Un fantástico entramado de historias extraordinarias
El cineasta Mariano Llinás, invitado de lujo al ciclo de conferencias performáticas que la directora Lola Arias está presentando los viernes y sábados en el Cultural San Martín
La última propuesta de la multifacética Lola Arias (dramaturga, actriz, directora de teatro, cantante, curadora y se podría continuar con la enumeración) es el ciclo Mis Documentos. En él, un artista invitado del mundo del teatro, las artes visuales o el cine realiza una conferencia performática de una investigación, un diario o un relato de carácter íntimo. La narración se complementa (o puede hacerlo) con registros fílmicos, grabaciones y/o fotos.
El viernes y sábado pasado el invitado (de lujo) fue Mariano Llinás, el talentoso director de Historias extraordinarias y Balnearios. A la hora señalada, Llinás ocupa su escritorio acompañado de su perro y del músico Gabriel Chwojnik (un artista sonoro que demuestra ser todo un personaje).
Llinás es un tipo con barba, grandote, que debe andar por los 30 y pico. Apenas se sienta, demostrando un buen manejo de los tiempos, cumple con el rito de encenderse un puro. Más adelante, pondrá los pies sobre el escritorio para leer de su laptop un texto suyo mientras el perro lo observa. La foto es perfecta. El director, devenido en conferencista, parece trabajar la perfecta línea del estereotipo del creador que indaga, meticulosamente y con un dejo de voz grave, en su propio mundo interior. Quizá Llinás sea así. O, quizá, responda a una cuidada elaboración de ese personaje que está decidido a iniciar su propio viaje inspirado en el relato de otros navegantes. La distancia entre una presunción y la otra echa luz sobre la delicada línea que separa lo ficcional de lo real.
Cuando Lola le comentó la idea de sumarlo a este viaje performático parece, así lo cuenta ella en la introducción, que él dijo: "Todo esto es muy moderno para mí, no entendí nada". Al parecer, ella respondió: "No, es muy simple, es lo que hacés en tus películas".
Ya en el juego narrativo, Mariano cuenta la historia de un vapor que, en 1857 y aprovechando una inundación que cubrió buena parte de la geografía pampeana, partió del puerto de Buenos Aires, bajó por el Río de la Plata hasta la bahía de Samborombón, subió aguas arriba el Salado y, entre territorios que antes estaban dominados por los pastizales, las vacas y las historias de paisanos, llegó hasta la mismísima laguna de Chascomús. O sea, la imagen de un barco navegando sobre la llanura. "Repito" –repite Llinás–, "un barco navegando sobre la llanura." Así de increíble. Así de extraordinario. Así de fantástico.
Su relato está apoyado en el trabajo sonoro y en documentación histórica. Pero, y ahí lo increíble, extraordinario y fantástico; surge la duda. La "apariencia" de lo verdadero inevitablemente se instala en el imaginario en manos de un creador que demostró saber confundir al espectador en el manejo de lo real y lo ficcional aunque él insista en delimitar cada terreno. Pero, claro, ¿por qué creerle?
El viaje del Vapor del Salado del Sud existió (o sólo quedaría pensar que aquí hay un complejísimo entramado de complicidades que transformaría todo esto en un trabajo de arte conceptual). El hecho en sí mismo figura en la red de redes. Claro que el mismo hecho de haber ido a comprobar aquel viaje es señal de haber caído en la red y demostrar, por elevación, la contundencia de la propuesta.
Se podrá acotar que el relato final de Llinás pierde la solidez inicial (justamente, vaya paradoja, el relato que pertenece al terreno de lo ficcional). Pero, y esto es justo señalarlo, el ciclo no está definido por las reglas de lo espectacular. De hecho, se presenta como una conferencia performática con entrada libre. El último rasgo podría interpretarse como un formato en proceso que está en experimentación. Una inquietante, y simple, experimentación sobre las múltiples formas de la representación.
Los próximos viajes en carpeta
El ciclo se presenta los viernes y sábados, a las 21, en el Cultural San Martín (Paraná y Sarmiento), con entrada libre. Este fin de semana, Gerardo Nauman y Nele Wohlatz indagarán en la experiencia de hacer una película en un pueblo misionero en el que la iglesia bautista decide lo que se puede filmar. El siguiente, la directora Beatriz Catani contará qué hizo su pareja (que falleció este año) los días previos a que ambos se conocieran.
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