, ese Marcus que vendió su alma al diablo cuando, condenado a muerte, aceptó ser un renacido muchos años después para convertirse en un hombre inmortal, capta con más calidez la tortuosa personalidad que tanto Cameron como Schwarzenegger le habían otorgado al defensor de la humanidad.
Pero más allá de esta historia que se inserta en los tan conocidos laberintos de la ciencia ficción, el director McG, que hizo su debut de realizador en Los ángeles de Charlie , demostró manejar con indudable soltura y permanente nerviosismo las escenas de acción, que ocupan la mayor parte del metraje del film y contó, además, con un grupo de ingeniosos expertos en efectos especiales que hacen subir el tono de la por momentos enredada madeja del guión. Tanto Christian Bale como Sam Worthington aportaron la suficiente capacidad para manejarse en sus respectivos papeles protagónicos, mientras que el resto del elenco supo apoyarlos con indudable entusiasmo.
Los seguidores de Terminator, pues, no se sentirán defraudados ante esta nueva presencia en la pantalla grande de tantas batallas aéreas, corridas y explosiones manejadas con eficiencia por un director que, sin dudas, conoció la responsabilidad de no defraudar a ese público siempre dispuesto a seguir los rastros de esas máquinas devoradoras de hombres que, a no dudarlo, volverán a reaparecer en nuevas producciones.